En la primavera de 2023, Jeff Letendre, de Montreal, Canadá, se encontró con un cervatillo huérfano al que llamó Hada. Y aquello no fue más que el principio de un asombroso cuento de hadas en la vida real que sigue desarrollándose hoy en día.
«Es mi pequeña hada del bosque», declaró Letendre, de 45 años, a The Epoch Times. «Es mágica. No tienes ni idea de lo mágico que es estar cerca de un animal tan salvaje y magnífico. Me siento muy bendecido».
Letendre, que dirige una empresa de tecnología llamada Virtual Front Desk, dice que Hada, la cierva, ya es casi una adulta. Es un espíritu libre que va y viene cuando quiere, pero sigue visitándole regularmente.
Recordando su primer encuentro, Letendre dice que empezó con una tragedia. Estaba hablando por teléfono con su amigo. «Estaba fuera y, de repente, vi a un cervatillo saliendo de un arbusto», cuenta.
Al principio, Letendre estaba seguro de que la madre del cervatillo debía estar cerca. Pero después de buscarla, no pudo encontrarla y entonces recordó haber visto a un ciervo atropellado por un coche en una carretera cercana. Se dio cuenta de que el cervatillo había perdido a su madre.
Llegados a este punto, Letendre tomó cartas en el asunto, con el objetivo no de convertir al cervatillo en su mascota, sino de criarlo y ayudarle a crecer hasta hacerse independiente, para que pudiera vivir libremente en la naturaleza.
«Puse una botella de leche con algo para que la cría [de ciervo] mamara, en el comedero de pájaros», dijo. «Y lo dejé allí, pero, ya sabes, estos animales, tienen un muy buen [sentido del] olfato».
Hada no perdió el tiempo y empezó a beber la leche que le había dejado. «Para mí era la prueba de que la habían abandonado, de que no tenía madre, le hubiera pasado lo que le hubiera pasado», dijo. «Debía de estar muy hambrienta».
Mira a Hada bebiendo leche de un biberón atado a un comedero para pájaros:
(Cortesía de Jeff Letendre)
Luego de cuidar de Hada durante varios meses, Letendre le encontró una nueva madre y un nuevo rebaño, pero al principio la hembra adulta rechazó a Hada. A pesar de ello, Letendre insistió y, al final, la nueva manada la aceptó.
«Se dieron cuenta de que cada vez que ella estaba allí recibían un tentempié», explica. «Así que al final la aceptaron, y se unió a ellos durante todo el invierno».
Cuando Hada creció, Letendre siguió alimentándola y manteniéndola a salvo, pero nunca intentó domesticarla. «Nunca la metí en casa», dice. «Siempre estaba libre para vagar por la tierra. Esperaba que durmiera cerca de casa, y así fue».
Letendre dice que quiere y «respeta siempre» a su pequeña Hada.
«Incluso cuando la cepillo, cuando la acaricio, cuando le doy un beso… Nunca, nunca intento presionarla», dice. «Por eso, cada vez que me ve, corre hacia mí. Me quiere porque se siente cómoda y segura, sabe que respeto sus límites y que su libertad es mi prioridad número uno».
A la pregunta de por qué eligió llamarla Hada, respondió: «Para mí era mágica. Era como un ser mágico, como una princesa Disney salida del bosque».
Vea a Hada y Letendre pasando tiempo juntos:
(Cortesía de Jeff Letendre)
Ayudar a Hada no fue la primera incursión de Letendre para ayudar a la fauna que le rodea. También rehabilita mapaches, y cuidar de estos animales le da una nueva perspectiva de la naturaleza.
«Creo que, como ocurre con la mayoría de los animales, si los escuchas, no intentas presionarlos ni quitarles su libertad, sienten que pueden estar a tu lado», afirma.
Dice que si haces esto, «naturalmente, se pegarán a ti».
Las experiencias de Letendre hablando y comunicándose con animales le han explicado que son seres sensibles.
«Si tienes un gato o un perro, te das cuenta de que puedes mantener una conversación con tu perro con intención, normalmente reaccionan a ella», dijo Letendre. «Parece que entienden la emoción que intentas transmitirles».
Dice que éste ha sido el caso de Hada.
En la actualidad, Letendre sigue viendo a Hada, aunque vive separada de él. Y últimamente, dice, Hada incluso trajo con ella a otros amigos ciervos. Letendre espera que cuando vuelva después del invierno, pueda ser madre, lo que le dará muchas satisfacciones.
Para cualquiera que haya encontrado un animal herido o huérfano y quiera ayudarlo, Letendre dice que entregarlo a las autoridades locales no siempre es la mejor opción. Pero también reconoce que no todo el mundo tendrá la experiencia o los recursos que él tiene porque lleva tiempo ayudando a animales.
«Yo llamaría a un rehabilitador y pediría orientación por Internet, porque es lo mejor para los animales si no sabes cómo tratarlos», afirma.
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