Gimnasta olímpica de Brasil que inició su carrera en un programa social, gana medalla de plata en Tokio

Por Celeste Armenta
31 de julio de 2021 5:42 PM Actualizado: 01 de agosto de 2021 8:27 PM

Rebeca Andrade se convirtió en la primera brasileña en ganar una medalla en gimnasia artística en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Su carrera inició cuando era solo una niña y fue llevada a un programa social de iniciación al deporte en Brasil.

A sus 22 años, la brasileña Rebeca Andrade ganó el pasado jueves la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Para llegar hasta allí, la joven superó una serie de retos, que iniciaron cuando una tía la llevó al gimnasio Bonifácio Cardoso de Guarulhos, en São Paulo, Brasil, donde entrenaría de 2005 a 2010, informó el medio local G1.

Cuando Andrade fue llevada al gimnasio por su tía, tenía tan solo 4 años. Ese día, el talento innato de la pequeña la delató, y fue apodada como ‘Daianinha’, en referencia a Daiane dos Santos, la gimnasta brasileña ganadora de nueve medallas de oro en campeonatos del mundo entre 2003 y 2006.

«Esta niña, cuando estaba en Guarulhos, a los 7 años, la primera vez que vimos a Rebeca dijimos ‘va a ser ella’, ¿sabes? Llegando aquí después de 3 desgarros del ligamento cruzado, siendo la segunda mejor gimnasta del mundo. .. Esta plata vale oro para nosotros», dijo dos Santos.

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Rebeca Andrade, del equipo de Brasil, compite en el ejercicio de suelo durante la final femenina del All-Around en el sexto día de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en el Centro de Gimnasia Ariake el 29 de julio de 2021 en Tokio, Japón. (Laurence Griffiths/Getty Images)

El programa social en el gimnasio de Guarulhos, donde la gimnasta tuvo su primera formación, atiende actualmente a 5000 jóvenes entre 7 y 17 años. Además de gimnasia artística, ofrece varios deportes, como voleibol, baloncesto, fútbol, ​​balonmano y natación.

Rosa Rodrigues de 51 años, madre de Andrade y de otros 7 hijos, recordó que «Rebeca siempre fue muy traviesa desde pequeña, lo único que hacía era saltar, era muy buena en eso».

Para apoyar a su hija, Rodrigues superó muchas dificultades económicas. Durante algún tiempo trabajó como empleada doméstica, pero cuando ya no pudo «pagar las facturas», la joven gimnasta tuvo que suspender su entrenamiento.

«Pero cuando regresó, no paró. Ella fue en autobús y, cuando yo no tenía dinero, fue a pie [a entrenar], incluso con la distancia desde el lugar de entrenamiento, unas 2 horas a pie», dijo Rodrigues.

La gimnasta también recibió el apoyo de sus entrenadores cuando supieron que lo necesitaba. Ellos hicieron un calendario para llevarla al lugar de entrenamiento. Incluso el Ayuntamiento de Guarulhos dispuso un boleto único de transporte para que los atletas pudieran asistir a los entrenamientos.

El crecimiento se dio muy rápido para Andrade, y a los 9 años recibió una invitación para continuar su entrenamiento en otra ciudad. Su madre no lo dudó y la dejó partir.

«Dijeron ‘estás loca por dejar ir a tu hija’. Pero yo tuve la sabiduría y la mente abierta para dejarla seguir sus sueños. Las puertas de la casa siempre estarían abiertas para ella. Hoy veo que hice lo correcto al escuchar mi corazón», recordó Rodrigues, de acuerdo a BBC.

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Rebeca Andrade, del equipo de Brasil, compite en el ejercicio de suelo durante la final femenina del All-Around en el sexto día de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en el Centro de Gimnasia Ariake el 29 de julio de 2021 en Tokio, Japón. (Jamie Squire/Getty Images)

Antes de llegar a Tokio, Andrade tuvo que superar tres cirugías en la rodilla. Pero este jueves conquistó la medalla de plata en el concurso completo de gimnasia femenina, superada por solo 135 milésimas por la estadounidense Sunisa Lee —que se llevó el oro— y se convirtió en la primera mujer medallista olímpica de la historia de Brasil y de toda Iberoamérica.

«¡Estoy tan feliz! Soñaba con este momento y me he entrenado y he trabajado super duro para llegar a ello», dijo Andrade luego de terminar la competencia en los Juegos de Tokio. «No tengo palabras para describir lo que siento, ni lo que significa tener una medalla olímpica de plata colgada del cuello».

Para su madre, también fue un evento extraordinario: «Estoy muy orgullosa, demasiado feliz. Durante la competencia no se me ocurrió nada, pero cuando llegó la medalla, se proyectó una película. Me acordé de Rebeca a los 3 años haciendo una estrella sin una mano. Los obstáculos que había que afrontar, [pero] también me vino a la cabeza que lo hemos conseguido».

Con información de EFE


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