Una improbable amistad entre una madre que durante mucho tiempo sufrió adicción a las drogas y la mujer que adoptó temporalmente a su hija cambió la vida de las tres, y de otras personas que se han sentido identificadas con su hisotoria.
La exadicta Heather Bone no solo venció la adicción, sino que recuperó la custodia de su hija, Kristina.
Heather y la madre de adopción temporal, Nanci Weinstein, se han mantenido muy unidas hasta hoy.
Heather luchó con la adicción a las drogas desde los 13 años, siendo adicta a la heroína y a medicamentos recetados. Luego de consumir metanfetaminas mientras estaba embarazada y cuando su bebé tenía unas semanas de nacida en 2014, Kristina, fue llevada a la custodia de protección infantil, reportó The San Diego Union-Tribune.
Heather quedó muy afectada.
Nanci —que fue adoptada por una familia en 1975 cuando tenía 2 meses— y su esposo David, de Encinitas, California, se convirtieron en los padres adoptivos temporales de Kristina designados por el tribunal.
Kristina era la segunda hija adoptiva de Nanci. A pesar de la adicción de Heather, la empatía de Nanci con la madre fue inmediata.
«Como madre, tan solo puedo ponerme en el lugar de ‘¿qué se sentiría?'», dijo durante una entrevista con ABC 13.
Nanci supervisaba las visitas entre la madre biológica y su hija. Ambas madres se sentían nerviosas, pero a Heather le cayó bien Nanci desde el primer momento. Dijo que Nanci le recordaba a ella misma «si yo no hubiera terminado tan mal».
Heather dijo a The San Diego Union-Tribune que ella y su esposo, Andy Tarnovsky, estuvieron planeando llevarse a Kristina y huir.
«Pero mientras más la conocíamos [a Nanci], más nos dábamos cuenta de que no podíamos hacerle algo así a esta mujer. Era demasiado buena», dijo Heather.
Las dos mujeres entablaron una amistad sobre la base del cuidado y la compasión mutuos, pero el hábito de las drogas de Heather estaba aumentando.
Aun así, Heather demostró su compromiso con su hija. Nunca faltó a las visitas y Nanci se sintió obligada a ayudar a su amiga.
Nanci, David, Heather y Andy se apoyaron mutuamente cuando le diagnosticaron a Kristina una rara enfermedad, la craneosinostosis. Las placas de su cráneo estaban fusionadas, impidiendo el crecimiento del cerebro, y necesitaba una intervención quirúrgica importante, reportó The San Diego Union-Tribune.
En una entrevista con ABC13, la madre adoptiva se refirió a su momento decisivo con Heather como «el milagro en McDonald’s», un momento de conversación franca en un entorno relajado que cambió el curso de la vida de ambas mujeres.
Heather aún no estaba en rehabilitación y sabía que el tiempo avanzaba, pero al escuchar a Nanci decirle que era «digna de ser madre», se le salieron las lágrimas.
Debido al inmenso respeto que Heather sentía por Nanci, el mensaje le quedó grabado.
«La adicción no conoce la socioeconomía. No conoce raza, no conoce género», dijo Nanci a ABC 13. «Así que, ¿por qué no podría ser yo?
«Puede que no siempre esté de acuerdo con algunas de las decisiones que el padre biológico ha tomado, pero aún así puedo tratarlos con compasión», añadió.
Cuando Kristina fue sometida a su primera cirugía en enero de 2015, Heather ya estaba asistiendo a terapia de rehabilitación. Logró dejar las drogas, recuperó la custodia de su hija y se mudó a Texas para empezar de nuevo con Andy, Kristina y la hija menor de la pareja, Emma.
Nanci y David, que tienen dos hijas biológicas, adoptaron desde entonces a un niño, que tenían en adopción temporal y ahora viven en California.
En la actualidad, el amor de Heather por sus hijos es la mayor motivación que necesita para mantenerse alejada de las drogas. Ella y Nanci, la mujer cuyo amor y amistad hicieron posible su recuperación, hablan semanalmente.
«Si hubiera sido otra persona, no creo que estaría aquí hoy porque no habría sobrevivido al camino que llevaba», dijo Heather a The San Diego Union-Tribune. «Nos reunieron por una razón».
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