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Una madre británica compartió la desgarradora historia de su familia para advertir a otros padres después que su hijo de 11 meses perdiera las cuatro extremidades por una infección de sepsis.
Meses después de que la mortal infección en la sangre casi le quitara la vida a su bebé, Abigail Wardie, de Cleethorpes, Lincs, se presentó para contar su historia y así alertar a otros padres sobre la enfermedad, que es difícil de detectar. Ella espera que la historia de su hijo concientice a los padres y a otros miembros del personal médico que no han recibido una formación pediátrica específica.
«Algunas personas pueden sentir lástima por nosotros», dijo Abigail a Caters News, «pero yo me siento como la madre más afortunada del mundo —todavía tengo a Oliver con nosotros—puede que no tenga manos o pies pero sigue siendo mi pequeño niño sonriente y valiente».
La enfermedad que llevó al bebé Oliver a perder ambas manos y pies comenzó inofensivamente. El 16 de marzo de 2019, Abigail decidió llevar a Oliver a revisión porque le preocupaba que estuviera deshidratado. Sin embargo, le dijeron a Abigail que llevara a su bebé a casa, le diera líquidos y un analgésico infantil llamado Calpol. Al día siguiente, la salud de Oliver se deterioró dramáticamente y fue llevado a un hospital para recibir atención de emergencia.
«Oliver parecía estar un poco mal. Pero esa noche, se enfermó más y parecía estar sin vida», dijo Abigail.
«Cuando lo moví, fue como si le dolieran los huesos», añadió Abigail. «Rápidamente se puso muy pálido y letárgico y no era el de siempre. Lo abrazaba y gemía como si le dolieran los huesos».
Mientras los médicos luchaban por salvar la vida de su hijo, todo se volvió borroso para la mamá Abigail.
«Todavía no tenía ni idea de lo que le pasaba a Oliver, solo intentaba tener calma mientras lo dormían», recuerda.
«Podía oír a un médico al teléfono con otro hospital preguntando cómo tratar a Oliver», añadió. «Sus manos y pies habían empezado a ponerse morados, y recuerdo que pensé que debía tener frío y les dije que le pusieran unos calcetines».
Los doctores le dieron la noticia de que Oliver tenía la potencialmente mortal infección sanguínea, sepsis. Pensaron que la sepsis podría haberse originado por una infección de garganta no diagnosticada.
Según el sitio web de Mayo Clinic, la sepsis es una condición que pone en peligro la vida causada por la respuesta del cuerpo a una infección y puede dañar múltiples órganos. Normalmente, el cuerpo humano libera un cóctel de químicos en la sangre para contrarrestar la infección. Si la respuesta del cuerpo a estos químicos se desequilibra, se desarrolla la sepsis. Si no se controla, la sepsis puede progresar hasta un shock séptico y una reducción significativa de la presión sanguínea, lo que puede llevar a la muerte.
La sepsis no discrimina; puede ocurrirle a cualquiera. Es una condición mortal que se encuentra más comúnmente en adultos mayores, mujeres embarazadas, niños menores de 1 año, aquellos con sistemas inmunológicos debilitados, y personas con condiciones crónicas como cáncer, enfermedades pulmonares o diabetes. La supervivencia es posible si la sepsis se trata con suficiente antelación con antibióticos y líquidos intravenosos.
En el caso de Oliver, la sepsis causó graves daños en sus manos y piernas. Mientras la infección se propagaba por su pequeño cuerpo, el tejido de sus extremidades comenzó a morir, volviendo sus manos y piernas de color negro. Los médicos decidieron amputar las extremidades de Oliver cuando una de sus piernas se desprendió completamente en el momento que Abigail y una enfermera lo movieron.
Abigail dijo después de la cirugía que era un «alivio» para Oliver que le amputaran las extremidades.
«Una vez que le quitaron las extremidades, era como un niño diferente, tan feliz y lleno de vida que parecía un alivio para él», dijo.
Una vez que Oliver regresó a casa y estaba esperando sus prótesis, Abigail decidió que era hora de hablar. Al compartir su historia, esperaba ayudar a otros padres a evitar la pesadilla por la que Oliver y ella habían pasado.
«Quiero que su historia se utilice para ayudar a difundir la concienciación y enseñar a otros padres y médicos de cabecera que tal vez no tengan formación pediátrica especializada, acerca de los signos de la sepsis», dijo.
«No tenía ni idea de lo enfermo que estaba Oliver, pero si no hubiera ingresado en el hospital cuando lo hizo, no estaría aquí», añadió.
El director ejecutivo de Sepsis Trust, Ron Daniels, dijo que la sepsis es «notoriamente difícil» de identificar. Añadió que el diagnóstico depende de que los profesionales de la salud estén alerta a la posibilidad de que la sepsis sea la causa de los síntomas de deterioro en un paciente sin ninguna otra causa aparente.
Gracias a que Abigail compartió su dolorosa historia, hay una probabilidad mucho mayor de que la sepsis sea considerada en una etapa temprana del proceso de diagnóstico. Y esa podría ser la diferencia entre la vida y la muerte.
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