Un estudiante de décimo grado de California, con 20 dólares en el bolsillo, un cartel escrito a mano y una desinteresada misión, empezó a vender helados en la puerta de su escuela secundaria para recaudar fondos para el alquiler, la comida y una silla de ruedas eléctrica para su madre.
Gracias al apoyo de la comunidad, Kevin Giovanni Esparza ha recaudado más de 5000 dólares.
La madre de Kevin, María Esparza, de 48 años, no puede trabajar debido a la artritis y la diabetes; además, tiene una enfermedad que le produce dolor en «múltiples lugares a la vez», como la describe Kevin.
«Lo que me inspiró fue mi madre, porque siempre me dijo que su sueño era que le comprara una casa y un auto», dijo Kevin, de 14 años, a The Epoch Times. «Quiero cumplir su sueño».
Kevin lleva a su madre en el corazón. Nació prematuramente con solo cinco meses de gestación, y su padre abandonó a la familia. El adolescente ha sido un verdadero hijo filial de su esforzada madre. La ayuda a cambiarse, a bañarse, a cepillarse el pelo e incluso a limpiar y barrer.
María, que habla español, habló con The Epoch Times con la ayuda de Kevin. Dijo que está orgullosa de Kevin, y que es un «hijo increíble» y un «excelente estudiante».
Kevin dijo: «Mi madre ha sido una madre excelente para mí: madre y padre. Por ese duro trabajo de criarme, se lo agradezco mucho. Gracias a ella estoy aquí. Ahora me toca cuidarla».
Kevin y su familia llevan un año viviendo en su casa de Bakersfield. Con sus primeros 20 dólares, Kevin compró los ingredientes que necesitaba para hacer helados de piña y pepino, o «bolis», en julio, y los vendió frente a la Escuela Secundaria del Sur en Bakersfield.
Con sus primeras ganancias, amplió su producción a una serie de sabores, como fresa, mango, galleta Oreo, piña, pepino-lima, pepino-jicama y coco-almendra.
Cuando uno de sus vecinos, Gregorio Arellano, se enteró de la iniciativa de Kevin, decidió ayudar al adolescente a llegar a un público más amplio. Arellano publicó en Facebook una foto de Kevin en su puesto de helados. Animó a los vecinos a detenerse y comprar un helado si pasaban por el lugar.
«Lo vi personalmente empujando a su madre por las calles en una silla de ruedas», escribió Arellano. El posteo fue compartido miles de veces.
Según Arellano, se habían abierto cuentas de recaudación de fondos fraudulentas a nombre del estudiante de décimo grado. Así que Kevin empezó a aceptar donaciones a través de Cash App y Venmo, y la generosidad no faltó.
La propietaria de una tienda de dulces, Beatriz Magdaleno, de @juicypikatreats, incluso se ofreció como socia de Kevin para realizar la recaudación de fondos, reportó Bakersfield Now.
«Él ni siquiera lo sabe, pero es un buen ejemplo para otros niños», dijo Magdaleno al medio.
Entre la venta de caramelos y los bolis de Kevin, recaudaron cerca de 5000 dólares.
Kevin dijo a The Epoch Times que agradece el apoyo que ha recibido de su comunidad desde el inicio. Dijo que la respuesta de los clientes fue «increíble». El adolescente expresó su gratitud, diciendo que la amabilidad de la comunidad le ha hecho experimentar una alegría sincera que «no podía contener».
«Han sido extraordinarios», dijo. «Nos han apoyado, y gracias a ellos llegamos hasta aquí».
Además, Kevin espera que otros adolescentes sigan su ejemplo.
«Lo que me gustaría es que apoyaran a sus padres, que los quieran con todo su corazón», dijo. «Hay muchos adolescentes que ya no ayudan a sus padres».
Kevin dice que su madre lo educó con los valores fundamentales de sus abuelos: honestidad, humildad, respeto y obediencia.
El joven tiene ahora un plan para el futuro. Con toda la ayuda que le brinda su comunidad, quiere hacer crecer su negocio «cada vez más», y con el tiempo abrir una empresa de helados para poder compartir sus bolis con el mundo.
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