Una comunidad de Texas ayudó a un hombre sin hogar después de una publicación en las redes sociales donde se compartió su historia.
Kenneth Smith pasó de estar sentado en la puerta de un restaurante a trabajar como mesero en el mismo restaurante, pero lo más importante es que encontró una esperanza.
Todo comenzó con una tarjeta regalo.
Un cliente se preocupó al ver a Smith dormido en una silla fuera del restaurante, se acercó y le preguntó si estaba bien. Smith admitió que no lo estaba.
«Llevo cuatro años sin hogar», dijo después a la NBC. Y se preguntó: «¿Cómo voy a conseguir una comida? ¿A quién voy a recurrir? ¿A quién le puedo preguntar?».
El comprensivo cliente le entregó una tarjeta regalo de 100 dólares para usar en el restaurante.
Así, Smith cambió su silla en el exterior por un reservado en el interior, y se puso a charlar con la socia del local, Laura Hodges, madre de tres hijos, que se conmovió al escuchar su historia. Le dijo que no quería que pasara más hambre.
Hodges lo alimentó durante casi cinco meses, hasta que a él se le ocurrió una idea, y le pidió un trabajo. Cuando tuvo un cupo disponible, ella no lo dudó.
Desde los primeros días de marzo, Smith ha estado sirviendo mesas seis días a la semana.
Esta es una oportunidad, dijo, de mejorar la vida. «Este es un nuevo comienzo con el que Dios me ha bendecido», dijo a ABC, «así que estoy tratando de seguir este buen camino que Él quiere que siga».
Hodges sabía que la necesidad de Smith era aún mayor, así que recurrió a las redes sociales y publicó en la página de Facebook de Fort Worth Foodies preguntando sobre un alojamiento económico.
«Recientemente contraté a un caballero sin hogar», publicó. «Es maravilloso y trabaja muy duro (…) Solo está tratando de empezar de nuevo».
Los usuarios de Internet respondieron y superaron sus expectativas, donaron dinero en efectivo, una bicicleta y ropa para Smith. Incluso le pagaron seis semanas de alojamiento en un hotel cercano al restaurante, al igual que alimentos y utensilios de cocina.
«Todo lo que querían era ofrecer ayuda y recursos de cualquier manera posible», dijo Hodges. «Estoy impresionado por la generosidad de la gente. Es absolutamente increíble».
El nuevo trabajo de Smith despertó un sueño: espera dirigir su propio servicio de comidas algún día. Por ahora, sin embargo, está ahorrando para comprar un auto y, con el tiempo, una casa.
«A veces salgo por la puerta y veo las sillas», dice Smith. «Me digo: ‘Hombre, yo solía sentarme en esas sillas’.
«Dios es bueno. Si puede hacerlo por mí, puede hacerlo por cualquier otro».
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