Una madre soltera, que había luchado contra la obesidad desde la infancia, ha cambiado su estilo de vida poco saludable para ser una madre mejor para su hija de 4 años. También está compartiendo la lucha oculta que tuvo en la vida en su nuevo cuerpo después de perder la enorme cantidad de 175 libras (79.3 kilogramos).
Kimberly Nestorick, de 27 años, del noreste de Pensilvania, es asociada de ventas minoristas, creadora de contenido y madre de su hija Everly, de 4. Después de intentar perder peso varias veces y fracasar, optó por la cirugía de gastrectomía vertical en manga en 2016 y perdió más de 45 kilos en el transcurso de un año. Luego se quedó embarazada y recuperó todo su exceso de peso anterior, y más.
«Creo que el rápido aumento de peso se debió a una multitud de cosas», dijo la Sra. Nestorick a The Epoch Times. «Estaba en una relación malsana que era mentalmente extenuante y agotadora, estaba tan centrada en cuidar de todos los demás que me estaba descuidando a mí misma, entonces ocurrió el COVID, y el mundo se apagó».
Un gran arrepentimiento
En su momento más bajo, la Sra. Nestorick no hacía nada de ejercicio. Se quedaba en casa con su hija, retransmitiendo contenidos en Twitch y pidiendo comida para llevar hasta tres veces al día. Su pedido favorito era de cinco piezas de pollo picante con patatas fritas al estilo cajún, arroz, una galleta y té dulce.
«Mi adicción al café también influía en mi consumo de calorías», explica. «Todos los días me tomaba un café helado grande o un café con leche con sabor, edulcorante y nata. Las calorías se acumulaban rápidamente».
La Sra. Nestorick era incapaz de correr y jugar con su hija, y mucho menos de llevarla en brazos mucho tiempo. Evitaba las salidas porque se sentía demasiado cohibida.
«Ni siquiera quería fotos de nosotros juntos durante sus tres primeros años de vida», explica. «Es algo de lo que me arrepiento mucho, así que si puedo dar un consejo a alguien, sería que salga en las fotos, no importa lo mal que se sientas contigo mismo o con tu aspecto».
Todo cambió el 8 de julio de 2021, cuando la Sra. Nestorick consintió en hacerse una foto con su hija en la estación de tren de Jim Thorpe, en Pensilvania, tomada por su madre. Su madre etiquetó la foto en Facebook.
«Estaba tan mortificada que le pedí que la quitara», dijo la Sra. Nestorick. «Ni siquiera me reconocía. … Fue entonces cuando supe que tenía que empezar a hacer algunos cambios serios en mi estilo de vida si quería estar cerca para criar y cuidar a mi pequeña».
Descubrir el amor por la cocina sana
Al día siguiente, se enfrentó a la báscula. La madre, de 5 pies de estatura, había alcanzado las 308 libras. «Sabía que estaba engordando, pero no me había dado cuenta de lo que había aumentado», dice.
Inmediatamente hizo un gran cambio: sustituyó la comida para llevar por comidas caseras y descubrió que le encantaba cocinar. Sabía que su nueva dieta tenía que ser realista y sostenible, pero «aprender a comer para mi cuerpo y no para mi cabeza» fue todo un reto.
«Me encanta la comida», dice, «no llegué a pesar 308 libras (140 kilos) sin disfrutarla. Así que aprender de verdad lo que mi cuerpo necesitaba fue difícil para mí».
La madre trabajó con un nutricionista durante tres meses y aprendió a hacer un seguimiento de su ingesta de calorías, un proceso «largo y molesto», pero a través del cual realmente hizo balance de los alimentos que comía. Incluso transformó su adicción al café cambiando a productos sin calorías y limitando la cantidad de nata.
«Sigo aprendiendo cada día», afirma. «En cuanto al ejercicio, hago sobre todo cardio. Me encanta la elíptica, me parece terapéutica. Subo la resistencia a diez y pongo una serie en Hulu durante una hora y hago ejercicio».
Me mantuve constante
La Sra. Nestorick contó con el apoyo de familiares y amigos a medida que avanzaba en su viaje de pérdida de peso y buscó el consejo de creadores de contenidos. Tenía «tantas dudas sobre sí misma» que nunca imaginó que llegaría a convertirse en una influencer. No fue hasta que perdió más de 45 kilos cuando empezó a compartirlo en sus redes sociales.
«Pensé que fracasaría, como había hecho antes, pero estoy muy agradecida de no haberlo hecho», dice. «Es una batalla mental cada día, y algo en lo que definitivamente tienes que trabajar es en tu salud mental para tener éxito».
«La motivación viene en oleadas y, sinceramente, no me mantuve motivada durante la mayor parte de mi viaje. Pero fui constante, me recordaba constantemente mis objetivos. Sabía que la única manera de alcanzarlos era mantener la disciplina».
Una madre sana
En el momento de escribir estas líneas, la Sra. Nestorick pesa 133 libras (60 kg). Su objetivo es perder dos kilos más para alcanzar un IMC (índice de masa corporal) saludable y sigue el lema » Cada paso a su tiempo», que le ha funcionado hasta ahora.
«Solo podía controlar el día de hoy, y eso es lo que he hecho», afirma.
Da 10,000 pasos al día y ahora es lo bastante consciente de lo que come como para no tener que controlar las calorías. Pero la pérdida masiva de peso tiene un lado oscuro: A Nestorick le sobra mucha piel y sigue sintiéndose juzgada por su aspecto.
«Todavía me siento como si viviera en una versión desinflada de mi cuerpo de 140 kilos. Es duro despertarse y mirarse en el espejo y seguir viendo a esa chica, después de haber trabajado tan duro durante dos años para perder peso. Creo que eso es lo que me impide alcanzar mi peso objetivo en este momento».
Con unas 10 libras (4.5 kg) de piel suelta solo en el estómago, la Sra. Nestorick planea ahorrar el dinero suficiente para someterse a una operación de extirpación de piel y ha puesto en marcha una recaudación de fondos. Dice que cientos de desconocidos de buen corazón han «donado generosamente» para ayudarla a alcanzar su objetivo.
«Pero, de verdad, preferiría la piel sobrante a ser la antigua versión de mí. La antigua yo no era saludable, se avergonzaba de sí misma y era infeliz», afirma Nestorick.
Desde que superó los hábitos poco saludables de toda una vida, esta madre soltera se enorgullece de ser una madre sana.
«Puedo correr con mi hija y llevarla en brazos sin sudar a mares», dice. «Puedo subir las escaleras sin que me dé resuello. Puedo hacer las tareas domésticas sin estar agotada. Puedo llevar ropa que realmente me gusta y me resulta halagadora».
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