Una brutal tormenta invernal azotó el mes pasado el oeste de Estados Unidos, desde Arizona hasta Wyoming, dejando a muchos automovilistas atrapados durante largas horas en medio del frío y con coches abandonados en las carreteras.
Veinte conductores atrapados en una tormenta de nieve en el estado de Washington el 22 de febrero tienen que dar las gracias a un par de héroes locales por sacarlos de allí.
El conductor de Uber Alec Higley, de 27 años, de La Center, se dirigía a ver a un cliente cuando quedó atrapado en el tráfico en la salida del bulevar Columbia de la avenida 82 durante la tormenta.
Profundos surcos en la carretera helada hicieron imposible conducir para muchos.
Procedió a llamar a su mejor amigo desde la guardería, Jonathon Gilbert, de 27 años, aficionado a los todoterrenos y propietario de Honest Jon’s Auto.
Gilbert no necesitó que le pidieran que ayudara a un amigo.
«Ni siquiera le pedí que viniera a ayudar; simplemente se ofreció», dijo Higley a The Epoch Times. «Fue a La Center a ayudar a su familia y me dijo que estaba de camino. Incluso trajo comida».
Higley llevaba atascado unas siete horas cuando Gilbert llegó en su Pathfinder a las 11 de la noche.
Sacó sus correas de remolque y se puso manos a la obra para ayudar a sacar el Tesla 3 de Higley.
Entonces, al ver a todos los demás automovilistas varados, decidieron quedarse y ayudarles. Gilbert dijo que no tenía ningún lugar importante para estar de todos modos.
(Cortesía de Alec Higley)
«Procedió a remolcar más de 20 coches», dijo Higley. «Incluso intentó subir el semirremolque por la colina y consiguió moverlo lo suficiente para abrir la rampa de salida y despejar la autopista a docenas de otros vehículos que llevaban horas esperando para pasar».
Ayudar a su comunidad es algo natural para Gilbert.
«Creo que si tienes la capacidad de ayudar a alguien debes hacerlo», declaró al periódico. «También soy un entusiasta de los 4×4. Había tantos coches que era una especie de llamada del deber».
«Estuvimos hasta las 6 de la mañana ayudando a los conductores, unas 7 u 8 horas en total».
Sus esfuerzos tuvieron un efecto de bola de nieve. Con esos coches fuera del camino, unos 20 conductores más pudieron despejarlo y tomar la rampa de salida.
Estaban «increíblemente agradecidos y felices» de volver a casa, dijo el mecánico.
El negocio de Gilbert tiene fama de ofrecer el «servicio más amable» con los «costos más bajos de la zona». Tampoco cobra gastos generales como los talleres tradicionales.
Higley destacó los logros de Gilbert en todoterreno.
«[Él] tiene mucha habilidad con cualquier cosa que tenga que ver con vehículos», dijo Higley, añadiendo que Gilbert puede «arreglar y construir cualquier cosa».
La participación de Gilbert en el Gambler 500, un rally todoterreno de larga distancia con sede en Oregón, le ayudó a ayudar a su comunidad.
«Siempre ha hecho un trabajo bueno y honesto a buen precio», añadió Higley. «Ha hecho trabajos gratis para amigos necesitados y siempre está dispuesto a ayudar a quien pueda en cualquier oportunidad que tenga».
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