Los niños de la Generación Z —los nacidos entre 1995 y 2019— han crecido en una sociedad muy diferente a la de sus abuelos. La tecnología moderna y un sentido de «todo instantáneo» ha dominado los hogares, así como los lugares de trabajo y las escuelas. Muchos niños han pasado más tiempo frente a la pantalla que en familia.
Son menos las familias que se divierten con juegos de mesa aprendiendo las lecciones de la vida —sobre ganar y perder— y pasan menos tiempo juntos en proyectos al aire libre, donde hay concesiones mutuas.
Así que no es de extrañar que una maestra jubilada, Lisa Roberson de Wrens, Georgia escribiera una carta a su periódico local, The Augusta Chronicle, para expresar su frustración por lo que ella veía como la causa de que algunos niños no estuvieran a la altura de las circunstancias actuales.
Su carta, publicada el 16 de febrero de 2017, defendía el sistema de escuelas públicas, que tenía que asumir la culpa de todos los malos resultados y los bajos estándares en la vida académica de un estudiante.
La carta que ella escribió se dirigió primero a aquellos que nunca habían estado en un salón de clases pero que estaban tratando de arreglar el sistema educativo.
En segundo lugar, quería que los padres supieran que muchos niños carecen de modales, muestran poco respeto y no cooperan bien en el aula. Para arrojar aún más luz sobre cómo los padres les están fallando a sus hijos, explicó cómo la escuela proporciona lápices y papel a los que están en clase.
Ella escribió: «Los niños vienen a la escuela con zapatos que cuestan más que todo el equipo de la maestra, pero no tienen lápiz ni papel. ¿Quién los proporciona? Los maestros a menudo los proveen de sus propios bolsillos».
La profesora también destaca que las escuelas problemáticas pueden ser el resultado de profesores abrumados que intentan hacer frente a los defectos de los padres y de los alumnos. La maestra jubilada lo señala claramente en su carta: «Cuando miras a las escuelas que están «fallando», mira a los padres y a los estudiantes. ¿Los padres vienen a las noches de padres? ¿Hablan con los maestros con regularidad? ¿Se aseguran de que sus hijos estén preparados teniendo los suministros necesarios? ¿Se aseguran de que sus hijos hagan su tarea?».
Volviendo al comportamiento de los estudiantes en clase, la profesora Lisa continúa su carta preguntando a los padres si conocían y comprobaban los hábitos de sus hijos en sus tareas escolares. «¿Tienen números de teléfono que funcionen? ¿Los estudiantes toman notas en clase? ¿Hacen su tarea? ¿Los estudiantes escuchan en clase, o son las fuentes de las interrupciones en la clase?», agregó.
Concluyó su carta diciendo que los maestros y las escuelas no pueden hacer bien su trabajo a menos que los padres hayan hecho su trabajo al criar niños educados, respetuosos y trabajadores. Solo cuando todos hacen bien su trabajo las cosas pueden cambiar para mejor.
Finalmente dejó un mensaje para los padres, escribiendo: «Cuando miras estos factores, verás que no son las escuelas las que están fallando, sino los padres. Los maestros no pueden hacer su trabajo y el de los padres. Hasta que los padres no hagan su trabajo, nada va a mejorar».
Bueno, como puedes imaginar, cuando esta carta fue compartida por un ciudadano de las redes sociales, atrajo comentarios tanto positivos como negativos.
Un usuario de las redes sociales estuvo de acuerdo, escribiendo: «Absolutamente, los padres esperan que los profesores, los conductores de autobuses, etc., enseñen a sus pequeños niños. Empieza por la gente de casa: ser padres, no amigos». Mientras tanto, otro defendió a los padres, escribiendo: «Y los maestros deben [sic]dejar de juzgar tan rápido a los padres de un niño, no conocen el verdadero asunto».
Mientras que un tercero escribió: «Hay múltiples factores que dan forma a la personalidad de un niño. Padres, maestros, amigos, programas de televisión e Internet. Culpar solo a uno de los factores está mal. Necesitamos trabajar juntos».
Este posteo ha acumulado más de un millón de reacciones. De hecho, es un tema de reflexión.
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