Un padre soltero sufrió una increíble transformación después de alejarse de las drogas y aumentar 63 libras de peso para poder ver a su hija.
Austin Greene, de 27 años, dijo que empezó a consumir drogas pesadas cuando tenía apenas 13 años, y éstas se apoderaron de su vida.
Sin embargo, después del nacimiento de su hija, que ahora tiene 8 años, supo que tenía que hacer un cambio para darle la mejor vida posible.
«Hubo momentos en que parecía que estaba a punto de morir», dijo Austin, de Greenfield, Ohio. «Estaba destruyendo el corazón de mi hija».
La adicción de Austin comenzó cuando empezó a beber y a fumar marihuana a la edad de 11 años, debido a que en el lugar donde creció, en Leesburg, Ohio, había una cultura de consumir drogas entre los jóvenes.
Luego se introdujo en sustancias más fuertes como la metanfetamina y la heroína cuando llegó a la adolescencia.
En agosto de 2013, el abuelo de Austin fue diagnosticado con cáncer y le recetaron opiáceos para aliviar el dolor. Austin convenció a su abuelo para que compartiera los opiáceos con él, para ayudarle con un absceso dental.
Después de la muerte de su abuelo, Austin, que es fotógrafo, empezó a sentir los síntomas de abstinencia —sudores fríos, insomnio y piernas inquietas— por primera vez.
«Sentí que podría haberme enfocado más en pasar el resto del tiempo con él, en lugar de estar preocupado por drogarme», dijo Austin. «Me sentía miserable e incómodo en mi propio cuerpo. Me sentía como si me estuviera muriendo».
El 16 de septiembre de 2013 nació la hija de Austin. Aunque estaba encariñado con ella, desafortunadamente su adicción hizo que perdiera la custodia de la niña cuando tenía 6 años.
«La idea de que mi hija me perdiera para siempre era lo que realmente me carcomía por dentro», dijo. «Empecé a descuidar a mi hija después de haber dicho siempre que no sería el padre que defraudara a mis hijos».
Además, la adicción afectó la salud de Austin en muchos aspectos. En febrero de 2019 le diagnosticaron hepatitis B y C y una grave infección por hongos en la columna vertebral.
«Estuve hospitalizado y no pude caminar durante aproximadamente seis meses. Cada centavo que recibía se destinaba a conseguir medicamentos para mi dosis», recuerda Austin. «Fui egoísta e hice lo que tuviera que hacer cada día sin tener en cuenta lo que podría hacerle sentir a quien fuera».
En noviembre de 2020, supo que tenía que hacer un cambio, así que empezó a someterse a un programa de desintoxicación.
«Cuando estaba en el proceso de desintoxicación, todos los días quería irme, pero apenas saqué las toxinas de mi cuerpo, empecé a pensar con más claridad», dijo el padre. «Entonces empecé a trabajar para entender todo lo que podía sobre la adicción».
Luego pasó seis meses en un centro de vida sin drogas y se ha mantenido sin consumir desde el 21 de diciembre de 2020.
«Cuando salí estaba súper nervioso, pero optimista al mismo tiempo», dijo.
Las fotos del antes y el después muestran que Austin ahora está casi irreconocible de su antiguo yo.
Actualmente vive con su mamá, Jamie Greene, de 50 años, y ve a su hija casi todos los días de la semana.
«Solo hay que creer en uno mismo y encontrar algo que le dé un sentido a la vida», dijo. «Nunca se rindan, y esfuércense siempre por hacer lo mejor que puedan, pase lo que pase».
Con información del personal de Epoch Times.
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