Amy Sargeant, una mujer del Reino Unido, soñaba con tener hijos. Ella y Craig, su esposo, lo intentaron casi todo y estaban devastados cuando a pesar de todos sus esfuerzos nada parecía dar resultado. Pero para Amy, “el poder del amor” lo hizo posible.
Cuando se casaron, Craig sabía que su novia padecía fibrosis quística, una enfermedad hereditaria que afecta principalmente a los pulmones y al sistema digestivo, dificultando la respiración e infecciones recurrentes, de acuerdo a la Cystic Fibrosis Foundation (Cff).
Aunque la fibrosis quística puede dificultar la concepción, ahora muchas mujeres tienen bebés sin necesidad de tratamientos de fertilidad, según explica la Cff. Y aunque Amy había superado los exámenes médicos para estos casos, no lograban ser padres.
‘Estábamos rodeados de nuestra familia y amigos, pero sin el hijo que anhelábamos. Aun así, Amy se veía impresionante. Prometí amarla en la enfermedad y en la salud y lo sostengo”, publicó el Dailymail sobre la historia de la pareja.
Aunque existía el precedente de la fibrosis quística, los médicos no encontraban la causa de las dificultades de la pareja para concebir, pero ellos seguían intentándolo.
“Intentas aferrarte a la esperanza, pero en algunos momentos durante los siete años que estuvimos tratando de tener un bebé, comenzó a desvanecerse”, confesó Craig.
Los Sargeant comenzaron su noviazgo cuando tenían 14 y 15 años, y cuando llegó el momento de formar una familia se toparon con esta dura realidad que los encontró sufriendo pero más unidos que nunca, incluso con un aborto espontáneo que los afectó mucho.
«Tener algo que había deseado durante tanto tiempo quitado en un instante, fue muy difícil», recordó Amy sobre la dolorosa pérdida a las cinco semanas de embarazo.
A pesar de ello, en otro intento dos años después, se confirmó que serían padres con ayuda de la inseminación intrauterina, la única opción a su alcance por la condición de Amy. La esperanza regresó a sus vidas.
“Cuando descubrimos que Amy no solo estaba embarazada sino que eran trillizos, saltamos de alegría. Por supuesto, también estábamos nerviosos”, recordó Craig.
Afortunadamente Amy logró ser mamá y por partida triple dio a luz por cesárea a tres bebés en el hospital Glan Clwyd en el norte de Gales.
Los nuevos padres tuvieron 2 niños y una niña a los que llamaron Ronnie, Tommie y Lottie. Ronnie fue el primero en nacer, con 1,64 kg; después llegó Lottie, con 1,73 kg y al final Tommie con 1,39 kg.
Los tres bebés prematuros fueron alimentados por sonda y tuvieron que permanecer en el hospital, y cuando estuvieron lo suficientemente fuertes, los trillizos pudieron ser llevados a su hogar.
“Habíamos querido un bebé durante tanto tiempo, y ahora estábamos teniendo tres, dijo Amy. «Tenía miedo, pero era muy emocionante”.
Después de varios años, los sueños del matrimonio de tener una familia, se hicieron realidad.
La dicha de Craig y Amy es inmensa: “Cuando nacieron nuestros sueños finalmente se hicieron realidad. Éramos mamá y papá”.
Ahora, con casi año y medio de edad, los trillizos crecen sanos y felices bajo el cuidado de sus padres.
Craig se ocupa de los pequeños ayudando a Amy, quien sobrelleva su condición hereditaria.
‘Nada está garantizado con mi salud. Puedo estar bien un minuto, luego cometo un error y estar realmente mal. Eso puede dificultar las cosas, pero hacemos nuestro mejor esfuerzo”, dice Amy sobre su enfermedad y cómo la enfrenta en compañía de su esposo.
No obstante, y a pesar del «torbellino» en el que viven es lo que más deseaban: “Esperamos tanto tiempo tener una familia que es casi surrealista ver a los trillizos. Realmente son unos milagros”, concluye la dichosa mamá.
Sus papás la invitan a cenar y le dan una gran sorpresa
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