Aplicando la lógica convencional, Randy Bince debería estar ya en la cárcel o muerto.
Pero no está en la cárcel y ciertamente no está muerto. Él y su esposa, Christina Murray, están viviendo el sueño americano con su propio negocio de fotografía deportiva juvenil.
Una infancia en la pobreza
Aunque Bince nació en Brooklyn, Nueva York, en 1981, pasó su primera infancia en la pobreza en Haití. A los 8 años, se trasladó a Ravenswood Projects, en Queens, Nueva York, donde vivió aún más en la pobreza con sus padres y sus tres hermanos y dos hermanas (a los que no había conocido hasta entonces) en un departamento de dos habitaciones.
La plomería interior era algo nuevo para él, y tuvo que aprender a tirar de la cadena. Además, Bince compartía el departamento con bichos raros y el edificio estaba rodeado de ratas.
Como solo hablaba criollo en Haití, Bince empezó el cuarto grado sin saber inglés, pero lo aprendió bastante rápido, gracias a las clases de inglés como segunda lengua y a «Plaza Sésamo». Hoy habla con un acento estadounidense.
Las cosas empeoran
Una noche, hubo una gran pelea en el departamento entre el padre y la tía de Bince.
«Sacaron las armas y le dispararon a la gente», dijo a The Epoch Times.
Su padre acabó ingresando a prisión.
La madre de Bince regresó definitivamente a Haití, por lo que él y sus hermanos fueron enviados a vivir con sus dos tíos y su abuela en otra parte de Queens.
«La abuela era una madre de verdad», dijo Bince, siendo «la educación y la iglesia» la «base fundamental» de sus métodos de crianza. Además, uno de sus tíos era «súper estricto», y mantenía a Bince y a sus hermanos en el camino correcto, con la escuela como prioridad. Las tareas domésticas estaban en segundo lugar.
Se graduó en el instituto y, gracias a los programas de ayuda pública, pudo asistir a St. John’s University. Sin embargo, los programas no lo cubrían todo e incluso con un trabajo a tiempo parcial, no pudo hacerlo funcionar.
Bince se trasladó a un instituto comunitario, que era mucho más asequible. Aun así, sus tíos haitianos del viejo mundo no estaban contentos con que tuviera un trabajo —en su opinión, la escuela debía ser su único trabajo— y lo echaron de casa por trabajar.
«Así que bajé las escaleras, hice la maleta, salí por la puerta lateral y nunca me di la vuelta», cuenta Bince.
A los 17 años, estaba solo.
Contratado en Legends
En 1999, Bince fue contratado por Legends Photography, que fotografiaba deportes juveniles. Fue fundada por el matrimonio Chris y Nancy Minerva en 1986. Hacían fotos de equipos y retratos individuales de jugadores de deportes juveniles organizados en Long Island (donde se encuentra) y en la vecina Nueva York.
Por lo general, la temporada de primavera era de béisbol y fútbol y la de otoño, de fútbol americano y animadoras. También había equipos ocasionales de lacrosse, gimnasia y hockey sobre hielo, además de otros deportes.
Los Minerva desarrollaron un método para fotografiar a cientos de jugadores a la vez, a menudo con varias unidades que fotografiaban en varios lugares durante un fin de semana, tanto en interiores como en exteriores.
Las fotografías se podían plasmar en placas, tazas de café, tarjetas comerciales hechas a medida y una gran cantidad de otros artículos.
«Randy era como el Conejo de Energizer», dijo Nancy Minerva a The Epoch Times.
«Me encantaba. Me encantaba su energía», dijo Chris Minerva sobre Bince.
Bince describió sus habilidades fotográficas en ese momento como «absolutamente nulas», pero al haber crecido en el entorno en el que lo hizo, era un «buen chico-soldado» que seguía las órdenes y no contestaba, que es lo que los Minerva estaban buscando.
