La vida de un joven de Estados Unidos pudo prolongarse gracias a que una compañera de su empresa decidió ayudarlo después de conocer su historia a través de un boletín interno.
Tim Peterkin, de Charlotte, Carolina del Norte, tuvo una vida saludable hasta los 25 años, cuando le diagnosticaron enfermedad renal poliquística (PKD). El padecimiento es un trastorno hereditario en el que se desarrollan quistes dentro de los riñones, que eventualmente provocan que estos dejen de funcionar, de acuerdo a Mayo Clinic.
Hasta abril de 2019, la enfermedad se mantuvo latente, así que Peterkin —de 39 años en ese momento—, llevó su vida sin ningún contratiempo mayor durante varios años.
«Originalmente fui al médico pensando que tenía una intoxicación alimentaria», explicó Peterkin en entrevista a People. «Pensé que pasaría después de un par de días, pero no mejoró».
En solo dos semanas el joven perdió 20 libras, y cuando el dolor ya era muy fuerte visitó al nefrólogo. Unos días después confirmó lo inevitable: tenía insuficiencia renal.
Desde ese momento comenzó a recibir diálisis tres veces a la semana, en sesiones de cuatro horas. El tratamiento le dio tiempo para seguir haciendo su trabajo de manera regular como director de Charlotte Pediatrics BAYADA Home Health Care, un proveedor internacional de atención médica a domicilio sin fines de lucro.
Sin embargo, Peterkin sabía que solo con un trasplante de riñón lograría mantenerse con vida, pero su personalidad introvertida le impedía pedir ayuda abiertamente, algo que notaron las enfermeras que lo atendían.
«Dijeron ‘¿Has hecho publicaciones en Facebook? ¿Has hablado en tu trabajo? ¿Te has dado a conocer?», recordó. «Soy un tipo tímido [así que] me ponía nervioso».
La lista de espera por un riñón de alguien fallecido es de más de 100,000 personas, escribió Peterkin en una publicación de Facebook, y el tiempo de espera de 5 años o más. La otra opción era buscar un donante vivo.
Las ganas de vivir superaron toda inseguridad, y el joven decidió hacer pública su historia a través de redes sociales y de un boletín interno en su empresa.
«Tenemos a toda esta gente que trabaja en la empresa, quizá alguien pueda verlo… solo hay que intentarlo. Nunca se sabe hasta que se prueba, así que lo intenté todo», dijo el joven.
El boletín que envió la empresa llamó la atención de Cathy Slack de 60 años, directora de New Hampshire Skilled BAYADA Home Health Care, y donante de sangre y plaquetas durante 25 años. Ella solo había visto de lejos a su colega en una conferencia de premios de la empresa para la que trabajaban.
«Pero sí recuerdo la sonrisa de Tim porque siempre la tiene. Eso es algo que me llamó la atención en ese entonces y ahora», dijo Slack al mismo medio.
Mediante un mensaje de Facebook, Slack le comentó a Peterkin que se sometería a pruebas para saber si había compatibilidad entre ambos.
«Me quedé en estado de shock más que nada. Porque había abierto mi mensaje al mundo y me dije: ¿Es alguien que conozco?», recordó el joven.
El joven recuerda que cuando habló con Slack las primeras veces, «casi podía sentir su espíritu», cuando vio su gran corazón de darle una oportunidad de vida.
«Así que empezó a tener sentido para mí por qué querría hacer esto por alguien, incluso si no lo conocía bien. Simplemente me pareció el tipo de persona que era, y sigue siendo», agregó.
Después de un año de pruebas, en octubre de 2021 los médicos confirmaron la compatibilidad. La familia del joven no podía estar más emocionada. Su madre y una tía también tienen el mismo padecimiento, así que pensaron que si Peterkin lo había logrado, había «esperanza» para ellas.
El trasplante se realizó en el Emory University Hospital en Atlanta, el pasado 9 de noviembre, y al despertarse de la cirugía lo que más ansiaban era poder verse.
«Vernos por primera vez fue muy emocionante», dijo Peterkin.
«Sentí que estábamos unidos aún más el uno al otro. Yo estaba como, ‘Soy su nuevo hermano. Sé que ella tenía dos antes, pero ahora tiene tres’. Definitivamente fue una conexión fuerte. Muy, muy poderosa, reflexionó.
Además, compartió en la publicación de FB que él mismo no sabía cómo una enfermedad renal afectaba la vida de una persona, por lo que ahora dedica parte de su tiempo a compartir información acerca de la donación de riñón y las implicaciones reales en los donantes.
«Siento que ahora estoy siendo una voz de esperanza y razonamiento para otras personas, así que definitivamente quiero seguir haciéndolo y poder retribuir», comentó Peterkin.
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