Una mujer estuvo casi ocho meses hospitalizada tras contraer COVID-19 mientras estaba embarazada, finalmente fue dada de alta tras 222 días de lucha y pudo volver justo a casa para el Día de Acción de Gracias
Marissa Fuentes, una madre de 29 años de edad, de Wynnewood, Pensilvania en EE.UU. fue dada de alta el pasado 24 de noviembre de una larga y ardua rehabilitación en el hospital después de casi 8 meses de haber contraído el virus del PCCh, que ocasiona la enfermedad de COVID-19, informó Good Morning America.
Fuentes fue diagnosticada con el virus el 19 abril, mientras estaba embarazada de su segundo hijo, justo a las 32 semanas de gestación. Su esposo, Adrián Fuentes, la llevó al hospital de Main Line Health, luego de que comenzara a sentir mareos y que le faltaba el aire.
Sin embargo, Fuentes nunca imaginó que su camino de lucha contra la enfermedad sería tan largo y se convertiría en una recuperación “milagrosa”.
Al ser ingresada al hospital la trasladaron inmediatamente a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y dos días después le realizaron una cesárea de emergencia. Así nació Enzo, su hijo el 21 de abril, dos meses antes de lo esperado.
«Me siento viva de milagro», explicó Fuentes. «Tuvieron que hacerme una cesárea para que mi hijo naciera sano», dijo a Telemundo.
Después de dar a luz, la madre fue conectada a un respirador y a una ECMO (máquina de oxigenación por membrana extracorpórea), posteriormente permaneció siete meses hospitalizada.
Afortunadamente, gracias al apoyo de su familia y al equipo médico, fue recuperándose de una manera inesperada. Y el jueves 25 de noviembre, la madre pudo volver de nuevo a su hogar, justo para celebrar el Día de Acción de Gracias con su familia.
«El Día de Acción de Gracias fue muy surrealista porque pude sentarme a la mesa con toda mi familia», dijo Fuentes a Good Morning America. «Quería aprovechar cada momento y no quería que el día terminara porque era increíble».
Y aunque 8 meses parece un tiempo prolongado, el camino de lucha de esta familia aún no termina. Pues mientras, su madre estaba sedada y conectada a un respirador, su hijo Enzo fue diagnosticado con atrofia muscular espinal (AME), una enfermedad genética que afecta el sistema nervioso.
Durante todo ese tiempo el padre de la familia, Adrián, quien fue diagnósticado con el virus a la par que su esposa, tuvo que sostenerse fuerte y firme ante la difícil situación en la que se encontraba su mujer y su hijo recién nacido.
«No puedo decir cuántas llamadas telefónicas hice cada día para saber cómo estaban los dos. Todo fue minuto a minuto, hora a hora», explicó. «La ECMO mantenía a mi mujer con vida mientras la AME mataba a mi hijo».
«Fue extremadamente aterrador. No hay otra forma de decirlo. Fue aterrador», recordó el padre.
Amigos de la famila Fuentes, realizaron una campaña de recaudación de fondos en GoFundMe para «quitarle un poco de peso» a Adrián. «Queremos que se concentre en su familia sin preocupaciones. Un poco de apoyo financiero será de gran ayuda», se lee en la página.
Pero aunque muchas veces las tormentas parecieran no terminar, dicen que “después llega la calma” y por fortuna ese momento llegó justo antes de Acción de Gracias para la familia Fuentes.
Además, de que Marissa fue dada de alta mucho antes de los pronosticado por los doctores, su hijo Enzo fue tratado con una infusión intravenosa de una sola terapia de sustitución genética, que le pronosticó una mejor calidad de vida.
Enzo pasó 54 días en el hospital antes de ser dado de alta el 14 de junio de 2021, fecha en la que estaba originalmente programado el parto de Marissa. Sin embargo, la madre no pudo conocer a su pequeño bebé hasta los 3 meses de nacido, mismo dia que también pudo ver de nuevo a su hija Elliana, de 3 años de edad.
