La vida puede cambiar en un instante, y a veces nos enfrenta a desafíos que parecen imposibles de superar. A pesar de enfrentar innumerables pruebas, incluyendo acoso, soledad y pensamientos suicidas, este hombre encontró la fuerza para seguir adelante y construir una vida llena de propósito y gratitud.
Un hombre de Florida que sufrió quemaduras en el 98% de su cuerpo en un horrible accidente cuando era niño, y al que se le dio solo un 1% de posibilidades de sobrevivir, salió adelante contra todo pronóstico. Hoy es un padre cariñoso de dos hijas y expresa su gratitud a Dios por todo lo que hay en su vida.
Chris Tomlinson, de 39 años, nació en Florida. Cuando solo le faltaban dos meses para cumplir los dos años se quemó en una explosión de gas accidental en su propio patio.
Chris contó con detalle el incidente a The Epoch Times: «Estaba jugando fuera y mi madre me estaba mirando. Se dio la vuelta durante una fracción de segundo y, cuando se volvió, yo ya no estaba. Me había metido en el cuarto de servicio donde guardábamos las herramientas de jardín y demás. Allí había un bidón de gasolina».
El curioso niño tiró entonces del bidón de gasolina. Lo empapó y soltó los gases. Al encender el calentador de agua de la habitación, el piloto encendió los humos y la gasolina, y Chris quedó envuelto en llamas.
«Mi madre me encontró y trató de sacarme, pero me seguía tocando la piel», dijo. «Al final consiguió agarrarme y sacarme».
Los vecinos de Chris que fueron testigos de la tragedia que se desató llamaron al 911 y luego fue trasladado en helicóptero al Hospital General de Tampa.
A la devastada familia de Chris le dijeron que tenía un 1% de posibilidades de sobrevivir. Además, era la persona más joven en sufrir quemaduras de «tercer grado o peores» en el 98% de su cuerpo. Al oír esto, su familia estaba asustada y triste, pero se reunió con sus amigos para rezar, desesperados por un milagro y con la esperanza de que sobreviva a esto.
«Dependían en gran medida de su fe en Dios», sostuvo Chris.
Cuando Chris tenía 5 años, él y su familia se trasladaron a Massachusetts, donde recibió tratamiento en el Instituto Shriner de Quemados de Boston. Sin embargo, debido a su condición, la vida fue dura para el pequeño. A día de hoy, Chris no tiene ni idea de cuántas cirugías tuvo que soportar, pero afirma que cuando tenía 13 años su madre «perdió la cuenta con 200».
Chris recuerda poco de su temprana recuperación, pero sabe que pasaba la mayor parte de sus vacaciones de verano en el hospital y que no podía hacer la mayoría de las cosas que hacían otros niños.
«Los medicamentos me hacían sentir muy mal, era desagradable, y eso me asustaba más que las propias cirugías», recuerda. «Odiaba los cambios de vendas porque siempre se me pegaban a las heridas, y era increíblemente doloroso tener la carne viva arrancada y expuesta al aire».
De preadolescente, Chris recuerda que jugaba con sus juguetes, intentando ser un niño normal, y aunque había algunos niños que le decían cosas, no le molestaba.
En la adolescencia, el rechazo de sus compañeros y sus limitaciones físicas empezaron a pasarle factura.
«Quería ser como los demás chicos, hacer deporte y tener buen aspecto», explicó. «Incluso tuve tendencias suicidas en algunos momentos de mi adolescencia porque no aceptaba ni podía aceptar mi aspecto. Muchas veces escondía mi cara en mis sudaderas, y mantenía las mangas sobre mi mano y mi nariz… Me daba demasiada vergüenza que me vieran».
Incluso empezó a evitar a la gente, o los pasillos con gente en ellos, y no asistía a eventos en los que había adolescentes.
Chris creció en un hogar lleno de fe. Después de asistir a un campamento cristiano a los 13 años, su propia fe se intensificó y le dio consuelo. Aunque admite que luchó contra sus diferencias, seguía teniendo «fe en Dios de que hay una razón por la que sucedió».
