Un ciclista en Alaska sobrevivió a un ataque de una osa madre gracias al poder de la amistad, más un poquito de ayuda del aerosol para oso.
Dos amigos, Alex Ippoliti y James Fredrick, estaban montando sus bicicletas en una carretera de gravilla en la base conjunta Elmendorf Richardson, una instalación militar estadounidense en Anchorage, Alaska, cuando fueron atacados por una enojada mamá osa.
Los ataques de oso son raros, pero son muy peligrosos, especialmente si una osa madre protege a su cachorro.
Alex, que era un miembro de la Fuerza Aérea y que había estado en la base ese día como parte de un programa de recreación, nunca antes se había encontrado con un oso, a pesar del ciclismo regular en la zona. Afortunadamente, estaban preparados para el ataque, según Alex.
«Teníamos spray para osos y había mucha visibilidad en la carretera cuando bajábamos. No vimos a la osa hasta que ella nos atacó. Afortunadamente tenía el spray para oso en un paquete en mi bicicleta y fue muy fácil agarrarlo desde allí», le dijo Alex a ABC News.
«Cuando lo derribó, se volvió hacia mí y pude rociarla», añadió. Aunque el aerosol causó que se escabullera por la maleza, todavía tenían que abandonar la zona lo más rápido posible a pesar de las heridas de James. Un cachorro fue visto en un árbol cercano, por lo que era evidente que se trataba de una madre oso que quería proteger a su hijo. Algo bastante peligroso.
Caminaron juntos casi 400 metros. James, sangrando, se agotó y tenía miedo de desmayarse, por lo que se detuvieron solo unos instantes a tomar un descanso y a envolver con una camiseta manga larga la herida del cuello de James, de acuerdo a Washington Post.
Unos 10 minutos después del ataque, los oficiales del parque los encontraron y llevaron a James al hospital, donde permaneció estable. Sufrió una gran laceración en el cuello y perdió parte de su músculo bíceps, informó Alaska Dispatch News. También tuvieron que darle una sutura la nariz y la ceja.
«¡Alex me salvó la vida!», exclamó James al periódico. «Estaría muerto ahora mismo sin Alex».
Hubo un par de veces que pensé que deberíamos detenernos, pero James me decía: ‘Tenemos que seguir adelante», recordó Alex. Después de unos diez minutos, ya no podíamos oír al oso. Alex entonces consiguió cubrir las heridas de James para frenar la sangre, así como llamar al 911 y recibir ayuda.
James fue llevado al Centro Médico de la Providencia de Alaska en Anchorage después de reunirse con un oficial de conservación ambiental. Afortunadamente, él se recuperó completamente.
Alex relató que su hijo encontró un oso negro al día siguiente, pero nadie resultó herido en el encuentro. «Es una percepción pero últimamente parece haber más [ataques de osos] de lo normal señaló. Todo el mundo está muy nervioso ahora», agregó Alex. «Todavía planeo andar en bici y haré lo que sea posible para estar listo y mantenerme preparado para estar a salvo», aseguró a ABC News.
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