Una pequeña siamesa callejera de ojos bizcos y boca grande, se destacaba en una colonia de 30 gatos sin hogar. Con esa apariencia nadie pensaría que su destino estaba por cambiar.
Sam vagaba por las calles de Tucson hasta que un día, su carita tan peculiar, cautivó a Kate Perillo, quien no dudó ni un segundo en adoptarla. «No pude resistir la cara de bobo de Sam, así que crucé el país para adoptarla y traerla a Massachusetts», le dijo Perillo a The Epoch Times.
Lo que nadie sabía es que detrás de esa carita extraña había una hermosa minina que esperaba por brillar.
Con los cuidados de su nueva mamá humana, la minina comenzó un proceso de transformación digno de película. Gracias a un tratamiento con antibióticos y corticoides, su extraña condición en el hocico, causada por una alergia, comenzó a mejorar.
«Un par de meses después, la boca de Sam parecía totalmente normal», relató Perillo emocionada. «Nunca descubrimos la causa, pero no ha vuelto a aparecer desde que la trajimos a casa». ¡Por fin esa carita confundida pudo descansar!
Pero lo mejor de todo es que, una vez recuperada y sintiéndose segura y amada, Sam dejó salir su verdadera personalidad. Y vaya que es una gata con mucho carácter. «Ella es muy inteligente y vocal, dispuesta a mantener conversaciones de ida y vuelta con los seres humanos y comunicar lo que quiere», aseguró su dueña.
¡Y también es muy mandona! Esta minina maúlla sin parar y guía a su humana hasta su juguete favorito. «Si quiere que agites la varita de plumas, maullará, te guiará hacia la varita y luego usará ambas patas para agarrarla y levantarla por el mango, mostrando exactamente lo que quiere que hagas», dijo Perillo, divertida.
El cambio de Sam es realmente inspirador. De ser una gatita callejera con una grave condición, pasó a convertirse en la reina y señora de su hogar para siempre. Una revoltosa muy amada que no para de robar sonrisas con sus ocurrencias.
Tanto así, que Perillo confiesa haberse enamorado de ella desde el primer momento. «Ver la carita tonta de Sam hizo darme cuenta de que había llegado el momento de adoptar. La amo absolutamente», le dijo a The Dodo
Después de haber perdido a su última gata siamesa y a su madre años atrás, Sam llegó en el momento justo para llenar de risas y ternura la vida de Perillo. Una verdadera historia de segundas oportunidades, donde una minina muy especial pasó de las calles a la felicidad eterna. ¿Acaso no derrite el corazón?
¡Mira cómo juega!
Crédito video: Sad Mouth Sam
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