Jennifer Christie había pensado que sus días como madre habían terminado. La entonces intérprete de lenguaje de señas de 38 años y su esposo, Jeff, de 39, habían acordado que él se hiciera una vasectomía, lo que significaba que solo serían sus cuatro hijos, Julia, Mackenzie, Noah y Spencer.
Pero entonces, una noche de terror, mientras Jennifer estaba fuera por trabajo, un hombre la siguió desde el estacionamiento hasta su habitación de hotel para asaltarla y abusar sexualmente de ella. Dejada por muerta fuera del hotel en un clima helado, Jennifer se despertó para descubrir que todavía estaba viva, pero a un costo. Además de las graves heridas que había sufrido, seis semanas después descubriría que estaba embarazada.
Sorprendida con la noticia habló con su esposo, quien respondió de manera inesperada. Jennifer le dijo a CBN que él la sorprendió con su optimismo. «Él solo dijo, ‘Cariño, esto es un regalo. Esto es algo hermoso de algo terrible y doloroso». Esto inició el camino de Jennifer para quedarse con el bebé, uno que causaría controversia incluso en su propia familia, y que la llevaría a convertirse en una activista provida.
Como dijo en una entrevista con el programa australiano Pellowe Talk, regresó al trabajo «más rápido de lo que debería haber vuelto», peo el trauma de la agresión no la dejaba vivir en paz. «No estaba bien después de la agresión. Me asustaba de las sombras y no comía ni dormía, no mejoraba».
Fue durante un trabajo en un crucero para personas con problemas de audición, que Jennifer había planeado meses antes, cuando descubrió que estaba embarazada. Fue también cuando tomó la decisión en el acto de mantener el bebé junto con su esposo, Jeff.
Cuando fueron al médico para la primera ecografía, todo cambió para los Christie. «En contra de todo lo que la gente dice que una mujer violada sentiría en este caso, sonreí al monitor», relató Jennifer. «Sentí por primera vez desde que fui violada que había esperanza, luz y alegría en mi vida otra vez, y algo que esperar».
También sabía que muchos no entenderían la elección que ella y su esposo estaban haciendo. «Me sentí tan protectora porque sabía la respuesta que el mundo quería que tuviera», dijo. «Solo recuerdo que pensé, ‘nadie tocará a este bebé'».
Desde entonces, Jennifer se ha convertido en una defensora de las mujeres que han sido violadas y que deciden quedarse con sus bebés. «Creo que el enfoque debe ser en proveer [a la mujer] con apoyo físico, emocional y espiritual, si así lo desea, en todos los sentidos», dijo al Irish Times. «No creo que presentarle la opción de matar a su hijo sea un apoyo».
Christie también afirma que ha sido contactada y ha conocido a muchas mujeres que sufrieron la misma prueba que ella, pero que eligieron abortar solo para arrepentirse. Para todas ellas, Christie cree que la mejor manera de seguir adelante es abrazar la nueva vida en lugar de detenerse en las circunstancias de su concepción. «Lo que hace el niño […] es un camino hacia la curación, ya sea que uno críe al niño o lo dé en adopción». Significa «ser capaz de proteger a alguien cuando uno no pudo protegerse a sí mismo».
Cuatro años después del nacimiento de su hijo, llamado Josh, Christie sigue sufriendo convulsiones debido a la lesión cerebral que sufrió durante el asalto, pero también viaja por el mundo compartiendo su historia con otras personas y animándolas a dar a los niños no nacidos, sin importar cómo fueron concebidos, una oportunidad de vida.
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