Una joven madre que se enteró que padecía el virus del PCCh cuando tenía 33 semanas de embarazo, dio a luz a una niña sana mientras se encontraba en estado de coma inducido por los médicos. Ahora agradece a Dios por mantenerlas con vida, a ella y a su bebé.
El 24 de marzo de 2020, después de haber tenido fiebre dos días, Angela Primachenko, de 27 años, fue examinada y le detectaron el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como el nuevo coronavirus. Poco más de una semana más tarde, los doctores en el Centro Médico Legacy Salmon Creek en Vancouver, Washington, el mismo hospital donde ella trabaja como terapeuta respiratoria, decidieron aplicarle el tratamiento respiratorio en estado de coma inducido.
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Para mejorar sus posibilidades de supervivencia, los médicos de Angela decidieron además inducir el parto temprano, para asegurar la seguridad del bebé. El 1 de abril, Angela dio a luz a una niña sana. Cuando la nueva madre se despertó del coma el 6 de abril descubrió que el bulto bajo su estómago había desaparecido.
La hermana gemela de Angela, Oksana Luiten, le explicó a KVUE las razones del tratamiento de los doctores. «Sus pulmones tendrán más espacio y todos sus nutrientes llegarán a ella», dijo, añadiendo que en el estado de coma»podían voltearla sobre su estómago para que sus pulmones se despejen».
Aunque el estado de salud de Angela siguió siendo crítico inmediatamente después del parto, la nueva madre pronto empezó a mostrar signos de mejora. El 6 de abril, los médicos le quitaron el respirador.
El 9 de abril, tres días después del inesperado nacimiento de su hija y sintiéndose más fuerte, Angela acudió a Instagram para reflexionar sobre su experiencia y expresar gratitud por la mejora gradual de su estado.
«Muchas gracias a todos por ayudarme a superar lo más difícil», escribió Angela. «Por todo. Los regalos, el apoyo. Mi vida [está] aquí sólo por Dios y la comunidad […] ¡Estoy viva!».
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Una semana después de despertar del coma, Angela, madre por segunda vez, dijo a Today que se sentía como «caminando en un milagro».
«Obviamente nadie esperaba que yo fuera a enfermar tanto, así que no, absolutamente no, yo no esperaba dar a luz a mi hija», explicó la nueva mamá. «Después de toda la medicación y todo, yo me desperté y de pronto ya no tenía mi barriga. Fue extremadamente alucinante».
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Angela y su marido, David, llamaron a su niña Ava, nombre que significa «aliento de vida». A la madre le mostraron la niña a través de FaceTime y unas fotografías, mientras la bebé era llevada a la unidad de cuidados intensivos neonatales del hospital, para su seguimiento y cuidado después de su nacimiento.
Oksana, como testigo de la batalla de su hermana, describió a KVUE que fue muy «duro», añadiendo que había sido a la vez emotivo y agotador ver a Angela luchar por su salud y perderse el nacimiento de su hija. «Desearía que este fuera un mal sueño del que pudiera despertarme».
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Cuando Angela fue dada de alta de la unidad de cuidados intensivos, el 11 de abril, recibió una ovación de pie del personal del hospital.
Más tarde ese mismo día, ella publicó en Instagram un comentario para poner al día de su condición a su familia, amigos y seguidores. «Otra actualización, todavía no he tenido la oportunidad de conocer a mi pequeña Ava, pero creo que tan pronto como esté libre y ya no tenga el coronavirus podré sostenerla, ¡quizás en la próxima semana!», escribió.
«También algo enorme», añadió la madre de dos hijos, «finalmente me duché después de estar intubada. ¡Durante 11 días!».
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Por suerte, la bebé Ava dio negativo al virus del PCCh. A partir del 14 de abril, Angela está de vuelta en casa pero necesita pasar dos pruebas negativas antes de que se le permita sostener a su bebé. La nueva mamá, aún así sigue agradecida por el resultado de su extraordinario viaje.
«La cantidad de comunidad y personas que estaban rezando por mí es simplemente increíble», dijo Angela a Today. «Quedé impresionada y estoy increíblemente agradecida».
Compartiendo su historia con el mundo, la feliz madre quiere recordar a la gente «que hay esperanza».
«Que incluso en los días más duros y en los momentos más difíciles hay esperanza y se puede confiar en Dios y en la gente y la comunidad», dijo.
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