Un adolescente de Owensboro, Kentucky, nació con un raro trastorno genético y los médicos no esperaban que viviera más de 18 meses. Sin embargo, gracias a su perseverancia y su fe, se graduó en la escuela secundaria.
Mi lema es «menos preocupaciones y más oraciones» y parece que esto siempre me ayuda a salir adelante», dijo Braden West a The Epoch Times. «Me digo a mí mismo que puedo hacer cualquier cosa con fe».
Braden, de 18 años, asistió su graduación en la escuela secundaria Apollo el 6 de junio.
«Fue un día perfecto», dijo Braden, y aseguró que lo mejor fue pasar un último día con los compañeros de clase que conoce desde el jardín de infancia.
Para celebrar que Braden logró este gran hito, sus padres le organizaron una gran sorpresa. Braden aterrizó en helicóptero en medio del concierto en directo de uno de sus artistas favoritos de la música country, Cam Thompson.
Branden reflexionó sobre todos sus años escolares hasta llegar a la graduación: «Me siento muy bien sabiendo que he trabajado mucho para llegar a este día porque no siempre fue fácil».
Por su parte, Cheri, la madre de Braden, admitió que muchas veces no estuvo segura si su hijo algún día se graduaría. Sin embargo, al ver a su hijo graduarse en la escuela con un promedio de 3.8 y convertirse en el destinatario del premio Sweet Sixteen de su clase, Cheri está asombrada de sus esfuerzos.
«Verlo convertirse en este joven increíble ha sido muy emotivo, pero a la vez estoy muy orgullosa», dijo a The Epoch Times. «Cuando lo vi caminar por el podio, todas las emociones de los primeros meses de su vida volvieron a aparecer. Todo lo que podía pensar era que no debería estar haciendo esto, que ni siquiera debería ser capaz de sostener un lápiz, hablar, ver, oír (…) y aquí estamos».
Braden nació con una rara enfermedad craneofacial, el síndrome de Pfeiffer tipo 2, que se caracteriza por malformaciones del cráneo y un cerebro poco desarrollado. Cheri se enteró del diagnóstico de su bebé dos semanas antes de nacer.
«Quiero decir, él estaba dando patadas en mi vientre y yo rezando para que Dios se lo llevara a casa», dijo Cheri a News Nation Now. «No es mi caso. No estoy a favor de eso en absoluto».
Sin embargo, cuando nació Braden, Cheri supo inmediatamente que haría cualquier cosa por su bebé. Resultó que también lo haría la enfermera titulada Michele Eddings Linn. Cuando la salud de Braden se deterioró, Linn se convirtió en su enfermera de cuidados paliativos. La pareja tuvo una conexión instantánea.
Linn estaba a su lado la noche en que Braden casi pierde la vida. «Recuerdo haber rezado: ‘Señor, llévatelo a casa o mejóralo'», recuerda Linn. «Porque nadie podía ver cómo seguía pasando por esto».
Como un milagro, Braden salió adelante y se convirtió en el primer paciente al que Linn le pudo dar el alta de los cuidados paliativos.
Desde entonces ha soportado 33 cirugías. Él y Linn siguen estando tan unidos que Braden incluso le pidió a Linn, a quien llama su «ángel», que le hiciera las fotos del último año de carrera, y ella aceptó encantada.
«Hace 17 años lloré porque pensé que su tiempo en la Tierra se acababa, y ahora lloro porque se gradúa en el instituto y su vida acaba de empezar», escribió Linn en un posteo de Facebook.
La meta de Braden es obtener el título de piloto o alistarse en la Guardia Nacional. Además, espera que su viaje pueda inspirar a otros a aferrarse a la fe y alcanzar las estrellas.
«Pienso viajar por Estados Unidos contando mi historia a otros para poder compartir lo bueno que Dios ha sido conmigo en mi vida», dijo a The Epoch Times.
Cheri espera que la historia de su hijo pueda llevar esperanza a otros, afirmando que da un testimonio increíble de lo que Dios ha hecho por su vida.
A otras personas que se enfrentan a la adversidad, Cheri les aconseja: «No se rindan nunca (…) No importa lo difícil que sea subir la montaña, sigan subiendo porque la vista en la cima es increíble».
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