La fe y la perseverancia es una cualidad del ser humano que puede sostener la esperanza en los momentos más duros, y una mujer de Florida se mantuvo firme y en 12 años no perdió la confianza de encontrar a su perrita perdida.
En febrero de 2007, Katheryn Strang se encontraba trabajando cuando su hijo de 12 años dejó la puerta de la casa abierta y su pequeña fox terrier americana salió para no volver a ser vista por la familia. «Lloré tantas noches sin ella», recordó Kat en entrevista a CBS News.
Dutchess fue encontrada temblando y hambrienta debajo de un cobertizo en la ciudad de Pittsburgh, el hombre que la descubrió la llevó al refugio Humane Animal Rescue, donde le detectaron un microchip que la vinculaba con Katheryn.
Katheryn tuvo que conducir más de 18 horas para encontrarse con Dutchess, pero valió todo el esfuerzo. La última vez que vio a su pequeña perra fue cuando esta tenía dos años, y ahora se reencontraba con ella a sus 14 años.
El refugio que recibió a Dutchess grabó el emotivo reencuentro y comentó:
«No estamos llorando, tú estás llorando! Es por esto que hacemos lo que hacemos».
Una vez que Katheryn supo que Dutchess estaba extraviada, pegó carteles de «perro perdido» en su ciudad y pasó meses visitando el refugio local esperando noticias de su pequeña.
Es difícil saber donde o con quién estuvo el can en todo este tiempo, cómo sobrevivió y si recibió cariño de alguien. Y la incógnita mas grande es no saber cómo llegó a una ciudad a 1600 km de distancia de su casa.
Katheryn nunca dudó que encontraría a Dutchess, y para mantener activo el microchip de la pequeña perra, pagó anualmente 15 dólares.
«Tenía esperanza porque pagaba ese microchip todos los años», dijo Katheryn, «no iba a renunciar a la esperanza», agregó.
Cuando los empleados del refugio en Pittsburgh encontraron el microchip en Dutchess, pensaron que Katheryn se había mudado a esa ciudad, pero al contactarla la sorpresa fue que aún estaba en Florida, publicó The Washington Post.
«Toda la historia se desarrolló mientras estábamos hablando por teléfono», explico Fisher, la encargada del refugio que unió a Katheryn y su peluda amiga. «Y estábamos igualmente emocionados, conmocionados y sorprendidos», agregó.
Uno de los grandes peligros que enfrentan las mascotas es perderse, así que la medida que tomó Katheryn de implantarle un microchip a Dutchess fue determinante para encontrarla.
La implantación de un microchip para un perro o un gato se hace mediante inyección subcutánea en la línea media dorsal, craneal y al omóplato, y el procedimiento lo debe hacer un veterinario con licencia.
Los comentarios en redes sociales expresaron su admiración por tan inusual evento:
«¡Eso es tan increíble! ¡Espero que Dutchess haya tenido una buena vida los últimos doce años! Dulce bebé», comentó un usuario asombrado.
«¡Wow, 12 años! ¡Si tan solo ella pudiera contar las historias de todos esos años! ¡Felices de que estén juntos de nuevo!», agregó otro usuario.
Sin pudiera hablar, seguramente Dutchess tendría varias historias que contarle a su familia, empezando por cómo llegó tan lejos de su hogar.
Un perro quedó atrapado en un hueco debajo de un edificio y nadie se había dado cuenta
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