Malish John Peter era muy consciente de la actual inseguridad y de la crisis en su país natal, Sudán de Sur, cuando tomó la decisión de ayudar a aliviar el sufrimiento a través del servicio humanitario.
Sin embargo, su decisión de prestar ayuda a pesar de la intensidad de los conflictos no tiene que ver con el logro de algún reconocimiento público, ni con la transmisión de la esperanza y el restablecimiento de la dignidad humana.
«Ofrecer ayuda humanitaria en Sudán del Sur es una cuestión de salvar vidas», dijo a Humanity. Para él, no hay causa más digna a la que dedicar su vida.
Un informe sobre la seguridad de los trabajadores humanitarios de 2018, publicado el 13 de agosto por Humanitarian Outcomes, una empresa consultora que proporciona investigación y asesoramiento a los organismos de ayuda humanitaria, clasificó a Sudán del Sur como el lugar más peligroso para los trabajadores humanitarios por tercer año consecutivo.
Aproximadamente un tercio de los 158 de los principales incidentes de violencia más graves ocurrieron en Sudan del Sur, el país más joven del mundo, según el informe. Comparando que solo 313 trabajadores humanitarios en 22 países el año pasado tuvieron incidentes de esa dimensión.
«Sí, no es fácil ser un trabajador humanitario en este país», dijo Malish.
El Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, establecido por las Naciones Unidas, se celebra anualmente el 19 de agosto para honrar a los trabajadores humanitarios que ayudan a las personas afectadas por la crisis en todo el mundo y a aquellos que perdieron la vida o resultaron heridos durante su servicio.
Encontrar refugio y regresar
Malish nació en Kupera, un pequeño pueblo al suroeste de Sudán del Sur, en la frontera con Uganda.
Creció como refugiado en Uganda, donde sus padres escaparon del Sur al Norte de Sudán durante la segunda Guerra Civil, de 1983 a 2005. Peter dijo que la guerra, en ese momento, se desarrolló entre el gobierno de Sudán y el Movimiento Militar de Liberación Popular de Sudán.
«Como hombre joven, hoy en día, atribuyo los logros de mi vida al generoso apoyo de las organizaciones benéficas mundiales. Mi educación secundaria fue patrocinada por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados mientras estuve en Uganda».
«Más tarde, pagué mi primer título en Uganda. En 2016-2017, estudié mi Maestría en Políticas Públicas en la Universidad de Nottingham en el Reino Unido, gracias a la beca de la fundación Open Society».
Hoy en día, Malish está casado y es padre de dos hijas gemelas de 3 años de edad. Reside en Juba, la capital de Sudán del Sur, mientras que el resto de su familia reside en Arua, Uganda.
«Esto se debe principalmente a la impredecible situación de seguridad en el país, donde no es seguro vivir con toda la familia», dijo. «Además de la falta de servicios básicos, como la educación y la atención de la salud, para tener una calidad, me llevó a mí y a muchos otros jóvenes sudaneses del sur a establecer a sus familias fuera del país».
A pesar de estar separado de su familia, Malish dijo que se siente orgulloso de representar a CARE, en la misión actual de intervenir para salvar vidas, lo que incluye alimentos, seguridad y servicios de salud.
Los conflictos en Sudán del Sur
Los problemas son muchos.
«Por ejemplo, las carreteras están en muy mal estado durante la temporada de lluvias, así que pasamos noches en el camino, lo que pone en riesgos la seguridad de nuestro personal, ya que es muy peligroso», dijo Malish. «Los trabajadores humanitarios siguen siendo el objetivo de los grupos armados, pero la compasión por los necesitados nos mantiene con ánimo para superar las dificultades y salvar vidas».
La Guerra Civil de Sudán del Sur está en el país desde 2013, entre las fuerzas del gobierno y las fuerzas opositoras, lo que dificultó los esfuerzos de ayuda debido a la continua violencia, dijeron funcionarios de CARE, una organización humanitaria global que proporciona ayuda en situaciones de emergencia, en regiones en crisis y ofrece soluciones a largo plazo ante la pobreza en el mundo.
Los resultados de las estadísticas de personas necesitadas y desplazadas en Sudán del Sur son las peores del mundo, agregó Malish.
«Hoy en día, 7 millones de personas necesitan ayuda humanitaria, es decir, más de la mitad de la población del país. Más de 5,3 millones de personas, alrededor del 43 por ciento de la población, padecen inseguridad alimentaria. Se espera que este número aumente a casi 7 millones,» dijo Malish a Humanity.
Después de conocer el trabajo de CARE, Malish se unió oficialmente a los esfuerzos de la organización en Sudán en Sur como asesor de la asociación en julio de 2018. CARE trabaja actualmente en 94 países y está presente en Sudán del Sur desde 1993.
El trabajo de Malish implica conseguir que las personas afectadas por las crisis se involucren en el trabajo humanitario y en la ayuda de urgente que proporciona CARE.
«Uno de cada cuatro sudaneses del sur tuvo que huir de sus hogares debido al conflicto, 1,9 millones fueron desplazados y 2,5 millones huyeron a países vecinos como refugiados. Alrededor del 85 por ciento de los desplazados son mujeres y niños», explicó Malish, «CARE continuará trabajando en Sudán del Sur para ayudar a restablecer los medios de subsistencia afectados por el conflicto en el país, ofreciendo apoyo médico de primera necesidad a los numerosos niños y niñas que sufren desnutrición, protegiendo los derechos de las mujeres y las niñas de la violencia de género».
Cumpliendo una Misión
«Me siento especial por formar parte de este equipo que salva vidas que se habrían perdido sin nuestros esfuerzos en las zonas más alejadas. Desde las crisis de 2013 en el sur de Sudán, CARE llegó a más de 900.000 personas en zonas de difícil acceso para la ayuda humanitaria», dijo.
Malish admite que algunos días pueden ser muy difíciles como trabajador humanitario en Sudán del Sur.
«No es fácil balancear entre las exigencias del trabajo, la familia y el pensamiento sobre el futuro de este país como sudanés del sur, pero lo que me hace seguir adelante es la esperanza y la fe de que Sudán del Sur se levantará de nuevo a pesar del difícil camino hacia la reconstrucción», dijo. «Cada vez que conduzco por la ciudad y soy testigo del creciente número de niños en la calle y de la fortaleza de las mujeres y los jóvenes para sobrevivir, me comprometo más que nunca a servir a los necesitados».
Malish dijo que CARE se centra específicamente en capacitar a las mujeres y niñas en Sudán del Sur, ayudarlas financieramente para iniciar sus propios negocios y brindarles apoyo psicosocial para sobrevivir a la violencia física y sexual.
Cualquier persona de todo el mundo podría unirse a Malashy y a CARE para servir a Sudán del Sur convirtiéndose en un trabajador humanitario o a través de contribuciones financieras, dijo.
«Cada USD 32 donados a CARE permite que una mujer asista a cuatro visitas prenatales y asegure que dé a luz a un bebé sano. Cada USD 55 proporciona un subsidio de alimentos para una familia durante un mes y cada USD 150 puede proporcionar apoyo nutricional completo para un niño desnutrido», dijo Malashy.
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