Hace casi 30 años, el Dr. Stuart Hameroff y el físico Sir Roger Penrose se unieron para responder la controvertida pregunta: ¿qué es la conciencia? Su respuesta llamó la atención de filósofos y científicos de todo el mundo, de los cuales algunos rechazaron sus hipótesis. Pero en los últimos años, ciertos estudios confirman que están más cerca de conocer la verdad de lo que se cree.
La hipótesis de Penrose-Hameroff de reducción objetiva orquestada (“Orch OR”), explica que la conciencia depende de procesos cuánticos en el cerebro realizados por microtúbulos situados dentro de las neuronas que funcionan de manera orquestada, según Sciencedirect.
La esencia de nuestra conciencia, de nuestra alma, está contenida dentro de estas estructuras llamadas microtúbulos dentro de las células cerebrales, informó a Daily Mail, y los microtúbulos del cerebro actúan como computadoras cuánticas, procesando vibraciones para que podamos usarlas.
Desde este punto de vista, la conciencia es una característica intrínseca de la acción del universo.
Nuestras almas son más que la interacción de las neuronas en el cerebro. De hecho, están construidos a partir de la estructura misma del universo y pueden haber existido desde el principio de los tiempos.
Con esta teoría la creencia budista e hindú que la conciencia es una parte integral del universo puede dejar de ser un simple idealismo filosófico.
En pocas palabras, la conciencia son las vibraciones en la estructura del universo y que nuestro cerebro puede decodificar.
Imagina que estás eligiendo comer una manzana o una naranja. De acuerdo con algunos físicos teóricos, cuando eliges comer una manzana, una realidad alternativa que es aquella en la que comiste la naranja, en lugar de eso se disuelve y continúa existiendo por separado.
La ciencia convencional generalmente reduce la conciencia a la interacción de las neuronas en el cerebro. Trata al cerebro como una computadora ordinaria y a cada neurona como un bit de uno o cero.
Los microtúbulos parecen «saber» mucho
La complejidad e importancia de los microtúbulos en las neuronas está bien descrita por Jon Lieff, un médico educado en Yale y Harvard. «En las neuronas, los microtúbulos responden instantáneamente a los eventos mentales y construyen y derriban constantemente estructuras elaboradas».
Los microtúbulos pueden ser los cerebros de la célula, en particular las neuronas, que funcionan como un conjunto.
Si los microtúbulos estropean la división celular, aunque sea un poco, pueden causar cáncer y mal desarrollo. Cuando Hameroff estaba en la escuela de medicina aprendiendo sobre microtúbulos, se preguntó cómo podían «saber» los microtúbulos con tanta precisión.
Todo esto, junto con otras características de los microtúbulos, llevó a Hameroff a la hipótesis de que son «el asiento de la conciencia en el cerebro». Él los describió como un «puente psicofísico».
Con estas creencias, el Dr. Hameroff sostiene que en una experiencia cercana a la muerte los microtúbulos pierden su estado cuántico, pero la información dentro de ellos no se destruye. En cambio, simplemente abandona el cuerpo y regresa al cosmos, indicó a Daily Mail.
«Si el paciente es resucitado, revivido, esta información cuántica puede volver a los microtúbulos y al paciente», dijo el Dr. Hameroff. «Tuve una experiencia cercana a la muerte».
Hameroff dijo que «si no se reviven, y el paciente muere, es posible que esta información cuántica pueda existir fuera del cuerpo, tal vez indefinidamente, como un alma».
Otro estudio importante en apoyo de su teoría fue realizado por el Dr. Roderick G. Eckenhoff de la Universidad de Pensilvania, quien descubrió que los anestésicos funcionan sobre los microtúbulos para dejar inconsciente a la persona, indicó ACS Publication.
La ciencia convencional no ha explicado suficientemente cómo funcionan los anestésicos, dijo Hameroff.
Comúnmente se considera que los anestésicos funcionan con proteínas en las membranas de las neuronas, dice Hameroff, pero, «el problema es que algunos anestésicos los abrirán, otros los bloquearán, otros los harán más activos y caóticos, no hay un efecto consistente. Algunos anestésicos no se unen a todos estos receptores. Entonces no hay un mecanismo unitario».
Él propone que los anestésicos inhiben los procesos cuánticos en los microtúbulos y el estudio de Eckenohoff proporciona soporte para esta hipótesis.
En el 2013, Hameroff publicó un artículo en la revista Brain Stimulation que muestra que el ultrasonido aplicado al cráneo puede mejorar el estado de ánimo de una persona. La idea es enviar literalmente buenas vibraciones a los microtúbulos de una persona.
Hameroff está llevando a cabo investigaciones en ratones para tratar las lesiones cerebrales y las adicciones, y espera pronto comenzar a realizar estudios clínicos en humanos. Otras aplicaciones como el tratamientos para el dolor crónico y el Alzheimer, dijo el científico.
Resistiendo a décadas de críticas, Hameroff y Penrose mantienen su teoría Orch OR que da sustento a lo que durante años científicos consideraron como superstición o simple idealismo.
Stuart Hameroff expuso esta teoría en Beyond the Brain, una conferencia anual celebrada por Scientific & Medical Network, del 28 al 29 de octubre de 2017 en Regent’s University London. La Red Científica y Médica describe la conferencia: «Beyond the Brain» como la principal serie de conferencias del mundo que explora nuevas investigaciones sobre si la conciencia y la mente se extienden más allá del cerebro y el cuerpo físico y cómo lo hacen. El evento de este año cubrió experiencias cercanas a la muerte, la sensación de ser mirado, la percepción extra-sensorial, la tecnología y la conciencia, la magia y la conciencia cósmica».
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¡Qué gran experiencia de la vida real para ese niño! No encuentras eso en una juguetería
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