El 27 de septiembre de 2018, comenzó como cualquier otro día para este repartidor de pizza, pero terminó lejos de lo normal, ya que se convirtió en el héroe de un drama de rehenes.
Joey Grundl acababa de hacer una entrega de Domino’s Pizza a una casa de Waldo, Wisconsin, pero cuando se dio la vuelta para irse, vio por el rabillo del ojo a una mujer tratando de llamar su atención desde dentro de la casa.
Pizza delivery driver thwarts kidnapping after woman with black eye mouths ‘help me’ https://t.co/mNDRPo4aJX pic.twitter.com/617aCwuy3s
— ABC7 Eyewitness News (@ABC7) 2 de octubre de 2018
En silencio, dijo «ayúdame», señalando su ojo golpeado, y enseguida agregó «llama a la policía».
Joey se mostró indiferente y tomó el dinero que Dean Hoffman la pagó por la pizza; en realidad este hombre retenía a su exnovia dentro de la casa.
«Tuve una entrega. Era una pareja de mediana edad. La mujer tenía un ojo morado. Ella lo señaló y juro que dijo ‘ayúdame'», le dijo al operador del 911 según informó WTKR.
Recordando el incidente, Joey dijo que le dio «un poco de miedo».
«Le dio su pizza y notó que detrás de él estaba su novia. Señaló un ojo morado que era bastante visible. Ella pronunció las palabras `llama a la policía'», agregó.
Woman being held against her will mouths the words ‘help me’ to pizza delivery man, who alerts police https://t.co/rWTUnT3XU9 pic.twitter.com/ujBSgskTAA
— WPTV (@WPTV) 3 de octubre de 2018
Dean, de 55 años, irrumpió en la casa de su exnovia siendo que ella había terminado con él en agosto. Aunque la mujer le pidió que se fuera, él se negó y luego la agredió, atándola a la cama con un cordón y le metió una toalla en la boca después que ella amenazó con llamar a la policía. Cuando él la desató, ella le suplicó: «Si me amas, me dejarás ir», pero Dean se negó diciendo: «Sabes que no puedo hacer eso».
La mujer les dijo a los investigadores que mientras estaba atada, tenía problemas para respirar y temía que iba a morir.
También recordó que Dean dijo que «debería haber bajado su pistola del coche para dispararse a ambos».
Según los investigadores, Dean incluso usó su teléfono para mandar un mensaje de texto a sus hijos que les decían que estaba enferma y que no podría estar con ellos por unos días.
La idea de Dean de pedir pizza fue una decisión que le salvó la vida y cuando llegó la policía, la mujer les dijo que tenía un arma en el coche y que temía por su vida.
Dean fue acusado de secuestro, privación de libertad, estrangulamiento y asfixia, intimidación a una víctima por un delito grave y robo con allanamiento de morada, según el informe de People.
La mujer también dijo que ella «realmente creía que iba a matarla esa noche».
Como le dijo a un vecino, «Estoy agradecida que el repartidor prestara atención», dijo Amy Hammarlund, «porque hubiera sido mucho peor».
Mira el informe a continuación:
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