Mientras miles de personas abandonan Ucrania dejando atrás a sus familias, otras tantas quisieron quedarse para defender a su país, y otros simplemente decidieron permanecer en casa aunque su vida corra peligro.
Ante la invasión a gran escala de los militares rusos a Ucrania, que empezó el jueves 24 de febrero, miles de personas, en su mayoría mujeres y niños, se han visto forzados a abandonar su hogar y buscar refugio en los países vecinos, dejando atrás a sus seres queridos.
Tal es el caso de Tania Boryslavska, quien tuvo que partir con sus dos hijas pequeñas hacia Polonia sin su esposo.
«Él me dijo: ‘Tania voy a salvar nuestro hogar'», aseguró la mujer en un video de la BBC, mientras le prometió que él también se salvaría.
Para su familia, el momento de la despedida fue el más difícil. “Mi hija mayor estaba llorando cuando se despidió de él en el tren, y todos en el tren lloraban, yo también lloraba cuando nos despedimos de mi esposo, porque no sabemos cuándo lo volveremos a ver”.
Olga Iatskevych, que también tuvo que dejar todo atrás, aseguró que partió de casa con sus dos hijos sin saber a dónde ir dejando a su esposo y a sus padres, quienes decidieron permanecer en casa.
«En mi caso, mis padres que están jubilados se quedaron. Ellos simplemente no se animaron a irse. [Mi mamá] dijo que si ve algún tanque, algún vehículo, saldrá a hacer lo que pueda», dijo Iatskevych al medio. «Esa es la forma en que ella va a proteger su tierra. Ella se quedará allí».
Algunas mujeres jóvenes también decidieron permanecer en el país para ayudar.
Olena Skolan, artista y empresaria, sintió que debía quedarse y apoyar: «Cuando escuché las explosiones decidí que estaba lista», dijo a The Irish Times. «Soy una mujer adulta, estoy saludable y es mi responsabilidad».
Por otra parte, los funcionarios del hospital principal de la ciudad de Mariupol se sorprendieron al recibir a cientos de personas que llegaron a las instalaciones a donar sangre para ayudar a los heridos, mientras las tropas rusas rodeaban la ciudad.
«El hospital trata a las víctimas militares y civiles con las lesiones más graves y potencialmente mortales», dijo Mavrov Volodymyr Georgiyovyc, director del centro de transfusión de sangre, a Aljazeera. «Mientras que la sangre donada también se envía al hospital militar cercano», destacó.
Nik, un joven de 28 años, dijo al medio que «nunca dejará su ciudad sin importar lo que se avecina y que hará todo lo necesario para ayudar a su gente».
“No sé cómo empuñar un arma, pero al menos puedo donar mi sangre de esta manera. No estamos luchando por la tierra, el dinero o la fama, Ucrania está luchando por nuestra gente que está en problemas», agregó. «Si la comunidad internacional no actúa hoy y brinda la mayor protección posible, su país será el próximo”.
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