Bince se dedicó a ir a la biblioteca y a leer libros de fotografía, así como a mirar revistas de moda que tomaba del contenedor de reciclaje de su vecino, lanzando así su carrera fotográfica.
Con el tiempo, Bince dejó la universidad y trabajó en Legends a tiempo completo. Entre temporada y temporada, cuando el negocio iba lento, Chris Minerva solía darle a Bince dinero en efectivo «directamente de su cartera» si lo necesitaba para pagar el alquiler e incluso le regaló un auto.
En Legends conoció a su compañera de trabajo Christina Murray, cuya primera impresión de él fue la de «un buenazo», ya que no se sintió inmediatamente atraído por él. En aquel momento, Bince no tenía ni idea de cómo este trabajo cambiaría en gran medida el curso de su vida para mejor.
La era digital
Cuando Bince empezó a trabajar en Legends, eran los últimos días del cine. A medida que el mundo hacía la transición a la fotografía digital, también lo hacía Legends. Así que Bince aprendió a disparar y editar fotografía digital desde sus primeros días.
Bince y Murray se casaron en 2015, y él se convirtió en padrastro de la hija de ella, Kaylee. Han tenido dos hijos juntos, Abigail y Nathan.
Con el tiempo, supieron todo lo necesario para dirigir y poseer la empresa. Para reunir capital, Bince vendió todos los objetos personales que pudo y pidió dinero prestado a amigos y familiares. Él y Murray compraron Legends a los Minerva en 2017.
Su primera orden de trabajo fue llevarla al siglo XXI, sustituyendo gran parte de lo que se hacía en papel por alternativas digitales, lo que ahorró horas de mano de obra. También contrataron a un gestor de equipos a tiempo completo para actualizar los elementos antiguos y desgastados con equipos de nivel profesional.
El paso siguiente fue captar más clientes, a menudo a través de las redes sociales, lo que consiguieron.
«MyStile» es su estilo
Aunque Legends hace fotos limpias y profesionales, todos los padres tienen un teléfono móvil con cámara y pueden hacer fotos «suficientemente buenas» para sus propósitos. Bince sabía que tenía que hacer fotos que nadie más pudiera hacer y hacerlas tan deseables que los padres y entrenadores tuvieran que tenerlas.
Inspirándose en otro fotógrafo, el estilo que desarrolló es de alto contraste con mucha actitud. En lugar de hacer sonreír al sujeto, le dice: «Pon tu cara de juego». Esto, combinado con un fondo negro azabache o una locación de aspecto urbano, da como resultado los equipos de softball femenino de 11 años con el aspecto más feroz que jamás hayas visto.
Bince también combina gráficos personalizados con las fotos para que las jugadoras puedan tener su posición y número incluidos en el diseño. También hace fotos compuestas del equipo, mezclando los retratos individuales en un gran póster.
A los jugadores les encanta, a los padres también y a los entrenadores también. Bince llama al método «MyStyle» y ha registrado el término.
Una bendición disfrazada
A medida que se acercaba la temporada de primavera de 2020, Bince y Murray esperaban tener una temporada de éxito (con todos los clientes recién adquiridos) hasta el punto de tener que contratar más personal y comprar más cámaras.
El cierre de COVID-19 puso fin a eso.
«Estuvimos a un paso de caer por el precipicio con todos los demás», afirma Bince.
Sin embargo, el hecho de no tener trabajo y de contar con un préstamo de la SBA les dio la oportunidad de renovar el espacio de oficinas que alquilan. Derribaron paredes y techos, arrancaron suelos y empezaron de cero. Convirtieron la mitad del edificio en un estudio para su propio uso y para alquilar. Lo bautizaron como «Estudio L».
Bince y Murray no saben lo que les depara el futuro, pero dado el pasado de él como inmigrante haitiano nacido en la pobreza y su presente como copropietario de su propio negocio, hay muchas posibilidades de que sigan prosperando en Estados Unidos, convirtiéndolo en la Tierra de las Oportunidades.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí.
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.
