Madre prohíbe redes sociales a sus hijos hasta los 18 y comparte los resultados de su crianza

La familia dice que sus hijos son un "regalo del Señor" y que los educaron intencionalmente para ser "respetuosos, humildes y amables"

Por Deborah George
09 de noviembre de 2024 3:48 PM Actualizado: 09 de noviembre de 2024 3:48 PM

Una madre de Minnesota que educa en casa a sus cuatro hijos está generando controversia en línea por su negativa a permitir que sus hijos usen redes sociales y por oponerse a la «epidemia» de padres que entregan su autoridad a los influencers de redes sociales.

Allison Lundeen, de 41 años, quien se presenta como Proverbs Thirty One Girl en Instagram, es creadora de contenido basado en la fe, junto con su esposo Ryan Lundeen, exsupervisor de 3M.

Irónicamente, el ser ella misma una influencer en redes sociales le permitió ser testigo de primera mano de los impactos negativos de estas plataformas, y cómo la malicia de los «guerreros del teclado y los acosadores» en línea, pueden ser emocionalmente destructivos, absorbentes e incluso pueden llegar a manipular la mente.

Allison y Ryan Lundeen con sus hijos: Tate (I), 16, Kynlee (D), 15, Beckett, 10, y Ruby, 8. (Cortesía de Allison Lundeen).

«Es algo un poco cómico porque yo soy una influencer en las redes sociales», le contó a The Epoch Times. «Mucha gente piensa que eso es algo hipócrita, pero creo que muchos padres están completamente desconectados de la realidad de cómo las redes sociales afectan a sus hijos, porque no entienden realmente cómo funcionan ni lo que están haciendo».

«Vimos esta epidemia de padres que perdían esa influencia sobre las decisiones, elecciones, felicidad, y todo los demás aspectos de la vida de sus hijos. Entonces, ¿por qué estaban perdiendo esa influencia? Porque de repente se la estaban otorgando a sus amigos, a los influencers o a extraños».

Conociendo los peligros, la madre que se queda en casa decidió proteger a sus hijos cuando aún eran muy pequeños.

Para lograrlo, dice ella, es necesario ser muy consistentes en su crianza: siempre cumpliendo lo que dicen y guiando a sus hijos con amor y paciencia.

Y hoy en día, los hijos de los Lundeen están muy por delante de sus compañeros en muchas habilidades para la vida —emocionales, sociales, físicas y espirituales.

Tate y Kynlee compiten en un evento estatal de tiro con su padre como entrenador. (Cortesía de Allison Lundeen).
A los niños les gusta cazar, pescar y estar al aire libre con su padre. (Cortesía de Allison Lundeen).
Kynlee y Tate participan en un simulacro de juicio como parte de su plan de estudios en casa. (Cortesía de Allison Lundeen).

Los padres deben mantenerse firmes

A medida que los hijos van creciendo, la pareja dialoga con ellos sobre el porqué de su prohibición de las redes sociales. Aun así, no ha sido fácil hacer cumplir las reglas.

«Cuando sus amigos empezaron a tener redes, hubo algunos meses de lágrimas y ruegos porque se sentían excluidos, porque querían estar en el grupo popular, porque parecía divertido», contó Allison.

¿Cómo respondió ella a la resistencia de sus hijos? En primer lugar, les preguntó qué cambios notaron en sus amigos.

«Sus ojos se abrieron, y dijeron: ‘Mamá, ni siquiera puedo sentarme con mis amigos. Ya no me miran. Se la pasan todo el tiempo desplazándose en sus teléfonos'», relató.

Allison también les pidió que buscaran datos positivos sobre el uso de las redes sociales por parte de los niños, pero no pudieron encontrar ninguno.

Ella comentó: «Les dijimos: ‘No queremos que tengas amigos en el bolsillo las 24 horas del día, los 7 días de la semana. No queremos que te escondas en una habitación y te conectes con extraños cuando estamos aquí a tu lado. Queremos protegerte porque queremos que el hogar sea un lugar seguro'».

Allison educa a sus hijos en casa. (Cortesía de Allison Lundeen).

