Una improbable amistad entre una paramédico de California y un hombre sin hogar desconsolado dio lugar a un regalo de 7 dólares que cambió la vida del hombre. Sin embargo, solo después de 12 años, cuando se reencontraron, la paramédica se enteró de esta radical transformación.
Jeanah Nomelli, que ahora tiene 43 años, conoció a William Levens, que ahora tiene 66, en 2007. William había pasado por momentos difíciles, y la de Jeanah fue la cara amable que no sabía que necesitaba.
«Mi esposa de 13 años y medio había fallecido», dijo William a The Epoch Times. «Me sumergí dentro de mí mismo. Quería ir a trabajar, hacer cualquier cosa menos quedarme en casa y ser un vegetal… [pero] empecé a juntarme con la gente equivocada, consumiendo drogas.
«El resultado fue la pérdida de mi casa y de todo aquello por lo que había trabajado».
Un oído y un corazón abiertos
En 2007, Jeanah, mientras trabajaba un día, estaba estirando las piernas fuera de la ambulancia de una gasolinera Chevron en Ceres cuando oyó crujidos en un contenedor de basura detrás de ella. Era William.
«Entablamos una conversación», dice. «Tenía unos ojos bonitos y amables… y empecé a hacer preguntas y él tuvo la amabilidad de responder».
Al poco tiempo, ambos se vieron envueltos en una conversación muy natural. Durante los siguientes meses, se encontraron en el mismo lugar, a la misma hora y en el mismo Chevron buscándose.
Con el paso del tiempo, desarrollaron una amistad.
William recuerda que, durante esa época, «no quería tener nada que ver con nadie, y menos con alguien de uniforme», pero tras reunirse varias veces con Jeanah, aceptó su compañía y la pareja se hizo muy cercana.
«Era una persona a la que estaba deseando ver… tenía el oído y el corazón abiertos», dijo William.
Cuando llegó el invierno y las gélidas temperaturas azotaron el valle, el marido de Jeanah rebuscó en su armario y donó una chaqueta y unas botas para William. Jeanah le dio la ropa a William, pero después no volvió a verlo durante otros seis meses.
Solo se enteró de lo que le ocurrió cuando volvieron a conectar tras ese breve periodo de tiempo.
«Me dijo que había estado defendiendo y ayudando a una familia que se había quedado sin hogar debido a la crisis inmobiliaria», dijo Jeanah. «Will fue el tipo de alma que ayudó a esta familia a navegar por la vida en las calles, les dijo dónde ir para obtener recursos, dónde ir para la seguridad.
«Una noche, uno de los otros transeúntes le hizo pasar un mal rato a esta familia y Will intervino para defenderlos. Se convirtió en un altercado físico».
William, que en ese momento estaba en libertad condicional, fue encarcelado brevemente. Le habían robado todo lo que tenía, incluido el carné de identidad.
Jeanah dijo que, como William estaba en la cárcel, había probado la sobriedad. Podía «ver en sus ojos» que estaba desesperado por mantenerse sobrio.
Los 7 dólares que cambiaron su vida
Cuando salió de la cárcel, William le habló a Jeanah de un plan de 7 dólares que le permitiría obtener un nuevo documento de identidad, acceso a una vivienda temporal y a un trabajo temporal. Esto podría ser su billete para salir de la adicción y, en el mejor de los casos, le llevaría a un trabajo permanente y a una vivienda definitiva.
Jeanah dijo: «Acabé teniendo 7 dólares en el bolsillo, y nunca llevo dinero en efectivo. Me pareció absolutamente una bendición divina decir: ‘Oye, aquí tienes 7 dólares, y por favor, por favor, prométeme que no los usarás en drogas'».
Esta fue la última vez que Jeanah y William se vieron durante 12 años, hasta que, una noche después de un turno, cuando Jeanah y su compañero conducían hacia su casa, se detuvieron en una gasolinera Chevron para ir al baño.
«Cuando salí, había un hombre de aspecto muy saludable», recuerda. «No lo reconocí de inmediato, de pie, con lágrimas en los ojos, preguntando: ‘¿Te acuerdas de mí?’ con tanta intensidad y emoción. Tardé unos cinco segundos en reconocer esos hermosos y amables ojos».
William recordó la chaqueta de Jeanah, las botas y los 7 dólares que acabaron cambiando su vida. La pareja se dio un emotivo abrazo y un empleado de Chevron tomó una foto del reencuentro, que luego se hizo viral cuando Jeanah compartió la historia en Facebook en 2019.
Jeanah recordó que estuvo de pie en la gasolinera Chevron con William durante media hora, «dándose la versión de Cliffs Notes» de sus vidas desde su último encuentro.
«Fue un camino duro y pedregoso durante un tiempo», dijo William. «Conseguí el carné de identidad, conseguí trabajos temporales aquí y allá, y tuve algunos resbalones con las drogas y otras cosas, pero en su mayor parte me mantuve a flote».
Encontró un hogar de recuperación que apoyaba su sobriedad y aprendió más sobre Dios.
«Aprendí sobre el buen Dios y las grandes cosas que puede hacer por nosotros», dijo. «En cuanto a la lucha contra la adicción, es un camino difícil. Sé que hay un poder superior… tienes que llamarle y ser honesto contigo mismo. Él hará un camino para ti donde parece que no hay camino».
Al conocer a William de forma inesperada y escuchar su transformación, Jeaneh lloró todo el camino a casa, llena de emoción y gratitud.
Reflexionó: «No fueron los 7 dólares, fue el amor; fue el amor radical que compartimos en esos momentos, y la plena aceptación del otro y de quienes éramos en esas etapas de la vida, lo que realmente hizo la magia… Will es un ejemplo de lo que el amor incondicional puede hacer por un ser humano».
La belleza en ambos mundos
En la actualidad, William vive en Modesto. Se volvió a casar en enero de 2020 y trabaja junto a su mujer para la Iglesia de Roch, en California.
Después de dar un giro a su vida, el exadicto sin hogar invita ahora a otros hombres a unirse a su programa de ayuda personal. Reserva citas con el médico, se ofrece como consejero, lleva a la gente a entrevistas de trabajo y les guía hacia la plenitud espiritual. También dirige un ministerio de alimentos para la comunidad local, que da de comer a cientos de personas cada día.
«Continúa dando su apoyo y es una luz en la vida de muchas personas», dice Jeanah.
Hoy en día, Jeanah y William no pasan mucho tiempo sin hablar entre sí, compartiendo los altibajos de sus vidas.
«A menudo, la gente en la situación de Will no quiere hablar con nosotros», dice Jeanah. Hay una desconexión entre su mundo y el nuestro… él y yo pudimos romper esa barrera, y lo que pudimos descubrir es la belleza de ambos mundos».
«En el mundo de las personas sin hogar, la gente se ayuda, se protege y se defiende a menudo, yo diría que a veces más de lo que encontraríamos en nuestro mundo. Si podemos hacer un mejor trabajo de amarnos a nosotros mismos para poder luego salir al mundo y amar a los demás, eso es lo que va a sanar el planeta».
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