Jolly Bose, instructora de yoga de California y aficionada al senderismo, había planeado con dos excursionistas caminar hasta la cumbre del monte Givens, en las Sierras, en un viaje de 13 kilómetros que tendría que durar solo cuatro horas.
Pero el 17 de octubre, cuando la intrépida excursionista se separó de sus compañeros, el viaje se convirtió en una lucha de más de 48 horas para sobrevivir a temperaturas heladas, lo cual logró con una calma inquebrantable para adaptarse al frío.
Bose, de 43 años y oriunda de Palo Alto, dice que el primer error que la llevó a perderse fue olvidar la batería de su teléfono celular en casa. Ella y sus dos amigos, Ken y Dimitry, iniciaron el recorrido a la 1 de la tarde y al poco tiempo llegaron a la cumbre del monte Givens, donde tomaron algunas fotos juntos. Dimitri dio la vuelta para regresar, pero Ken se desvió del plan y decidió abordar el cercano monte Ian Campbell.
A pesar de no haber descargado el mapa de la ruta, Bose optó por acompañar a Ken, alterando su itinerario: segundo error.
Como de costumbre, Ken se adelantó y se separaron. En lugar de avanzar sin rumbo, Bose giró hacia el sur en busca de un sendero para vehículos todoterreno. A medida que la noche se volvía más oscura y la temperatura más fría, el teléfono de Bose perdió la señal y empezó a descargarse. Su linterna se apagó por el frío cuando llegó al sendero.
No podía regresar y arriesgarse a perderse en la noche, así que buscó refugio, y afortunadamente encontró un pequeño baño al aire libre para todoterrenos, donde permaneció en posición fetal para mantener el calor. Como había cruzado un pequeño río y tenía los pies mojados, el frío era terrible.
«Hacía mucho frío», dijo a The Epoch Times. «A pesar de estar sola en la naturaleza, sin nadie más, no tuve miedo».
Pese a la difícil situación, la mentalidad tranquila de Bose, fruto de su formación en meditación, le ayudó a resistir.
«Ya que practico el yoga y meditación, y el cuerpo responde a los pensamientos, sé que lo que uno le dice al cuerpo, es como debe comportarse», compartió. Entrar en pánico habría tenido el efecto contrario.
Bose sabía que las patrullas de búsqueda y rescate estarían buscándola, así que solo tenía que mantener la calma y moverse para no bajar la temperatura. También tenía que encontrar un espacio abierto que fuera visible para los aviones y helicópteros, que escuchaba por encima.
Tomó una escoba del baño, colocó una bandera con su chaqueta roja y alternó entre mantener el calor en el interior y ser visible en el exterior, hasta que un helicóptero de rescate finalmente la localizó y aterrizó cerca del lago Ershim, a más de 11 kilómetros al sur del monte Givens.
Cuando llegaron los rescatistas, Bose aún podía caminar hasta el helicóptero por su cuenta.
«La historia de Jolly es increíble», dijo a ABC Tony Botti, de la Oficina del Sheriff del Condado de Fresno. «Muestra lo poderosa que es la mente».
Después de recuperarse de la difícil situación, Bose no se ha desanimado y ya planeó su próxima excursión, esta vez con una mejor planificación.
«Siempre hay que prepararse para lo peor», dijo, lo que incluye «no confiar en los sistemas electrónicos» y llevar un mapa en papel. Además, los funcionarios de la policía del condado aconsejan a los excursionistas no desviarse de su itinerario si ya han establecido un plan minucioso.
Además de su espíritu intrépido para perseverar y su fortaleza mental frente a la adversidad, Bose mencionó otro factor en juego durante su prueba:
«No me había dado cuenta que había impactado a tanta gente y que tanta gente me quería y rezaba por mí», dijo, refiriéndose a sus familiares y a la fe que la mantuvo con vida.
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