Al despertarse después de ser atropellado por un camión mientras conducía su motocicleta en Kona, Hawái, Dustin Reynolds sintió el muñón de su brazo izquierdo lleno de sangre, y al instante vio el duro camino que le esperaba, dijo. Supo que el resto de su vida no sería fácil.
Con el teléfono móvil en la mano derecha, tuvo que tomar una decisión, y eligió vivir.
Desde el accidente de 2008, Reynolds ha atravesado muchas tormentas tanto reales como figuradas. Superando la bancarrota, aprendió a navegar y ahora asegura ser el primer hombre doblemente amputado que ha dado la vuelta al mundo.
«No tenía ninguna perspectiva de trabajo decente, y al azar encontré una página web de gente que batía récords navegando alrededor del mundo en solitario», explicó Reynolds, de 43 años, a The Epoch Times. «Como no había ningún doblemente amputado en la lista, decidí cambiar eso».
El hombre vendió su furgoneta de limpieza de alfombras y su barco de pesca por 12,000 dólares y compró un yate usado de 12,000 dólares —un Alberg 35 destartalado de 1968, que le dejaba 20 dólares— y empezó a aprender a navegar desde cero en YouTube.
Dice que ocultó su inexperiencia a sus preocupados amigos y familiares, y enseguida contó con su apoyo.
Reynolds zarpó el 18 de junio de 2014, en su primer viaje en solitario de 940 millas hasta Palmyra. No regresaría sino hasta dentro de 7 años y medio.
«Empecé en Hawái y navegué por 36 países», dijo. «Estuve un año y medio en el Pacífico Sur, dos años y medio en el Sudeste Asiático, un año en África, dos años y medio en el Caribe y el Atlántico, y luego Galápagos y Marquesas de regreso a casa».
Por el camino, tuvo que averiguar cómo arreglar todo con las herramientas que tenía a bordo —en un barco rodante, solo, con una mano—, fue un gran reto, dijo.
«Me costó un poco de tiempo convertirme en un navegante eficiente, pero al final se convirtió en una rutina», añadió Reynolds. «Los mayores retos se presentaron cuando las cosas se rompían en el mar, y a menudo lo hacen».
Para aumentar los obstáculos, había piratas en las Islas Salomón.
«Pude ahuyentarlos», dijo a Fox6. «Les grité. Tenía un foco. Les dije: ‘Tengo una pistola. Voy a dispararles’. En realidad no tengo un arma en el barco, pero ellos no lo sabían, así que pensaron que sí, y saltaron al agua y volvieron a subir a su barco».
Reynolds finalmente regresó a South Point, Kona, el 5 de diciembre de 2021, después de haber estado en el mar durante la mayor parte de la pandemia. «En total he navegado más de 35,000 millas en solitario durante 7.5 años», dijo.
Además de adquirir impresionantes habilidades que sorprenderían a la mayoría de los marineros experimentados —aprender a enroscar y colar una mayor en el mástil o atar un rizo en la botavara con un solo brazo—, Reynolds también cambió su mentalidad gracias a su odisea.
«Como la mayoría de la gente, estaba muy ocupado con el trabajo antes de empezar mi viaje», dijo. «Poder detenerme y pasar tiempo con la gente durante mi viaje fue realmente especial. Pasar tiempo solo en el mar también fue especial. He pasado más de 300 días solo en el mar. Estar solo con los pensamientos durante largos periodos de tiempo es algo meditativo».
«Este mundo es un lugar increíblemente seguro y amoroso en general», añadió. «Toda la división que vemos en la televisión u otros medios de comunicación suele desaparecer cuando nos sentamos a la mesa con alguien».
Reynolds dijo que comprendió lo que significa superar las calamidades en la vida.
«Para la gente que está librando una batalla, mi único consejo es que casi siempre se puede mejorar», dijo al periódico. «Muchas veces, no veía un camino claro hacia adelante y un amigo, un desconocido o algo al azar me ayudaba a superarlo. Mientras sigamos adelante, se puede mejorar».
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