Una ganadera con sobrepeso de California se resignó a la idea de una «mala genética» después de luchar durante años con las dietas tradicionales. Pero entonces, la joven tuvo un cambio de perspectiva.
Kiah Twisselman, de 27 años, abandonó la idea de una reforma radical de su dieta. En su lugar, adoptó pequeños y manejables ajustes a su estilo de vida, y funcionó.
Bajó de 285 libras (aprox. 130 kg) a 163 libras (aprox. 74 kg) en tan solo un año sin ir a un gimnasio.
En 2018, Kiah estaba a cargo del programa de nutrición del Kentucky Beef Council, informó People.
Inquieta por la disparidad entre su peso y su mensaje, buscó un libro: «Chica, lávate la cara» de la experta en fitness Rachel Hollis.
Kiah se inspiró en el enfoque de la autora de «cinco para prosperar» para crear hábitos saludables.
La ganadera adaptó los hábitos de Hollis a su propio estilo de vida.
Empezó a despertarse una hora antes, moviendo su cuerpo durante 30 minutos al día, bebiendo la mitad de su peso corporal en onzas de agua, escribiendo un diario, y dejando de comer alimentos que no nutrían su cuerpo.
«Mejorar tu vida no se trata de hacer un cambio drástico y aterrador de la noche a la mañana», escribió Kiah en su página de Facebook.
«Se trata de encontrarte a ti mismo donde estás y hacer pequeños cambios con el tiempo que realmente puedas seguir. Empieza por lo pequeño, mantente constante».
Entre octubre de 2018 y enero de 2019, Kiah perdió 25 libras (aprox. 11 kg). Durante los siguientes nueve meses, perdió otras 75 libras (aprox. 34 kg) a un ritmo saludable y constante.
Como ganadera, Kiah estaba encantada de mantener la carne de vacuno como alimento básico en su renovada dieta. Una porción de 3 onzas (aprox. 85 gramos) proporciona 25 gramos (aprox. 0,8 onzas) de proteínas y menos de 170 calorías, le dijo a Bored Panda.
«No seguí ninguna dieta estricta y aprendí a no ver ningún alimento como ‘malo'», dijo Kiah a Bored Panda. «Para mí, se trataba más bien de ser intencionada y planear con antelación, y comer alimentos en equilibrio y moderación».
Kiah se perdonó a sí misma por el ocasional desliz y mantuvo su atención en el objetivo final de bienestar a largo plazo. También ideó un mantra motivacional: «Voy a amar mi futuro lo suficiente como para poder presentarme y hacer lo más difícil hoy».
Cuando Kiah perdió 120 libras (aprox. 54 kg), el éxito de su viaje de pérdida de peso habló por sí mismo. Decidió convertirse en entrenadora para ayudar a otros a alcanzar sus metas.
Viviendo en el rancho ganadero de su familia en San Luis Obispo con su prometido, Brent, Kiah comenzó compartiendo videos motivacionales en su página de Instagram, así como mensajes positivos para inspirar a otros a amar la piel en la que están.
Kiah ahora dirige un programa de entrenamiento digital y de mentores a través de su página web.
Kiah describe el entrenamiento como «una parte inesperada y maravillosa de mi viaje… Solía ver mi obesidad como una maldición», añadió, «pero ahora, mirando hacia atrás, puedo decir honestamente que mi batalla con el peso podría ser mi mayor bendición de todas».
Para la joven entrenadora de fitness, mantener un cuerpo y una mente sanos es una decisión que toma cada día por sí misma, y el hecho de estar atrapada en casa durante la pandemia no ha impedido su misión.
«Mi viaje comenzó con la pérdida de peso, pero es mucho más que eso», escribió Kiah en Instagram. «Es un compromiso de por vida… El amor propio no es un destino, es una práctica».
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