Una joven británica que se encontraba en medio de una larga batalla contra la anorexia, se enfrentó al aterrador momento en que los médicos le advirtieron que no se subiera a un avión por temor a que la presión de la cabina le provoque un paro cardíaco.
Emma Oldfield, una artista infantil de Clacton-On-Sea, Essex, compartió que su lucha contra la anorexia había evolucionado de simplemente perder peso a sentirse culpable cuando comía lo suficiente, lo que dio lugar a una batalla de cinco años que preocupó a sus médicos y puso su vida en peligro.
Debido a su obstinado trastorno alimentario, Oldfield se sentía culpable por la comida y el estrés antes de recibir la dura llamada de atención que cambió su vida. Entonces Oldfield se aventuró en su viaje: se transformó de una joven con anorexia y problemas de imagen corporal a una joven mujer inspiradora y saludable.
«Mi trastorno alimenticio comenzó alrededor de los 18 años, poco después de que mi madre falleciera de cáncer», dijo Oldfield a Caters News. «Utilicé la comida y la imagen corporal como una forma de hacer frente a lo que sentía, que toda mi vida se estaba desmoronando. Siempre tenía problemas de imagen corporal».
«Comencé a perder peso y a trabajar en turnos de 12 horas como camarera, yendo en bicicleta al trabajo diariamente y no teniendo suficiente tiempo para los descansos y la comida», añadió.
En el punto álgido de su batalla contra la anorexia, la caja torácica de Oldfield estaba claramente expuesta; la medida de su vestido había descendido a una talla 4 en esos días.
«Esto se aceleró bastante y yo veía la comida como una culpa y adjuntaba connotaciones negativas a los sentimientos de estar llena».
Sin embargo, después que los médicos de Oldfield le advirtieron que era susceptible de sufrir una sepsis o un paro cardíaco y que la presión de la cabina en un vuelo podría matarla, finalmente se dio cuenta que estaba perdiendo la oportunidad de vivir su vida. Fue entonces que comenzó a hacer los cambios necesarios para volver a un peso saludable.
Sin embargo, no fue un cambio inmediato y se necesitó más que una simple llamada de atención para que cambiara realmente su forma de pensar y empezara a vivir de forma saludable.
«Para mí no hubo ningún ‘momento de iluminación’, no me desperté un día y decidí detener mis comportamientos», dijo. «Eso fue gradual, tomó tiempo, lágrimas y determinación».
Oldfield dijo que siempre quiso una «vida sin un desorden alimenticio», sabiendo muy bien que eso la estaba matando.
«Eso me estaba debilitando y estaba lastimando a los que me rodeaban, así como a mí misma, pero mis conductas y hábitos estaban tan arraigados», dijo. «No sabía cómo detenerme aunque estaba a las puertas de la muerte».
Ella se comprometió a transformar su vida y poco a poco, bajo la guía de expertos, comenzó a avanzar hacia su nueva vida saludable.
«Con la ayuda de profesionales y servicios de trastornos alimentarios pude progresar y empezar a introducir cosas nuevas, añadirlas a mi rutina e incorporarlas antes de seguir adelante con el siguiente paso», dijo.
Ahora usa una talla 10 y está en camino a una recuperación total. Está más saludable y feliz que cuando luchaba por bajar de peso, privarse de alimentos y tratar de ajustarse a estándares de imagen corporal imposibles.
No solo se liberó del peligro más grave, sino que también está ayudando a otros que están atrapados en una situación como la suya. Oldfield utiliza su viaje de aumento de peso para animar a los demás al hablar, negándose a rehuir las conversaciones difíciles sobre cómo ser más saludable y feliz.
«Nunca más me privaré de la vida, ya sea por presiones de la sociedad, perfeccionismo, acontecimientos estresantes de la vida, o cualquier otra cosa que pueda suceder. Desde que hablé sobre mi batalla, mucha gente me ha agradecido por mi honestidad y esperanza», dijo.
«He trabajado muy duro para llegar a donde estoy hoy y espero que mi viaje inspire al menos a una persona a saber que el futuro puede ser lo que uno haga».
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