El esfuerzo de un joven brasileño fue recompensado con una de las máximas notas para poder ingresar a la escuela de medicina. Para poder prepararse, Matheus de Araújo estudió en una casa sin electricidad y lejos de su familia.
Matheus de Araújo Moreira Silva es un joven de 25 años residente de Feira de Santana, un municipio brasileño situado a 115 km de su capital, Salvador de Bahía. Desde el 2013, año en que terminó la escuela secundaria, Silva soñó con estudiar medicina. Aunque en 2015 aprobó el curso para estudiar enfermería y lo hizo durante dos años, en 2018 tomó una «decisión de vida» al abandonar la universidad y enfocarse en su preparación para estudiar en la escuela de medicina, según informó G1 el 4 de abril de este año.
Hijo de padres analfabetos, el joven comenzó a estudiar en la biblioteca local antes de la llegada de la pandemia mundial ocasionada por el virus del PCCh, el patógeno que causa COVID-19. La situación lo llevó a dejar de estudiar por un tiempo, ya que en su casa —con sus padres y cuatro hermanos— le era difícil poder concentrarse.
«Ser estudiante de medicina es difícil, porque no tienes control sobre nada. Estudias y la posibilidad de fracasar es enorme, luego llega la pandemia que lo cambia todo, te quita el lugar de estudios, no tienes base», dijo Silva.
Luego de casi desistir en su meta, Silva encontró una amiga que le prestó una casa para poder mudarse y concentrarse en sus estudios. Pero todavía faltaba sortear más obstáculos, ya que la casa no contaba con electricidad y una ventilación adecuada.
Permaneciendo positivo, el joven contrató un servicio de Internet móvil para poder acceder a los materiales de estudio, y los pasó a PDF para economizar los datos del servicio. ¿Y el clima caluroso? Silva lo convirtió en una oportunidad para preparase y «simular» las dificultades del día de la prueba, dijo al medio local Correio.
“Estudié de 11:00 a.m. a 6:00 p.m., que es la hora de la prueba de ENEM, y me puse la mascarilla para acostumbrarme a una respiración que es diferente”, recordó Silva.
El resultado fue excepcional, además de obtener 980 puntos en la prueba —muy por encima del mínimo de 500—, garantizó poder competir por un lugar en el curso de medicina de la Universidad Federal de Bahía Reconcavo (UFRB), lo que logró a mediados de este año.
«Cuando vi el resultado, se me pasó una película por la cabeza, me acordé de todo, desde 2013, todo lo que di, valió mucho la pena. Fue un sentimiento de gratitud a Dios», expresó Silva.
En un primer momento, el deseo de Silva de estudiar medicina le llegó en su entorno familiar. Luego de contraer meningitis, uno de sus hermanos quedó con secuelas y desde entonces requiere atención medica constante.
“Elegí la medicina porque me interesa el cuerpo humano, pero la razón principal es mi hermano. Tenía secuelas de meningitis meningocócica, y esa fue una de las principales razones. Me desperté un día y pensé: ‘puedo hacer más’ ”, recordó.
Después de obtener su lugar en la escuela de medicina, la familia y la comunidad Quilombola de Antônio Cardoso, ciudad donde nació Silva, celebran el éxito del joven, ya que es el «primer médico de la familia» y porque «vieron mi esfuerzo durante todo este período. Están muy, muy contentos», dijo a G1 en junio de este año.
Pero más allá de un deseo personal, Silva tiene muy claro que al convertirse en médico en el futuro, «hará posibles cambios en la vida de muchas personas».
«Tienes que creer en tus sueños, porque si tú no crees, nadie creerá. Hay una frase que siempre utilizo: la educación cambia la vida, como Jesús cambia nuestro interior. Centrarse, creer y tener fe, que en algún momento, la victoria vendrá», dijo Silva a G1.
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