A un padre que se estaba muriendo de una enfermedad pulmonar le concedieron su último deseo al poner en sus brazos a su bebé recién nacido. El padre falleció al día siguiente.
Las fotos son conmovedoras.
Christopher Stone, de 48 años, de Vance, Alabama, murió tras una batalla contra la fibrosis pulmonar el 25 de abril. Justo un día antes, a su esposa de hace seis años, Brandi, le indujeron el parto. Dio a luz a un niño, al que llamaron Christopher Coy, en honor a su padre.
Brandi pasó su tercer trimestre durmiendo en una silla del Hospital UAB junto a la cama de su marido. En las últimas horas, su esposo estaba débil y no podía hablar, pero logró sostener a su bebé y acariciar su cabeza.
Presuntamente, él escribió una nota en una libreta proporcionada por su familia para expresar lo que no podía decir: «Abracé a mi bebé, besé a mi mujer, Dios es muy bueno».
«Estaba más que bendecido y más que agradecido por todo», dijo la hija de Chris, Lillie, a NBC.
Chris trabajó como albañil toda su vida y acumuló innumerables amigos, explicó su familia. Sin embargo, la inhalación de sílice le destruyó los pulmones, causándole fibrosis pulmonar, enfisema e hipertensión pulmonar. El esfuerzo de sus pulmones, dijo Lillie, «acabó también con su corazón».
Brandi solo se separó de su esposo para dar a luz a su bebé.
«¿Puede imaginarse estar embarazada de nueve meses y dormir en una silla de hospital junto a su esposo todas las noches?», se asombró la hija de Chris, Gracie. «Ella lo hizo».
Su hermana, Christi Moore, dijo que Brandi acudió a su rescate después de perder a su primera esposa, madre de sus tres hijos mayores. Afirmó que el amor que compartían era «como ninguno». Dios sabía lo que hacía, añadió Moore, cuando llegó el bebé.
En un homenaje en Facebook, Gracie agradeció a su padre su amor incondicional y su apoyo constante, deseando que hubiera podido vivir para ver crecer a Coy, ver a su hijo Kolby graduarse y a Lillie casarse.
«Pero esto lo sé», añadió, «fui bendecida de ser suya, y de que él haya sido mío (…) Él me enseñó lo que es realmente el amor».
Cinco días después del fallecimiento de su esposo, Brandi desconsolada compartió en Facebook los últimos mensajes de texto que se enviaron el uno al otro.
«Yo no la elegí, cariño. Dios lo hizo», había escrito Chris. «Por eso nuestro amor es tan perfecto y por eso nunca morirá».
Brandi envió un mensaje: «Hemos tenido más amor en 6 años que algunas personas en toda su vida. Ya sé que nadie estará a la altura. Tuve el mejor amor. Y nunca me adaptaré».
La familia sigue agradecida porque los ojos, la sonrisa y el espíritu del esposo y padre seguirán vivos en el bebé Coy.
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