Chris volvió a sentir la mano de Dios cuando dio la bienvenida a dos hijas: Nevaeh, «Cielo» deletreado al revés, que ahora tiene 18 años; y Trinity, que ahora tiene 15 años. Pero su fuerza fue puesta a prueba una vez más cuando su esposa, con la que compartió más de 14 años, lo dejó solo al cuidado de las niñas.
Se sintió «horrible, abandonado, utilizado» e «increíblemente deprimido», creyendo que si hubiera sido diferente, su mujer no lo habría dejado. Tenía miedo de criar a sus hijas solo, temiendo no poder mantenerlas, ni económica ni emocionalmente.
Chris recibía una ayuda económica del SSI, pero no era mucho, y él y sus hijas tenían que tener cuidado con lo que gastaban, hacer que la comida rinda y contentarse con lo poco que tenían.
«Mis hijas fueron, y son, increíbles», dijo Chris, refiriéndose a los momentos difíciles que sus hijas tuvieron que soportar «Dieron un paso adelante igual que yo».
Se independizaron más rápido que la mayoría de los jóvenes y ayudaron a Chris con cosas que él no podía hacer por sus limitaciones físicas. También lo ayudaron a tomar decisiones sin su madre y lo apoyaron cuando estaba deprimido, e incluso se enfrentaron momentos de mucho miedo cuando estuvieron por un tiempo sin hogar.
«Rezábamos juntos y nos apoyábamos mutuamente», recordó Chris. «Me apoyé y acudí a Dios más que nunca… Realmente creo que no estaría vivo sin la ayuda de Dios».
Mientras Chris aprendía a ser padre de dos niñas, su madre y su hermana también ayudaron con las cosas que él no podía manejar. En 2019 se mudaron a Florida para estar cerca de su familia.
A lo largo de su vida, Chris ha tenido un inmenso apoyo familiar.
Sin embargo, siempre ha luchado por encontrar un trabajo remunerado debido a su aspecto.
«Me han dicho que no puedo escribir a máquina, que no puedo hacer cosas en un ordenador con una sola mano. Me han dicho que mi aspecto no es una buena imagen para su empresa».
«Mi salud también está relacionada con la falta de trabajo; hay días en los que mis dolores articulares son tan fuertes que no puedo moverme mucho y necesito descansar, y hay días en los que mi mano izquierda sufre calambres porque tengo que hacer todo con esa única mano», continuó. «Mi salud mental también se resiente, por el trastorno de estrés postraumático, por las cirugías o por la forma en que me trataron algunos en mi pasado».
No obstante, se mantiene ocupado ayudando a reparar ordenadores y teléfonos a personas que lo necesitan.
A pesar de sus dificultades de toda la vida, lo que realmente inspira a Chris es escuchar cómo su historia es capaz de ayudar a otros. Ha recibido tantos mensajes de desconocidos diciendo que su historia les da esperanza que animar a otros a encontrar la luz se ha convertido en parte de su viaje el
Chris incluso compartió un testimonio en video en las redes sociales, llegando a miles de personas.
«Quiero ayudar a la gente a saber que todavía hay esperanza en medio de la oscuridad», dijo a The Epoch Times. «Todos pasamos por diferentes luchas en nuestras vidas, pero podemos usar eso para fortalecer y ayudar a otros».
Para aquellos que están luchando contra sus propias dificultades en la vida, Chris aconseja: «No dejes que la negatividad habite en tu mente y te consuma; ¡abraza tus diferencias! Hay una razón por la que eres así. Tienes una llamada superior de Dios para mostrar a este mundo que la belleza no está en el exterior, sino realmente en el interior».
El mensaje duradero de Chris es que no estamos solos.
«¡Dios está contigo!», dijo. «Apóyate en Él y nunca, nunca te abandonará».
Esta extraordinaria historia de superación nos recuerda que la verdadera belleza reside en el interior y que cada uno de nosotros tiene un propósito único en la vida. A través de su experiencia, este hombre encontró una nueva misión: inspirar a otros a encontrar esperanza en medio de la oscuridad.
Su mensaje perdura como un faro de luz para aquellos que enfrentan dificultades, recordándonos que no estamos solos en nuestras luchas y que, con fe y perseverancia, podemos superar incluso los desafíos más abrumadores. Su vida es un testimonio de que, a pesar de las circunstancias más difíciles, siempre hay razones para mantener la esperanza y la gratitud.
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