«Verlos entrar por la puerta fue literalmente todo lo que podría haber pedido. Se me llenaron los ojos de lágrimas», dijo. «Pude abrazarlos. Fue algo que nunca olvidaré».
Así fue como, su familia se convirtió en el impulso para la recuperación de esta madre, pues a partir de ese momento se enfocó en su rehabilitación para poder volver pronto a su hogar.
«Hubo muchos días difíciles en los que lloré pensando que nada mejoraría», dijo Fuentes. «Tuve que volver a aprender todo. La primera vez que me senté en un lado de la cama hicieron falta ocho personas para sentarme. Tuve que aprender a ponerme de pie de nuevo. Tuve que aprender a caminar de nuevo. Tuve que aprender a vestirme y a cuidarme. Tuve que aprender a hablar porque todavía tenía el [tubo de respiración] puesto».
No fue hasta noviembre, que la madre fue trasladada a un centro de rehabilitación llamado Bryn Mawr, donde los médicos comenzaron a ver la recuperación milagrosa.
«El primer día que conocí al médico de Bryn Mawr le dije: ‘Quiero estar en casa para el Día de Acción de Gracias. Ese es mi objetivo'», recuerda. «Me miró como si estuviera loca y me dijo: ‘Solo faltan dos semanas'».
«Le dije: ‘No quiero perderme estas fiestas con ellos'», dijo sobre sus hijos.
Y aunque los doctores apoyaban las ambiciones de la mujer, no esperaban que pudiera lograr su cometido.
Su esposo, simplemente explicó que era “un milagro” que hubiera sido dada de alta ese día.
«Al principio, todo el mundo decía que tal vez llegaría a casa en junio o julio de 2022», dijo el padre. «Luego hubo esta rápida progresión y se convirtió en que tal vez ella estará en casa para el cumpleaños de Enzo en abril y luego el cumpleaños de nuestra hija en febrero y luego tal vez ella será capaz de celebrar el Año Nuevo con usted, por lo que el hecho de que ella llegó a casa antes de Acción de Gracias es un milagro».
«Es surrealista, durante siete meses y cinco días, solo estábamos yo y los niños aquí», dijo Adrián Fuentes, según Univisión. «Y era una sensación de soledad todos los días. Era horrible volver a casa todos los días y no tener a (Marissa) aquí».
Y la lucha de Fuentes, no fue solamente una batalla de toda la familia sino también de los trabajadores de la salud, que según dijo el esposo de Marissa se convirtieron en parte de su familia.
«La gente vino de casa para celebrar su salida, y eso que era el miércoles antes de Acción de Gracias», dijo Barbara Wadsworth, directora de operaciones y jefa de enfermería de Main Line Health, y añadió que las enfermeras del Centro Médico Lankenau, donde Marissa pasó la mayor parte de su tiempo hospitalizada, vinieron para peinarla y maquillarla para su ceremonia de alta.
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«Ella es la razón por la que hacemos lo que hacemos», dijo Wadsworth. «Ella es un milagro».
«Nunca se rindieron lo más mínimo. Tampoco lo hizo Marissa», agregó Adrián.
Ahora, mientras continúa su recuperación desde su hogar, con una andadera y con oxígeno, a la par de realizar sus terapias, esta madre luchadora está en espera de celebrar una de sus épocas preferidas, la Navidad.
«La Navidad es mi época favorita del año. Siempre lo ha sido. Mi familia siempre ha bromeado con que soy la señora Claus», dijo Fuentes. «Así que poder estar en casa y ver la alegría en las caras de mis hijos cuando abren los regalos y ver las películas de Navidad y tener nuestra lasaña de Navidad que tenemos todos los años me da mucha alegría».
Y su marido, solamente expresa que está realmente feliz de tenerla de vuelta, pues ella es quien “mantiene unida a la familia”.
«Estoy increíblemente orgulloso de mi mujer por lo mucho que ha luchado a lo largo de esta batalla de 222 días», dijo Adrián.
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