Un hombre de Uganda ofrece a niños sin hogar la esperanza de un futuro brillante. No solo enseña a estos acróbatas potenciales a dar volteretas de estilo gimnástico, sino que también los guía para que eviten las malas compañías y busquen la bondad para desarrollar todo su potencial. Sueña con que estos niños se conviertan algún día en olímpicos profesionales y enriquece sus vidas con el regalo de la educación.
Eries, de 22 años y originario de Kampala, es un acróbata e intérprete que abandonó la escuela sin ninguna titulación. Pero dedica todo su tiempo libre a enseñar a estos niños a realizar acrobacias básicas como volteretas y volteos. Empezó a entrenar en 2020, durante la pandemia, cuando se quedó sin trabajo. Pronto descubrió que los niños son realmente buenos en eso.
La falta de instalaciones no detiene a estos aspirantes a acróbatas. El joven entrenador ha demostrado ser infinitamente ingenioso y práctico, fabricando equipos de gimnasia con neumáticos de coche, sacos de arena y viejos trozos de espuma, y llevando las sesiones a cualquier lugar que pueda. Uno de esos lugares es un vertedero local.
«Muchas veces, la gente que ve nuestros videos no puede creer que entrenemos en el vertedero y no en un gimnasio adecuado», dijo Eries a The Epoch Times. «Pero, en realidad, nos proporciona aterrizajes más suaves, especialmente para los principiantes; allí pueden aprender rápidamente. No puede causar muchos daños o lesiones a los niños. El lugar puede parecer desagradable para algunos, pero es bueno».
La gimnasia aún no está popularizada en Uganda, y el año pasado Eries y sus amigos fundaron una organización para promoverla, Kataka Arts. Su objetivo es participar en los Juegos Olímpicos. En la actualidad, están tratando de conseguir apoyo para crear unas instalaciones básicas que impulsen su entrenamiento.
Kataka Arts cuenta actualmente con cinco chicos y una chica en el equipo de entrenamiento.
«Nuestros chicos están dispuestos a hacer todo lo posible para llegar a ese nivel de competir en las Olimpiadas con otros países», dijo.
Por ahora, sin embargo, las acciones de este inspirador entrenador ya están obrando milagros con estos gimnastas en ciernes, muy desfavorecidos. Varios de los niños que aprenden a dar volteretas proceden de la calle; algunos no tienen padres; y la mayoría no están en buenas condiciones, de una forma u otra. Sus edades oscilan entre los 6 y los 15 años, y todos son de Kampala.
Antes de 2020, Eries enseñaba a los niños de la calle a hacer malabares. Cuando los espectáculos que había programado se cancelaron durante los cierres, se encontró sin nada que hacer y comenzó a entrenar seriamente a los niños.
Utilizando TikTok, Instagram y videos de YouTube para inspirarse e instruirse, el grupo se puso a trabajar. A menudo, entrenan durante cinco o seis horas al día en su improvisado gimnasio al aire libre. Todos ellos trabajan duro y son estrellas, según el orgulloso entrenador.
«Disfrutan mucho y están motivados. Les gusta mucho», dice.
Aunque a veces los chicos se caen y se lesionan, Eries les atribuye el mérito de ser duros: «Nuestros chicos son fuertes».
(Cortesía de Eries)
Como algunos de los niños no tienen casa ni cuidadores, Eries y sus amigos hacen lo que pueden para proporcionarles un lugar donde quedarse y darles de comer después de los entrenamientos. Como no reciben financiación, se enfrentan a problemas de gastos, pero hacen lo que pueden con lo que tienen y con las donaciones que reciben.
Eries dijo: «Al enseñarles, les ayudamos a adquirir algunas habilidades; algunas habilidades mentales y físicas. Y les ayuda a mantenerse alejados de las malas acciones, de salir a recoger chatarra en las carreteras, y de caer en grupos de pares y matones malos. Todo eso.
«Les aconsejamos, de muchas maneras. Estamos aquí para decirles que no hagan cosas malas, y para animarles a que empiecen a ir a la escuela.
«Este viaje, realmente significa mucho para mí. He aprendido muchas cosas sobre cómo manejar a los niños, porque algunos tienen mentalidades diferentes, y otros tienen problemas de comportamiento».
En agosto de este año, el equipo participó en los Campeonatos Nacionales Junior, la primera competición real de gimnasia en Uganda. Compitieron siete clubes, y el suyo quedó en segundo lugar. Los espectadores, que no habían visto antes unas volteretas y unos trucos tan impresionantes, quedaron asombrados.
El gran sueño de Eries es elevar la gimnasia de su país al nivel olímpico. Pero antes de eso, dijo, su equipo sigue necesitando lo esencial, como unas instalaciones de entrenamiento, y le gustaría que los simpatizantes y la gente se acercaran a apoyarles.
«Actualmente, nuestro objetivo es conseguir las instalaciones de entrenamiento», dijo. «Queremos elevar este deporte en nuestro país, y también llevarlo a otro nivel».
Mientras tanto, seguirá preparando el terreno en el que entrenan con madera blanda, para que los niños tengan al menos un aterrizaje más suave.
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