Podría ser una leyenda, pero es una historia real sobre la vida de un hombre que decidió cambiar su vida conviertiendose en un monje ermitaño de la orden ortodoxa goergiana.
Maxime Qavtaradze, un monje de 67 años, ha vivido una vida de soledad durante más de 2o años en la cima del Pilar Katskhi en la ciudad de Chiatura, Georgia (ex Union Soviética).
«Cuando era joven bebía, vendía drogas, todo. Cuando terminé en la cárcel supe que era hora de un cambio», dijo a Daily mail.
«Solía beber con amigos en las colinas de los alrededores y mirar hacia este lugar, donde la tierra se encuentra con el cielo», agregó.
Tras salir de la cárcel donde se volcó al cristianismo, Maxime sintió que debía dar un giro a su vida y decidió convertirse en monje. No solo tomó los votos en 1993, sino que ha estado trabajando para reconstruir el complejo del monasterio, la capilla y la ermita desde hace 23 años, según los creadores de «The Stylite», un documental sobre Qavtaradze y su comunidad.
Qavtaradze hace el ascenso de 20 minutos a la cima de la roca después de rezar con otros en el monasterio al pie del acantilado. Una vez que esté demasiado frágil para usar la escalera, tiene la intención de permanecer en la cima hasta su muerte, informó Huffpost.
El lugar estuvo abandonado hasta que Qavtaradze ascendió en 1993, inspirado por las leyendas de los antiguos monjes estilitas, un grupo de antiguos ascetas cristianos que pasaban largos períodos de tiempo sentados o de pie en la cima de estrechos pilares.
El más conocido de estos monjes ascetas fue San Simeón Estilita, que permaneció sentado sobre una columna durante treinta años; aunque el récord se cree fue del estilista del siglo VI San Alipio, quien se mantuvo en la columna durante 67 años, y los últimos catorce años permaneció acostado porque sus pies no podían soportar su peso.
La pequeña iglesia del Pilar Katskhi fue utilizada por los cristianos estilita del siglo VI-VIII, con la intención de mantener a los monjes alejados de las tentaciones mundanas, pero tras la invasión otomana de Georgia en el siglo XV, la comunidad religiosa se vio obligada a abandonar el lugar, agrega La Voz del Muro en su publicación.
“Durante los dos primeros años no había nada aquí, así que dormí en una antigua nevera para que me protegiera de la intemperie”, contó el monje.
Poco después del colapso del comunismo y el subsiguiente resurgimiento de la religión en Georgia. Qavtaradze decidió vivir sobre el pilar. Limpió el lugar, arregló la iglesia, y su presencia reactivó la comunidad de la zona, dándoles inspiración con su fortaleza.
Como resultado, en el sitio ahora hay una comunidad religiosa en la base del pilar. Sus seguidores le envían suministros a través de una grúa manual, y él solo baja dos veces por semana para orar con ellos por una escalera de casi 40 metros que le toma unos 20 minutos descenderla.
Los hombres con problemas en sus vidas vienen a quedarse y piden orientación a Qavtaradze, y a los jóvenes sacerdotes que viven en el sitio. Ellos son alimentados y alojados con la condición de que se unan a los sacerdotes para rezar alrededor de siete horas por día, incluso a partir de las 2 am, según Daily Mail.
Desde entonces, Qavtaradze pasa sus días orando, leyendo y preparándose para encontrarse con Dios. “Necesito el silencio. Es aquí arriba, en el silencio, donde puedes sentir la presencia de Dios», dijo.
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