En unos pocos meses, sus hijos comprendieron y aceptaron las reglas. Sin embargo, siguieron expresando respetuosamente su preocupación por lo difícil que es quedarse fuera.

Los padres fueron abiertos en su respuesta.

«Es realmente difícil para nosotros como padres mantenernos firmes en esta cultura, decir que no», les respondió. «Podemos entender cómo se sienten porque nosotros también nos sentimos excluidos por esta decisión».

Desde pequeños, a los niños se les asignó un tiempo de 40 minutos frente a la pantalla al día, excluyendo actividades que se realizan en familia, como ver películas. Los niños tienen acceso a los teléfonos antiguos de sus padres para ver cosas como tutoriales de crochet, pero deben ser supervisados y usarlos en áreas comunes de la casa.

Los teléfonos personales de los niños son teléfonos Troomi, que no tienen acceso a Internet ni a redes sociales, a menos que sea aprobado por sus padres.

Beckett termina su temporada de baloncesto con su padre como entrenador. (Cortesía de Allison Lundeen).

Allison ha enfrentado muchas críticas por sus esfuerzos. Cuando comenzó a compartir su enfoque sobre el tiempo frente a la pantalla, recibió el apoyo de una gran cantidad de padres que pensaban igual. Desafortunadamente, muchos de esos padres cedieron cuando sus hijos empezaron a resistirse.

«Sentíamos que teníamos un gran apoyo al comenzar este camino, y luego, de repente, nos sentimos como una isla solitaria», dijo.

Ella quiere que los padres comprendan que defender sus valores y no ceder, incluso cuando sus hijos se enojen, «vale muchísimo la pena» en términos de «salud emocional» y «dinámicas familiares».

El hijo adolescente de la pareja, Tate, aprendió oficios trabajando junto a su padre. (Cortesía de Allison Lundeen).

Los resultados

Casados desde hace 18 años, los Lundeens, originarios de Minnesota, tienen un enfoque de crianza que dicen está basado en la fe. Cuando se les pregunta sobre los resultados de su enfoque sobre el tiempo frente a la pantalla y las redes sociales, Allison no tiene más que buenas noticias para compartir.

«¡Dios mío! ¡Su creatividad está por las nubes!», dijo. Desde una hija que hornea y hace crochet, hasta un hijo que sale de caza, la familia fue bendecida con muchos talentos.

«Hemos mantenido su niñez más inocente de lo que muchos niños de 10 a 12 años intentan ser. Me encanta que mi hija de 8 años aún disfrute jugando a las muñecas y que mi hijo de 10 años pueda jugar al balón todo el día», comentó, y añadió que sus hijos no quieren ser «modelos» ni «influencers de belleza», como muchos otros de su edad.

A Kynlee le encanta hacer pasteles. (Cortesía de Allison Lundeen).
Las hermanas con sus sabrosas creaciones. (Cortesía de Allison Lundeen).

Los niños se comunican bien con personas de todas las edades y tienen fuertes lazos de amistad con sus hermanos. El corazón de Allison se llena de alegría al ver cómo su familia pasa tiempo junta.

«Tenemos tantos adultos diciendo, ‘¡Dios mío, tienen adolescentes que hablan conmigo como adultos, y son tan amables y dulces!’ Así que hemos notado que son capaces de interactuar con personas de todas las edades de una manera mucho mejor», dijo la madre.

«Vemos cómo su niñez dura más, cómo su creatividad explota, simplemente, cómo se comportan en comparación con los compañeros de su edad—estoy muy orgullosa de ellos», dijo.

Curiosamente, los hijos de Allison se volvieron muy solidarios ante sus valores sobre los perjuicios que pueden causar las pantallas y las redes sociales. Ahora entienden lo peligrosas que son estas plataformas.

Cuando sean adultos, dice Allison, podrán tomar sus propias decisiones sobre el tiempo frente a la pantalla y las redes sociales. Por ahora, ella y su esposo seguirán guiándolos en su propio camino estrecho: menos tiempo frente a la pantalla y más tiempo en familia.

Con información de Arsh Sarao.


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