Cuando un adolescente de Carolina del Norte obtuvo un puesto de trabajo en la cadena de restaurantes Chick-fil-A en 2006, después de trabajar un mes supo lo que quería hacer en su vida.
Soñaba con algún día tener una franquicia de Chick-fil-A en su ciudad natal, Greensboro.
Después de 15 años de viajar y trabajar en restaurantes a cientos de kilómetros de su casa, ese sueño está a punto de hacerse realidad.
Andrew White tenía solo 16 años cuando se unió al equipo de Chick-fil-A en su local de Wendover.
En 2012, el graduado de Ragsdale High se trasladó a Raleigh para ser gerente general de un par de restaurantes, luego en 2015 él y su famili se mudaron a Milwaukie, Wisconsin, para ayudar a un operador de la franquicia.
En 2018, White se mudó de nuevo, esta vez a Iowa, y tuvo su primera oportunidad de ser propietario y operador en Coralville, a las afueras de Iowa City.
Pero White y su familia siempre habían soñado con tener su propio restaurante Chick-fil-A en su ciudad natal de Greensboro, aunque nunca se imaginaron que su sueño se hiciera realidad.
El próximo mes, White cumplirá su deseo después de abrir su propia franquicia en el centro comercial Grandover Village, a pocos kilómetros de la casa en la que creció.
«Es irreal, es realmente un regreso a casa», dijo White a CBS durante la ceremonia de colocación de la primera piedra. «Cuando nos fuimos en 2015 y nos mudamos a Wisconsin, no nos imaginamos que existiera la posibilidad de regresar a Carolina del Norte. Aunque teníamos ese deseo y nos encantaba la idea, no creíamos que fuera a ser posible».
Para todos aquellos que aspiran a un propósito en la vida, White compartió un mensaje:
«Creo que mi consejo para todos es que persigan sus sueños. De verdad, todo es posible», dijo.
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