¿Alguna vez ha sentido que necesita un cambio radical en su vida? Pues bien, esto podría sacudir su mundo… y su termostato.
Imagine despertar cada mañana y, en lugar de tomar una ducha caliente, se sumerge en un lago helado (o una ducha fría en casa). Una locura, ¿verdad? Pero según una intrépida joven finlandesa, esta práctica es la clave secreta para una salud radiante y una felicidad desbordante. Antes de que diga «ni loco», descubra cómo este desafío diario está cambiando vidas y desafiando todo lo que creíamos saber sobre el confort y el bienestar.
Imagine otro escena: es una fría mañana en Helsinki, Finlandia. La nieve cubre el paisaje y el termómetro marca varios grados bajo cero. Mientras la mayoría de nosotros nos acurrucamos bajo las mantas, Elina Mäkinen se prepara para su rutina diaria. Pero no, no es yoga ni una carrera matutina. Esta jovencita se dirige a un lago congelado, ¡para darse un chapuzón en traje de baño!
«El agua suele estar por más fría a 0.2 grados Fahrenheit, porque solo puede estar a menos grados si está salada o fluye», explica Mäkinen. «Así que básicamente el punto más frío es después de levantarse, cuando el aire está a -4 grados Fahrenheit [-20 °C] o más frío. … A veces es una verdadera lucha contra el dolor, pero siempre queda la euforia de después de nadar».
Esta práctica, que para muchos sonaría como una locura, se ha convertido en el secreto de Mäkinen para mantener su salud y felicidad. Y no, no es una broma. De hecho, ha ganado más de un millón de seguidores en redes sociales, fascinados por su fortaleza mental y esa enorme sonrisa que luce mientras se sumerge en aguas que harían tiritar hasta a un oso polar.
Pero, ¿cómo comenzó esta peculiar afición? Resulta que Mäkinen lleva el frío en la sangre desde que era una niña. «Nací en diciembre y en Finlandia los bebés duermen fuera en invierno, así que supongo que me gusta el frío desde muy pequeña», sostiene.
A los 5 años, tuvo su primer encuentro con el agua helada, gracias a su abuelo y su hermano. «Mi abuelo me gritó que saliera y que no debía nadar en el agua», recuerda entre risas. «Ahora nos reímos del suceso y me dijo que nunca le asustó mi habilidad para nadar, ¡sino que le asustaba más tener que meterse él también en el agua!».
Lo que comenzó como una tradición finlandesa se convirtió en una pasión para Mäkinen. Durante sus años universitarios, mientras estudiaba Derecho Fiscal, encontró en la natación en hielo una forma de escapar del estrés. «Ir al sauna y al hielo era mi escapada y mi momento para relajarme», comparte. Pero no se conformó con simples chapuzones. Pronto, empezó a participar en competiciones de natación en hielo, llegando a nadar distancias de hasta 450 y 1000 metros.
Hoy en día, Mäkinen intenta nadar entre dos y cuatro minutos al día en su lago favorito, el Suuri Vehkalahti en Joensuu. Pero no se detiene ahí. Una vez al mes, se desafía a sí misma con sesiones de hasta 17 minutos. Sí, ha leído bien ¡17 minutos en agua helada!. ¿Se lo imagina?
Pero no todo es color de rosa (o mejor dicho, color de hielo). Mäkinen confiesa que no siempre es fácil. «Me encanta salir de [mi] zona de confort, así que cada vez que tengo menos ganas de meterme, es el momento en que me empujo a salir a nadar», revela. Su secreto para soportar las temperaturas árticas es no pensar en el frío y ser consciente de cómo se siente su cuerpo.
Y por si se lo estabas preguntando, sí, ha tenido sus momentos de peligro. Una vez, mientras nadaba atada a una cuerda para mantenerse en un lugar, la cuerda se congeló y no pudo desatarse. «Hacía -22 °F fuera y yo no lograba quitarme el cinturón e irme al sauna para entrar en calor. Tuve que echar agua caliente en la cuerda para abrirla al cabo de unas horas», recuerda. Desde entonces, siempre tiene un plan B.
La pasión de Mäkinen por la natación en hielo ha llamado la atención de muchos, incluso de la policía local. En una ocasión, mientras grababa uno de sus videos, un oficial bajó al río preocupado por su bienestar. «Después de aquello me resultó muy difícil grabar videos en lugares públicos», confiesa.
A pesar de los desafíos, Mäkinen espera inspirar a otros a probar la natación sobre hielo, aunque siempre enfatiza la importancia de la seguridad. «Normalmente me gusta llevar a mis amigos a nadar cuando los veo, así que realmente no pueden evitar mi lavado de cerebro», bromea. «Los extraños se dividen entre los que dicen que estoy loca y los que se inspiran para hacer alguna locura».
Mäkinen alienta a sus miles de sus seguidores a superarse, por lo que repite esta frase: «Sal de tu zona de confort».
Así que, queridos lectores, mientras Mäkinen nos recuerda que salgamos de nuestra zona de confort, quizás podamos empezar con algo más modesto. ¿Qué tal una ducha fría mañana? O mejor aún, ¿qué locura inspiradora le gustaría intentar? Comparta sus pensamientos en los comentarios y no olvide compartir esta increíble historia. ¡Quién sabe, tal vez inspire a alguien a encontrar su propia versión de nadar en lagos helados!
Con información de SWNS
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