Dos hermanos de Filadelfia pasaron más de cuatro años dejándose crecer el pelo por una buena causa, mientras afrontaban los insultos y el acoso que esto les generó. Su objetivo era admirable: donar su larga cabellera a una organización benéfica que fabrica pelucas para los niños que han perdido el pelo.
Kaleb Tekabework, de 11 años, y su hermano Aaron, de 9, visitaron al barbero por primera vez en su vida el 4 de febrero, Día Mundial del Cáncer. A cada uno le cortaron 19 pulgadas (aprox. 48 centímetros) de pelo que donaron a Wigs for Kids, una organización benéfica que ofrece pelucas a jóvenes enfermos de cáncer, y a niños con quemaduras o enfermedades como la alopecia y la tricotilomanía.
«Me gustaba mi pelo, tenía algunas cosas positivas», dijo Aaron a The Epoch Times. «Pero también había algunas cosas negativas (…) Estuve muy contento de dejarlo ir porque sabía que iba a hacer feliz a alguien».
Kaleb coincidió, calificando el proceso de «valioso» por hacer sonreír a un niño que lo merece.
Cuando los hermanos tenían solo 7 y 4 años, y vivían en Suiza con sus padres, vieron de YouTube captó su atención. En él aparecía una niña con alopecia, Bridget, recibiendo una peluca donada que le cambió la vida.
La madre de los niños, Senafekesh, recuerda que sus hijos pidieron emocionados permiso para dejarse crecer el pelo con el mismo fin. «Les dije: ‘Sí, claro'», recuerda Senafekesh, que es enfermera. «Pero les dije (…) no es fácil dejarse crecer el pelo, y la gente se burlará de ustedes, los llamarán niñas».
Los hermanos se mantuvieron firmes, asegurándole a su madre que eran lo suficientemente fuertes.
Los insultos, los tirones de pelo y el acoso implacable llegaron; Kaleb admitió que hubo momentos en los que ambos hermanos se quisieron rendir. Pero su inquebrantable esperanza de hacer la diferencia los mantuvo firmes.
«Vamos a ver la sonrisa en la cara de una niña. Así que pensé: ‘Puedo hacerlo. Solo tengo que mantener esto un par de años más'», dijo Aaron.
Senafekesh, quien les había cortado el pelo a sus hijos toda su vida, se encargó de ayudarles a mantener sus crecientes melenas. Tanto Kaleb como Aaron iban a nadar dos veces por semana; Senafekesh recuerda los enormes nudos enmarañados y las horas de cepillado. «A veces soy yo quien se quería rendir, no ellos», confiesa.
Antes del gran corte, los dos chicos estaban nerviosos. Pero después, estaban orgullosos de su logro. Compartieron las imágenes de su visita a la peluquería en su canal de YouTube, acumulando miles de visitas y comentarios de apoyo.
Senafekesh y su marido, médico, se sintieron tan inspirados por la donación de pelo de sus hijos en el Día Mundial del Cáncer que crearon una página de crowdfunding con la esperanza de recaudar fondos para la investigación del cáncer infantil en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Addis Abeba, en su país natal, Etiopía.
Hasta la fecha, el fondo ha recaudado casi 4000 dólares.
Por su parte, Wigs For Kids permite a Kaleb y Aaron hacer un seguimiento de sus mechones donados; están impacientes por saber quién será el destinatario de su cabello.
Ambos planean volver a donar su pelo, pero antes quieren tomar un descanso para probar algunos peinados cortos.
«Definitivamente me dejaré crecer el pelo otra vez», dijo Kaleb a The Epoch Times. «Eso es un sí definitivo (…) vamos a seguir haciendo cosas y tratando de ayudar a aportar y restaurar la bondad en el mundo».
«Solo quiero decir que si lo acosan por algo que está haciendo con un propósito bondadoso, no se rinda. Siga adelante (…) y verá lo positivo y lo feliz que se sentirá después de cumplir su objetivo».
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