Una mujer que sobrevivió a un tumor pulmonar no detectado debido a la bebé que crecía en su vientre está agradecida con su hija y con Dios por el momento divino que le salvó la vida.
Brittany Locker, de 35 años, y Brad Locker, de 45, llevan cuatro años casados y viven en el Medio Oeste con sus dos hijos: Nash, de 5 años, y Liv, de 3 meses. A Brittany le encantó estar embarazada las dos veces, pero dice que gestar a Liv fue más duro.
«Estaba muy cansada», cuenta a The Epoch Times. «Trabajaba un par de horas y eso me dejaba exhausta durante dos o tres días. Me quedaba sin aliento, pero supuse que era porque vivíamos en un piso de dos plantas».
Brittany dice que tuvo la «absolutamente mejor» experiencia de parto, dando a luz en casa, llegando al hospital a tiempo y dando a luz a Liv sin epidural el 4 de agosto de 2022, dos días antes de su fecha prevista de parto.
«Nunca imaginé que sería mamá de una niña, pero tenerla en brazos por primera vez fue increíble», dice Brittany. «Había tanta emoción en la habitación y yo estaba tan animada por el parto. En cuanto me la entregaron… sentí una paz muy fuerte y fue como si la conociera de toda la vida».
Un día antes, Brittany había empezado a toser y decidió que debía de estar resfriada. En la sala de recuperación del hospital, la tos empeoró, lo que hizo que las enfermeras le pusieran una «mascarilla doble» como medida de precaución. Pero todas las pruebas dieron negativo.
Tras una semana en casa, Brittany y Brad fueron a una sesión fotográfica familiar con sus hijos a pesar de que Brittany llevaba tres días con un intenso dolor de cabeza. Su tos persistía.
«Nuestro fotógrafo me oyó toser y me instó a ir al médico porque sonaba ‘en lo más profundo de mi pecho’, así que de hecho hice una llamada telefónica mientras aún estábamos rodando y me indicaron que fuera a urgencias», cuenta Brittany. «Realmente no pensé que fuera necesario con un bebé de una semana, así que volvimos a casa e intenté descansar».
Sin embargo, al sentirse mareada y con náuseas mientras amamantaba a Liv, Brittany cambió de opinión y Brad la llevó a urgencias. Durante siete horas, Brittany se sometió a numerosas pruebas y ecografías. Los médicos hablaron con su ginecólogo y Brittany contó con el apoyo de su hermana, médico, y de la hermana de Brad, enfermera.
Nos cuenta: «Al principio me decían que creían que era una miocardiopatía posparto. Una vez que la ecografía confirmó que no era mi corazón, me pidieron más pruebas, y hacia la quinta hora empecé a ponerme nerviosa… por fin, alguien entró en mi habitación».
Brittany tenía una masa en la zona entre los pulmones, el mediastino anterior, de 7 cm por 7 cm. Podía ser cancerosa o no, dijeron los médicos, que la instaron a someterse a un seguimiento inmediato.
Conmocionados y asustados, Brittany y Brad empezaron a investigar en Internet para saber más sobre su enfermedad, antes de que Brittany recurriera a las redes sociales para compartir su experiencia en urgencias. Una mujer que conoció hace siete años vio la publicación.
«Se puso en contacto conmigo y me dijo que trabajaba para un cirujano cardiotorácico y que me haría un hueco en su agenda… Fue el momento de Dios», cuenta Brittany. «Creo sinceramente que la conocí hace siete años y seguí en contacto porque Dios sabía que iba a necesitar esta operación».
Esta conexión puso la salud de Brittany en manos de una experta. El 31 de agosto del año pasado, apenas tres semanas después de dar a luz, se sometió a una operación a corazón abierto para extirparle la masa que le oprimía el corazón. Brad se preparó para una espera de tres horas, pero Brittany estuvo en el quirófano solo 38 minutos.
«Inmediatamente después de la operación me di cuenta de que ya no tenía tos», dijo. «Llevaba tres semanas de posparto, así que mi cuerpo aún se estaba recuperando del parto. Creo que no tuve tiempo de procesar lo que estaba pasando, solo quería asegurarme de que estaba bien para mi marido y mis hijos».
Después de la operación, la madre de Brittany voló a la ciudad para ayudar con el cuidado de los niños. Su mejor amiga consiguió un congelador y más de 900 onzas de leche materna donada, ya que el cirujano no estaba seguro de que Brittany pudiera dar el pecho. Sus seres queridos organizaron un tren de comidas y la familia de Brittany se alimentó durante todo el mes de septiembre.
Para Brittany, lo más duro de la recuperación fue no poder tener en brazos a su bebé, pero se quedó asombrada por las muestras de cariño y apoyo.
«Siento que me han dado una segunda oportunidad», afirma. «Me emociona pensar que mi hija me salvó la vida. Cuando estás embarazada, tu cuerpo retiene dos litros más de sangre, por eso mi corazón nunca funcionó mal… siguió bombeando correctamente durante todo el embarazo, lo que también es un milagro».
«Creo que mi hija va a hacer cosas increíbles en este mundo y no sabe realmente lo poderosa que es. Es una historia increíble para ella y para que ella la cuente. Me siento increíblemente bendecida».
Brittany insta a todo el mundo a vivir la vida al máximo, amar en voz alta y compartir historias de vida, ya que la historia de todo el mundo es digna de ser contada.
«Esta ha sido la experiencia más increíble de mi vida hasta ahora», afirma. «Cualquier enfado, resentimiento o peso que llevaba conmigo se desvaneció cuando me metieron en el quirófano… Me levanto cada día y me siento increíblemente bendecida por tener otro día aquí».
«Todos somos seres humanos en busca de un pedazo de conexión. La vida es muy corta y no sabemos cuándo se nos acaba el tiempo. Mi tiempo no es ahora, así que sé que todavía tengo más trabajo que hacer aquí».
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