La imagen de un joven repartidor de comida rápida estudiando durante una pausa laboral mientras espera un pedido, brindó una luz de esperanza para los internautas que recuperaron la fe en que la juventud no está perdida.
Carlos Alegre, de 24 años, un joven español que vive en Málaga, fue el protagonista de la imagen que se viralizó, en la que se le ve sentado en unos escalones, estudiando a la luz de una farola mientras esperaba alguna llamada para entregar un pedido, de acuerdo a Catalunya Plural.
Alegre es un estudiante de mecánica de la Escuela Mecánica de Motos Andaluza (EMA), que sueña en convertirse en mecánico profesional para las carreras mundiales de motos.
Pedro G. Díaz fue quien subió la fotografía del joven trabador el 21 de febrero a un grupo de Facebook. Un compañero de Díaz había tomado la foto y la compartió previamente en un chat de WhatsApp de guardias y policías para dar a conocer la linda historia, que inmediatamente se hizo viral.
Díaz escribió en su publicación que se vio al joven estudiando durante unos 20 minutos y contrastó la escena con otras historias recientes de jóvenes españoles que participan en disturbios en nombre de la justicia.
«Mientras unos rompen escaparates, saquean tiendas y destrozan las calles en favor de un delincuente reincidente, otros buscan la forma y sacan tiempo de donde sea para labrarse un futuro prometedor. Sobra decir que mi aplauso del mes va para este joven desconocido», se lee en la publicación.
Luego de que se diera a conocer la historia y de descubrir la identidad del joven, hasta ese momento desconocido, se supo que Alegre tuvo que hacer grandes sacrificios para poder estudiar la carrera de sus sueños y hasta cambió de empleo para tener el tiempo acorde a los horarios de las prácticas.
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«A los circuitos sueles irte de miércoles a domingo cada dos o tres semanas, y no tenía disponibilidad. Quiero hacer las prácticas y necesito seguir trabajando, así que hace unas semanas dejé Telepizza. Me hablaron de Glovo y de Uber, que es donde estoy ahora», dijo Alegre.
El chico dijo que le tomaron la foto cuando aprovechaba el tiempo para estudiar entre pedidos porque «en este trabajo hay algunos tiempos muertos».
«Yo lo veo normal. Para no perder el tiempo, me gusta ir mirando los apuntes. Hay mucha gente como yo, que trabaja y ayuda en casa», dijo Alegre. «También hay gente que silenciosamente está trabajando. La gente que trabaja y estudia no hace ruido».
Marc Márquez sorprende a Carlos Alegre, el joven repartidor que, entre pedido y pedido, estudiaba bajo la luz de una farola en Málaga https://t.co/NJl0h18i6H
— Telecinco (@telecincoes) March 10, 2021
La gerente del centro EMA Competición, Iliana del Barrio, asegura que el estudiante «es un chico ‘majísimo’, y que hace honor a su apellido. Es alegre, educado y siempre te da las buenas tardes con una sonrisa».
«Él es el número uno del ranking, le encanta la mecánica y se desvive por ella», agregó del Barrio. «Ahora empezará las prácticas en un equipo de competición profesional de carreras de motos, y es un chico al que no se le caen los anillos por trabajar y por su sueño de convertirse en mecánico de carreras».
Finalmente, todo el esfuerzo y los sacrificios de Alegre por estudiar, fueron recompensados luego de que la imagen se hiciera viral. Tres empresas de Bélgica, Alicante y Toledo, que prefieren permanecer en el anonimato, ofrecieron becarlo.
Además, Alegre recibió recientemente una oferta para trabajar como mecánico en el Concesionario Servihonda en Málaga, la cual aceptó, según TC.
Otros de los regalos que recibió, fue la invitación de Marc Márquez, campeón español del mundo del motociclismo, para ver el gran premio.
«Cuando vuelva todo a la normalidad y se puedan traer invitados, te invitamos allí para que veas el MotoGP de cerca, que es tu sueño, y nos podamos conocer», dijo el piloto de carreras.
Pero eso no fue todo, otra sorpresa se le presentó: un benefactor inspirado por su historia le obsequió 3600 euros (USD 4280) para su último año en la EMA, informó NIUS.
«Vino de Alicante a Málaga, solo para comer conmigo durante dos horas, que era el único hueco que me quedaba libre», dijo Alegre.
«Le dije que no era necesario, pero insistía en que se sentía muy identificado conmigo por el esfuerzo y el sacrificio y quería echarme una mano», dijo el estudiante.
Díaz, quien subió la imagen viral, dijo a The Epoch Times que «ha sido todo desbordante y como me ha dicho el propio padre de Carlos Alegre, le ha cambiado la vida por completo y yo me siento súper agradecido por haber sido el ‘culpable’ de todo este jaleo».
Está historia nos demuestra que nuestros esfuerzos sí pueden ser evidentes para muchos y que pueden servir de inspiración y aliento para otros, y que aún existen las personas de buen corazón encantadas de poder ayudar a otro a cumplir sus sueños.
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