Una mujer con cáncer terminal cumplió uno de sus deseos, logrando que sus ojos se “iluminaran” una vez más al despedirse de su querido caballo y sus dos perros desde la cama donde pasó sus últimos días.
Jan Holman, una mujer de 68 años de edad que residía en Chester, una ciudad al noroeste de Inglaterra, fue diagnosticada con cáncer terminal de intestino hace unos meses. Durante las últimas semanas de su vida, vivió en el Hospicio Good Shephard de Backford en Chester, donde dan cuidados paliativos a personas con enfermedades terminales.
Desde hace cinco semanas que ingresó en el hospicio, Holman permaneció en el lugar, sin poder ver nuevamente a “unos amigos muy especiales”, sus dos perros King Charles Spaniel, Monty y Rowly, y a su caballo de 10 años, Bob, informó el hospicio en una publicación de redes sociales.
Pero tras su llegada a Good Shephard, el equipo la ayudó a conceder uno de sus últimos deseos: poder ver nuevamente a sus queridas mascotas. Aunque Holman ya no podía levantarse de su cama, las enfermeras llevaron la cama hasta las puertas del patio, donde el equipo de la caballeriza de Bob, lo acercaron para tener “un reencuentro muy emotivo entre caballo y jinete”.
Su emoción y alegría al ver nuevamente a sus animales fue un gesto conmovedor que le “iluminó la cara” inmediatamente. Jan pudo darle incluso de comer algunas “golosinas” a su querido amigo desde la cama donde se encontraba.
“Bob sacó la cabeza por la puerta y acarició el cuello y el regazo de Jan y disfrutó a fondo de sus golosinas de zanahorias, plátanos y manzanas. La cara de Jan se iluminó en cuanto vio a Bob”, escribió en una publicación de FB el hospicio.
Monty y Rowly también fueron llevados hasta la cama de su dueña, para darle todo el cariño que necesitaba en aquel momento.
Dennis Holman, su esposo con quien Jan compartió 46 años de matrimonio, dijo que “nunca imaginó que podrían incluir a sus perros y al caballo en la lista de visitas”, pues volver a ver a Bob, particularmente, significaba mucho para ella.
«Estaba absolutamente encantada de verlos después de cinco semanas de ausencia», dijo su marido en una entrevista en el programa Good Morning Britain de ITV.
«El orden jerárquico de nuestro caballo es que los perros van primero, luego el caballo y después yo”, agregó.
Por su parte, Jan dijo en aquel momento que estaba realmente sorprendida por lo que habían hecho por ella, pues realmente su caballo era “una parte tan importante de su vida”.
«No puedo creer lo que el personal del hospicio ha hecho por mí. Hasta hace unas semanas seguía montando a Bob todos los días y es una parte tan importante de mi vida, y lo he echado tanto de menos”, dijo Jan.
“Sabía que era posible organizar la visita de mis perros”, señaló, “pero no esperaba que pudieran darme la oportunidad de ver a Bob una vez más».
Semanas después de la visita, el 11 de octubre, Jan falleció.
El hospicio explica que los cuidados paliativos no solo consisten en atender las necesidades clínicas de las personas, sino también sus necesidades emocionales y espirituales.
“Se trata de marcar la diferencia para nuestros pacientes y sus familias en todo lo que podamos”, escribió el hospicio.
Un emotivo encuentro y bellos momentos que pudo vivir Jan antes de partir, que además de alegrar sus últimos días de vida, pudieron dejar un grato recuerdo a sus seres queridos.
«Había un poco de luz en sus ojos, un poco de felicidad”, dijo Edwards, quien ayudó a transportar a Bob desde el establo hasta la cama del hospicio de Jan aquel día.
«Ver la sonrisa en su cara fue absolutamente maravilloso», dijo su esposo.
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