Un hombre de Missouri al que le diagnosticaron parálisis cerebral cuando tenía 2 años ha dado un giro a su vida con determinación y una gran perseverancia, y paso a paso, ahora es un entrenador personal certificado que motiva a otros a alcanzar sus objetivos.
«Es un gran logro», dijo Matthew Schlafly, de 24 años, de San Luis, a The Epoch Times.
Con tan solo 2 años, a Matthew le diagnosticaron diplejía espástica, un subtipo de parálisis cerebral que afecta principalmente a las piernas.
Matthew dice que para su madre la noticia fue muy más difícil de digerir, en comparación como lo fue para su padre, que es cirujano de manos. Sin embargo, ambos apoyaron al joven proporcionándole el optimismo que necesitaba para seguir adelante, y el amor y los cuidados necesarios para ayudarle a superar los retos emocionales que acompañaron su condición física.
Cuando Matthew estaba en fisioterapia, su terapeuta le recomendó a su madre buscar tratamiento para él en el Hospital Infantil Gillette, ubicado en St. Paul, Minnesota. Aunque estaba a 800 kilómetros de distancia, según Love What Matters, Matthew dijo: «valía la pena intentarlo».
En 2005, Matthew tenía solo 7 años cuando se sometió a su primera operación. Explicando más sobre el procedimiento médico, llamado rizotomía dorsal, dijo que los médicos y las enfermeras cortaron individualmente el 33.3 por ciento de sus nervios.
«La cirugía eliminó la espasticidad, pero a su vez, hizo que dejara de sentir las piernas», dijo Matthew a The Epoch Times. «Por eso tuve que volver a aprender a caminar».
Las siguientes semanas después de la operación, Matthew tuvo que permanecer en el hospital y recuperarse, y pasó allí su octavo cumpleaños.
En el transcurso del año, Matthew se sometió a terapia física y esperaba completar sus cirugías. Sin embargo, en 2007 le hicieron dos osteotomías femorales, una reconstrucción bilateral del pie y una osteotomía de la tibia derecha, ya que sus piernas no estaban rectas. Los médicos le hicieron 10 pequeñas incisiones alrededor de las caderas, las piernas y los pies para enderezar físicamente los huesos, y luego los cortaron con placas, tornillos y grapas.
La vida no fue fácil para el joven. Aparte de su condición física, tuvo que afrontar otros retos, como cuando pasaba por los aeropuertos, la TSA se le lanzaba porque hacía saltar todos los detectores de metales.
En la escuela, Matthew recibía un trato diferente de sus compañeros. Recuerda que le hacían un sinfín de preguntas como: ¿por qué no podía correr? ¿Por qué usaba palos de metal? Y a veces, ¿por qué estaba en una silla de ruedas?
«Sabía que era diferente», dice Matthew. «Era vergonzoso saber que no era igual que los demás».
En medio de sus desafíos, dijo que siempre lo elegían de último en los equipos, que tenía que depender de otros para moverse y que no era tan independiente como otros niños.
En 2012, Matthew se sometió a su última cirugía, y debido a que el músculo interior de su pierna izquierda era más fuerte que el exterior, el pie de Matthew comenzó a girar naturalmente hacia adentro. Así, le realizaron un alargamiento de tibia posterior en su pierna izquierda.
«La cirugía lo corrigió porque si no tuviera eso, me tropezaría mucho con el pie», dijo.
Matthew dice que la parálisis cerebral es una enfermedad que no tiene cura. Sin embargo, con la ayuda de las cirugías a las que se sometió en el transcurso de los años, pudo corregir al menos el 90% de su cuerpo.
En febrero de este año, Matthew se convirtió en entrenador personal certificado por la ISSA y ahora ayuda a la gente a superar sus retos. De su trayectoria para llegar a este punto, Matthew dice que empezó a levantar pesas a los 9 años.
«Ya llevo 15 años levantando pesas», dice Matthew.
Después de pasar por otros trabajos, como en el campo de la informática, la comida rápida, el comercio minorista y la construcción, sentía que no encajaba en ningún sitio. Sin embargo, cada vez que entraba en el gimnasio, siempre se sentía bien sin importar cuál fuera su estado emocional en ese momento.
«Siempre me sentía mejor haciendo ejercicio», dice Matthew. Cuando decidió empezar a estudiar para obtener el certificado de entrenamiento personal de la AISS en octubre de 2020, sintió por fin la luz.
Agradece a sus amigos y a sus familiares el apoyo que le dieron después de elegir su carrera, ya que no es algo muy convencional.
Para Matthew, la práctica de la halterofilia va más allá del cuerpo. Dice que, además del aspecto físico, también tiene una parte emocional y mental.
Añadió que, aunque la parálisis cerebral siempre hará parte de él, se siente realizado al haber superado todos los obstáculos para llegar a donde está actualmente. Cree que si no hubiera superado todo lo que hizo a lo largo de los años, seguiría en una silla de ruedas, sin poder caminar.
Para cualquiera que esté pasando por un reto físico, mental o emocional, Matthew aconseja poner un pie adelante y seguir adelante. Dice que su padre siempre le recordaba el dicho: «Pulgada a pulgada, la vida es pan comido, pero yarda a yarda, la vida es dura».
«Cuando uno piensa que le van a suceder todas estas grandes cosas, tiene que trabajar para llegar a eso», añadió Matthew. «Pero [también], recuerda siempre lo mucho que uno ha trabajado para llegar ahí».
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