Un hombre se casó con su novia de la infancia después de alejarse por 22 años. Él le propuso matrimonio con el mismo anillo de compromiso que le dio cuando tenían 15 años.
Helen Marshall, de 41 años, y Graeme Richardson, de 42, de Wasdale, de Cumbria, Inglaterra, se conocieron en el colegio y se admiraban mutuamente antes de enamorarse perdidamente en la adolescencia.
Graeme era muy popular entre las chicas y a todos los chicos les gustaba Helen, pero ninguno de los dos se atrevía a pedirle una cita al otro.
Sin embargo, un día de suerte, un amigo de Helen le prometió una barra de chocolate si se atrevía a invitar a Graeme a salir.
«Me sorprendí mucho cuando ella me invitó a salir», dice Graeme.
El romance floreció desde el primer día y se convirtió en amor verdadero mientras paseaban por el Distrito de los Lagos y se sentaban junto a las pintorescas aguas. Después de nueve meses de paseos románticos y fiestas de la escuela, el joven Graeme se arrodilló y le propuso matrimonio.
Graeme trabajó duro los fines de semana a cambio de 3 libras (aprox. 4.25 dólares) la hora para comprarle a Helen un anillo de compromiso de diamantes.
«Lo había visto en la vitrina de Goldsmiths en Penrith y sabía que quería comprárselo a Helen», dijo Graeme. «Trabajé muy duro para ahorrar para este».
«Fue una cantidad considerable de dinero, pero ahora no recuerdo exactamente cuánto».
En ese momento, el amigo de Graeme pensó que estaba loco por hacer eso, pero Graeme estaba tan enamorado de Helen que simplemente lo hizo.
Sin embargo, sus padres estaban preocupados porque los dos eran demasiado jóvenes.
Graeme tenía 16 años cuando se fue a la universidad en Penrith, a 50 millas de distancia, en 1994. Intentó mantener el contacto recorriendo a pie los 30 minutos de ida y vuelta a la cabina telefónica, pero Helen solía estar fuera o haciendo sus deberes cuando él llamaba. Helen le escribía cartas, pero nunca llegaban, y sumado a que la familia consideraba que eran demasiado jóvenes para casarse, terminaron distanciándose.
Helen conservó el anillo y lo usó durante varios años hasta que lo guardó en un joyero. También le había comprado a Graeme un anillo de compromiso pero, desafortunadamente, desapareció con una de las cartas.
Al igual que en la película «El diario de Noa», sus cartas de amor nunca llegaron a su destino, y ellos siguieron sus vidas por separado.
Helen, que trabaja como enfermera, estuvo casada durante 16 años y tuvo cuatro hijos: Jess, de 22 años, Leo, de 18, Martha, de 12, y Nancy, de 8. Mientras que Graeme, escultor de piedras para construcción, tenía una pareja de larga duración desde hace 17 años, y dos hijos, de 19 y 15 años.
Ambos eligieron educar a sus familias en el pueblo natal de su infancia, y Graeme dijo que solía reducir la velocidad cada vez que pasaba por el lado de Helen.
«Solíamos vernos en el colegio de nuestros hijos», recuerda Helen. «No podíamos hablarnos ni establecer contacto visual».
Durante todos esos años, iban por separado a la silla junto al muelle que había sido su lugar especial. Helen suspiraba y Graeme se sentaba a reflexionar, sin que ninguno de los dos supiera que el otro también lamentaba la pérdida de su relación.
Sin embargo, ambos albergaban la secreta esperanza de que su alma gemela apareciera mientras estaban en el lugar.
«Vivíamos a cinco kilómetros el uno del otro», dijo Helen. «Me alejé durante algunos años, pero no más de cinco».
Graeme y su pareja se separaron en 2015, y el matrimonio de Helen terminó en 2016. Finalmente, Helen contactó a Graeme en Facebook, con la esperanza de entablar tan solo una amistad.
«Me emocioné mucho cuando Helen me envió un mensaje», dijo Graeme.
Los dos se pusieron citas para ir de paseo, y en uno de ellos se besaron. Poco después, los paseos se hicieron más frecuentes, y ninguno de los dos puede precisar el momento en que comenzó formalmente su nueva relación, pero ambos dicen que sintieron que era perfecto.
Graeme le propuso matrimonio a Helen, por segunda vez, escribiendo la pregunta en la arena de una playa de Croacia durante unas vacaciones en 2018.
«Fue un momento muy hermoso», dijo Helen.
Se escaparon, y solo se lo contaron a su familia cercana el día antes de casarse, el 17 de abril de 2021. «Se lo dije a mis dos hijas mayores el día anterior, y él se lo dijo a sus dos hijos, pero además de ellos solo mis padres lo sabían», dijo Helen.
Los únicos invitados a la boda fueron los padres de Helen, Marilyn, de 68 años, y Clark, de 66, y lo celebraron con hamburguesas y champán.
«Me siento la mujer más afortunada del mundo», dijo Helen. «De verdad».
Graeme coincidió con el sentimiento.
«Me siento muy orgulloso de tenerla», dijo. «Como si realmente hubiera logrado algo grande».
Los dos expresaron que ahora están contentos y sienten que están «en casa».
«Somos la otra mitad del otro», dijo Helen, que ahora vive con Graeme en la granja familiar. «Él es mi alma gemela y yo la suya».
«Es una verdadera historia de amor feliz», concluyó Helen, y Graeme añadió: «Simplemente se siente como el final correcto (…) Ahora que estamos casados toda la dificultad y la pena han desaparecido».
Los amigos de Graeme se sorprenden al verlo tan feliz y contento.
Con información del personal de Epoch Times.
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