Un hombre de California, que trabajaba como entrenador personal, se perdió en la adicción al alcohol. Sin embargo, tocar fondo le dio una nueva perspectiva. Hoy lleva tres años sin beber y es una inspiración para su familia y muchas personas.
«No debería estar aquí en este momento», dijo Jerold Maghoney, según el blog de la Universidad del Valle de San Joaquín. «No se le promete a nadie un mañana».
Jerold probó por primera vez un sorbo de cerveza a la edad de 12 años en un viaje de pesca con su padre. Al crecer rodeado de la adicción, Jerold continuó bebiendo de adolescente, y el alcohol terminó convirtiéndose en un mecanismo diario para afrontar la situación.
«Beber me hacía sentir bien conmigo mismo», dijo Jerold, cuyos amigos lo llamaban «Jerry» en ese momento. «Estaba luchando contra la obesidad, y todo el mundo se burlaba de mí».
Beber redujo las resacas perpetuas de Jerold, y a los 26 años, bebía más de un quinto de vodka al día.
«No podía dormir más de cinco horas sin empezar a tener síndrome de abstinencia», admitió. «Me despertaba temblando, empapado, y me tomaba tres o cuatro tragos para relajarme lo suficiente como para volver a dormir».
Al llegar a las 260 libras (aprox. 118 kg), con diabetes y pancreatitis, Jerold fue abandonado por sus amigos. Avergonzado por el estado en que se encontraba, ocultó su hábito de beber y recurrió a las líneas telefónicas de ayuda al suicida para obtener apoyo.
El 18 de agosto de 2017, Jerold supo que su cuerpo no podía aguantar ni un momento más. Apenas consciente, se dirigió a una sala de emergencias. Los médicos lo pusieron en un coma inducido médicamente, con un respirador, con la esperanza de salvar su vida.
Jerold estuvo en coma durante los siguientes 13 días.
Vigilado por sus padres, su hermana y su tía, se sumergió en vívidos sueños, creyendo que había muerto. «Creí que estaba muerto y en el infierno», recuerda de esos días.
En el transcurso del mes siguiente, le quitaron parte del páncreas y finalmente fue enviado de nuevo a casa, con 100 libras menos de peso (aprox. 45 kg) y, milagrosamente, sobrio.
Dejando atrás al «Jerry» de sus días de bebedor, el alcohólico reformado decidió llamarse «Jerold» mientras reconstruía su vida.
Ayudar a la gente es parte de su familia; por lo tanto, para Jerold, seguir una carrera en el campo de la medicina fue el siguiente paso. Como vivía cerca de la Universidad del Valle de San Joaquín en Modesto, se acercó y se inscribió en un programa de asistencia médica.
Pronto descubrió que el campus era un lugar perfecto para mejorar.
«No aprendo con solo poner un libro delante mío; quiero hacerlo yo mismo», explicó. «Me gusta moverme, hablar con la gente. No tengo miedo de nada (…) ¡Estoy muy feliz de estar vivo!».
Jerold fue incluido en la Lista del Decano por sus logros académicos tan solo tres meses después de tener una asistencia perfecta a las clases. La Decana de Servicios Estudiantiles, Tina Husman, le pidió que se convirtiera en mentor de sus compañeros, dado que él es «sociable», dijo.
«[Los demás] ven lo lejos que ha llegado, y siempre está dispuesto a compartir y escuchar a los demás», explicó Husman. «Está extremadamente comprometido en su búsqueda de una educación y mejorar su vida».
La madre de Jerold, Nikki, y su padrastro lo apoyaron en su aventura académica. Otra fuente de apoyo e inspiración ha venido del amor de su vida.
«Es como si la conociera de toda la vida», dijo Jerold de su prometida, Elle Lewis, con quien ha compartido su viaje para dejar el alcohol desde las primeras semanas de su relación. «No puedo creer que se haya quedado. Me eligió por mi corazón y sabe cuánto la amo».
El 18 de agosto, Jerold celebró tres años de sobriedad con un posteo en Facebook. «Es difícil de creer dónde estoy hoy considerando de dónde vengo», escribió. «Miro atrás y me doy cuenta de lo cerca que estuve de la muerte, y me despierto para siempre agradecido de que Dios me haya dado una segunda oportunidad para corregir todos los errores de mi vida».
Jerold, que está escribiendo un libro sobre su experiencia y espera que su historia llegue a la gente necesitada, y que permita a otros elegir una vida mejor.
Por otra parte, Jerold dijo a The Epoch Times a través de las redes sociales que se está recuperando de su tercera cirugía en el estómago.
El 12 de diciembre, Jerold tuvo otra cirugía de emergencia para extirpar su apéndice y se está recuperando bien de eso también.
«Todo es parte del plan de Dios para mí», dijo. «Él todavía me está arreglando para que pueda hacer el bien en esta tierra. Tengo asuntos pendientes».
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