Una madre ucraniana que no pudo huir, tuvo que dar a luz mientras su ciudad era bombardeada. Aunque no tenían agua corriente ni electricidad, gracias a la ayuda de sus vecinos pudieron recibir a su primera bebé con éxito.
Anna Tymchenko, una mujer ucraniana de 21 años embarazada, se encontraba en su hogar en Bucha —una ciudad de Ucrania, que ha sido fuertemente atacada por los rusos tras el inicio de la guerra— junto con su esposo, Volodymyr, y su hermano cuando comenzó a entrar en labor de parto el 7 de marzo, informó la BBC.
Aunque inicialmente intentaron huir de la ciudad, tuvieron que dar marcha atrás al oír una columna de vehículos militares rusos que se dirigían hacia ellos, relataron al mismo medio. Al volver a su edificio, se refugiaron en el sótano.
Sin embargo, cuando se cortó la electricidad, sin calefacción, bajo un frío terrible, decidieron volver al departamento.
«Entonces decidimos quedarnos en el departamento», dijo Anna. «Prefería dar a luz en casa y no en un sótano polvoriento. Tenía dificultades para respirar, me dolían los pulmones».
Mientras a las afueras, los bombardeos sucedían, Tymchenko vivía uno de los momentos más esperados de toda madre, el momento del parto. Y aunque jamás, imaginó que daría a luz a su primer hijo de esta manera. Los vecinos que se encontraban cerca, inmediatamente se acercaron a ayudar a los padres a recibir al bebé.
«Nunca imaginé que daría a luz en esas condiciones», dice la madre ucraniana, quien dio a luz entre velas y rodeada de sus vecinos. «Fue surrealista. Era mi primer hijo y no sabía nada».
Aunque intentaron llamar a un ginecólogo de la ciudad, quien aceptó ir a su casa para asistirlos. El médico nunca llegó. Más tarde les aviso que había sido detenido en el camino por una patrulla rusa que le quitó su teléfono.
Viktoria Zabrodskaya, de 49 años, fue una de las vecinas que asistió a apoyar a la familia durante el parto, relató a la BBC que nadie tenía conocimientos médicos, salvo Irina Yazona, una de las vecinas.
«Cuando la cabeza del bebé salió, nos asustamos», cuenta Zabrodskaya. «Estaba azul y no sabíamos qué hacer. Entonces Irina giró suavemente la cabeza de la bebé y salió. Al principio no lloró; empezamos a pegarle, y luego lloró y todos nos alegramos».
Alisa, como llamaron a la bebé, nació a primera hora del 8 de marzo.
Dos días después, cuando la ciudad de Bucha, fue declarada como corredor humanitario, la familia tomó la arriesgada decisión de huir de la ciudad.
«Nos pasamos toda la noche discutiendo si nos íbamos o no», cuenta la madre ucraniana.
Esa misma semana, el miércoles 9 de marzo, el alcalde de otra asediada ciudad ucraniana, Mariupol pidió que se implementara una zona de exclusión aérea sobre Ucrania después de informes sobre un ataque aéreo ruso que devastó un hospital de maternidad.
Las imágenes de madres, con bebés recién nacidos resguardadas entre los escombros y aterrorizadas por los bombardeos, invadieron los medios de comunicación alrededor del mundo.
Así que, Tynchenko y su esposo, decidieron evacuar Bucha junto con su bebé. Afortunadamente, en compañía de otros 21 autos pudieron salir satisfactoriamente de la ciudad.
Una de las vecinas que ayudó a Tymchenko dar a luz, llevaba una bandera blanca atada al coche que decía “Niños”.
«En el camino vimos escenas horribles», relató la madre. «Nunca pensé que vería cosas así en la vida real, solo en las películas. Había cadáveres tirados en la carretera. Las casas estaban destruidas. Los tanques rusos estaban aparcados, apuntando con sus cañones a la carretera. Estábamos tan asustados de que pudieran disparar cuando pasáramos».
Afortunadamente, la madre de Alisa y su familia, lograron salir de Bucha. Y aunque aún, no se sienten del todo seguros, intentan disfrutar de su nueva maternidad y esperan en el futuro poder volver a casa.
«Cuando salimos, no podía dejar de sonreír», dijo Tymchenko. «No podía creer que hubiéramos conseguido huir».
«Todos mis pensamientos están en lo que está pasando [en Bucha] y en el resto del país», agregó. «Es increíble, pero esperamos poder volver pronto a casa».
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