Un aficionado a la navegación recién licenciado, del condado de Los Ángeles, emprendió el mes pasado su primer viaje y se encontró a una joven que luchaba por mantenerse a flote, sola en la bahía de Santa Mónica. Su encuentro casual con la nadadora terminó salvándole la vida.
Koz Khosravani, de 59 años, propietario de un negocio de informática, adquirió recientemente su velero de segunda mano y había invitado a unos amigos a participar en su primer viaje a bordo. Salieron el 26 de septiembre hacia Paradise Cove, en Malibú, a 20 millas al noroeste, donde pudieron anclar y cenar en una agradable excursión.
El residente de Marina del Rey, que acaba de terminar su curso en la Asociación Americana de Navegación, se reunió a las 9:30 a.m. con tres amigos en el muelle, donde los instruyó en el protocolo de rescate de hombres al agua antes de zarpar. Hacia las 11:30 a.m., los viajeros de la bahía divisaron un grupo de delfines a estribor.
«Nos emocionamos, tomamos un montón de fotos (…) y cuando los delfines se dirigieron hacia el oeste del barco, fue cuando vi esta mano», dijo Koz a The Epoch Times. «Ni siquiera estaba seguro, solo pensé que era una mano».
«Definitivamente supe que algo estaba mal».
Koz se giró para acercarse a la nadadora, quien apenas estaba consciente y luchaba por mantener la cabeza por encima del agua, pero temía golpearla con la embarcación. «Intenté pasar a su lado, posiblemente a menos de cinco metros de ella», recordó. Un miembro de la tripulación lanzó una cuerda salvavidas al pasar junto a ella e hizo una figura en ocho para realizar una segunda pasada.
«En el segundo intento, lancé otra boya hacia ella, porque no pudo agarrarse a la primera», dijo Koz. «La segunda tiene una cuerda o línea de 70 pies atada». La nadadora logró sujetarse, pero apenas podía moverse y parecía totalmente agotada.
Koz, que es fisicoculturista, se esforzó por sacarla a flote mientras manejaba el timón; un miembro de la tripulación la ayudó a subir a bordo. Le llevaron toallas y una manta para secarla y calentarla. «Estaba desnuda, y por un momento me sorprendió», dijo Koz. «Era como un peso muerto». Dijo que estaba en «malas condiciones» y que «apenas podía hablar», y añadió: «Lo que vi fue una mujer a la que apenas podía ver vida en sus ojos».
Koz dijo que le preguntó si estaba sola o no para asegurarse de que no quedaba nadie más. Al parecer, solo estaba ella.
Después de atender a la mujer rescatada, una joven de 26 años cuyo nombre se desconoce, Koz llamó por radio a los guardacostas, que enviaron una embarcación de rescate. En siete minutos llegó una embarcación de salvamento del Departamento de Bomberos del Condado de Los Ángeles (LACoFD), que la trasladó a bordo y la llevó al Hospital Ronald Reagan de la UCLA, informó Daily Mail. Recibió tratamiento por hipotermia severa y le dieron de alta después de tres días.
Al parecer, había ido a bañarse desnuda a medianoche y el mar la arrastró y quedó varada; logró mantenerse fuera del agua durante casi doce horas flotando sobre su espalda.
El recién licenciado se sorprendió de la serie de acontecimientos fortuitos que se alinearon para salvarla. «Me mudé a esta zona hace poco», dijo. «Sin motivo alguno, por primera vez en mi vida me compré un velero (…) obtuve mi licencia (…) luego entrené a mis invitados sobre cómo realizar este rescate (…) y luego los delfines».
«Es impactante, todo el asunto».
Las aguas de la bahía de Santa Mónica también son más cálidas a finales de agosto y septiembre. El capitán de la lancha de rescate del LACoFD, Matthew Rhodes, señaló que la temperatura del agua era de 66 grados Fahrenheit (aproximadamente 19 grados Celsius) en el lugar donde fue encontrada, a tres millas de Paradise Cove, informó el Daily Mail.
Koz también atribuye a la fortaleza mental de la mujer su supervivencia: «Solía entrenar con un ex SEAL de la Marina de EE.UU., y una de las primeras cosas que aprendí de ellos fue eso: el cuerpo puede seguir casi siempre; es la mente la que se rinde».
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