Guía divina hacia la verdadera libertad: La «Liberación de San Pedro»

Llegar al interior: Lo que el arte tradicional le ofrece al corazón

Por ERIC BESS
12 de abril de 2021 7:20 PM Actualizado: 12 de abril de 2021 7:20 PM

El pintor renacentista Rafael Sanzio nació el 6 de abril de 1483; moriría el día de su cumpleaños, el 6 de abril de 1520. En 37 cortos años, Rafael creó algunos de los más grandes cuadros conocidos por el mundo occidental. Aproximadamente 500 años después de su muerte, hacemos un homenaje e interpretamos uno de sus grandes cuadros.

Rafael es conocido por sus frescos que decoran las paredes de cuatro apartamentos papales en el Vaticano. Hoy veremos un fresco que ilustra la segunda sala, llamada «Sala de Heliodoro» (Stanza d’Eliodoro). Creado en 1514, el fresco se titula «Liberación de San Pedro».

«Liberación de San Pedro», 1514, de Rafael. Fresco. Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano. (Dominio público)

El arresto y la liberación de San Pedro

Según la historia, el rey Herodes perseguía a los que pertenecían a los seguidores de Cristo. Pedro fue uno de los que Herodes arrestó y encarceló.

Ataron a Pedro con cadenas y los guardias lo custodiaron. Durmió toda la noche hasta que llegó un ángel y lo despertó. La luz del ángel llenó la celda, y Pedro fue liberado de sus cadenas sin que los guardias se despertaran. Él pensó que el ángel era una imaginación, sin embargo se vistió y siguió al ángel fuera de la celda.

Al exterior de la celda, el ángel y Pedro pasaron desapercibidos por otros dos guardias antes de llegar a la puerta de la ciudad, que se abrió sola. El ángel se fue cuando Pedro salió de la ciudad, y Pedro dejó de pensar que el ángel era una alucinación. Sabía que Dios había enviado al ángel para ayudarle.

Al día siguiente los guardias buscaron a Pedro, pero no lo encontraron. El rey Herodes, enfadado, ordenó que ejecutaran a los guardias.

Detalle de la parte superior de la «Liberación de San Pedro», 1514, de Rafael. Fresco. Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano. (Dominio público)

El fresco de Rafael

Rafael representó la primera parte de la historia en el centro de la pared sobre la puerta. La escena se muestra detrás de unos barrotes metálicos que están pintados como si formaran parte del muro.

Vistiendo ropas sencillas y un halo sobre su cabeza, Pedro aparece dormido en la parte inferior izquierda de la composición. Dos guardias apoyados en la pared, uno detrás de él y otro delante, también duermen. Sus manos y pies están encadenados a los dos guardias.

El ángel acaba de aparecer y llena la habitación de luz celestial. El ángel extiende una mano hacia el cielo y utiliza la otra para despertar a Pedro.

Detalle del lado derecho de la «Liberación de San Pedro», 1514, de Rafael. Fresco. Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano. (Dominio público)

La pared a la derecha de la puerta muestra al ángel conduciendo a Pedro fuera de su celda. La luz del ángel sigue brillando con fuerza e ilumina a Pedro, las paredes y a los dos guardias dormidos con los que van a cruzarse.

Detalle del lado izquierdo de la «Liberación de San Pedro», 1514, de Rafael. Fresco. Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano. (Dominio público)

La parte de la pared a la izquierda de la puerta representa la escena final de la historia. Pedro y el ángel se fueron, y los guardias son castigados por haber dejado escapar a Pedro.

Uno de los guardias está sentado en un escalón, en la parte inferior derecha de la composición. Un soldado se inclina sobre él y señala en dirección a la celda, que ahora estaría vacía. Hacia la parte superior izquierda de la composición aparece otro soldado que está a punto de golpear a un guardia.

La verdadera libertad viene de lo divino

En la primera escena se muestra a Pedro encarcelado y encadenado con dos guardias. ¿Quién encarceló a Pedro? Fue encarcelado por el rey Herodes. Para mí, Herodes representa una resistencia a lo divino, a Dios, y sus guardias representan las cadenas que nos mantienen presos por nuestros bajos deseos. Entonces, ¿es cierto que resistirse a lo divino nos encarcela?

Algunos de nosotros nos creemos totalmente entregados a las cosas divinas, a los conceptos, etc., en nuestra vida cotidiana. Sin embargo, a menudo, si profundizamos en nuestro espíritu, descubrimos que hay más resistencia a lo divino de la que nos gustaría admitir. Curiosamente, nuestra seguridad inicial respecto a nuestra devoción nos impide encontrar y eliminar esa resistencia.

Por resistirse a lo divino, me refiero a los deseos cotidianos que nos distraen de concentrarnos en el progreso espiritual, en Dios. Me refiero al egoísmo que opaca, por la oscuridad, nuestra capacidad de ser honestos con nosotros mismos y con los demás, de amar a nuestros semejantes y de ser pacientes durante nuestros problemas.

¿Son estos deseos cotidianos y egoístas los que nos mantienen presos y alejados de la verdadera libertad? ¿Es esta sutil resistencia a lo divino, que a menudo escapa a nuestra conciencia, la que nos hace permanecer dormidos y encadenados a nuestros deseos?

Sin embargo, lo divino puede conducirnos a la libertad. Rafael representa al ángel como una fuente de luz que despierta a Pedro. Sin lo divino, Pedro hubiera permanecido dormido y lo más probable es que hubiera sido ejecutado por el rey Herodes, lo que sugiere que la vida de Pedro será socavada y tomada por lo mismo que se resiste a lo divino.

Por medio de lo divino, Pedro se «despierta» y se le conduce a la libertad. Con poco esfuerzo, el ángel —eso mismo que al inicio parecía imaginado— saca tranquilamente a Pedro no solo de la cárcel, sino también de la propia ciudad que lo aprisiona.

Todos los guardias que duermen en el centro y en la parte derecha del fresco parecen dóciles. En el lado izquierdo del fresco, los guardias tienen miedo y los soldados están enfadados. Hay una sensación de miedo y confusión, que sugiere la verdadera debilidad del egoísmo y el deseo vil comparado con el poder tranquilo y sin esfuerzo de lo divino.

¿Cómo podríamos examinar de cerca nuestra resistencia a lo divino en nuestras vidas? ¿Cómo podríamos navegar por nuestro camino y alejarnos de nuestras mentalidades y tendencias egoístas? ¿Cómo podemos permitir que el cielo nos guíe en nuestro viaje hacia la verdadera libertad?

Las artes tradicionales a menudo contienen representaciones y símbolos espirituales cuyo significado puede perderse en nuestras mentes modernas. En nuestra serie «Llegar al interior: Lo que el arte tradicional ofrece al corazón», interpretamos las artes visuales de manera que puedan ser moralmente perspicaces para nosotros hoy en día. No pretendemos dar respuestas absolutas a preguntas con las que han luchado generaciones, pero esperamos que nuestras preguntas inspiren un viaje de reflexión para convertirnos en seres humanos más auténticos, compasivos y valientes.

Eric Bess es un artista representativo activo y está realizando un doctorado en el Instituto de Estudios de Doctorado en Artes Visuales (IDSVA).


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