Una mujer australiana, con un doloroso trastorno crónico, empezó a tener miedo de utilizar su permiso de estacionamiento para discapacitados tras recibir comentarios sarcásticos de los conductores y notas ofensivas en su parabrisas.
Hannah Bennett, de 24 años, padece esclerosis múltiple (EM), pero algunos desconocidos se quejan que no tiene derecho a sus privilegios de estacionamiento porque no pueden «ver» su discapacidad.
«A menudo, la gente pasa conduciendo y uno se baja del auto en el lugar para discapacitados, que es muy obvio, y gritan algo así como: ‘Oh, no pareces muy discapacitada'», dijo Bennett a news.com.au.
«No tienen el valor de venir a decírmelo a la cara o dejar que se lo explique, simplemente pasan con el auto y lo gritan por la ventanilla».
La patóloga de Sídney suele estacionar más lejos y caminar la distancia extra hasta su destino —arriesgándose a un doloroso agravamiento de los nervios, que hace que sus piernas se sientan como si estuvieran «en llamas»— simplemente para evitar una confrontación molesta.
«Lo evito completamente a menos que sea absolutamente necesario», explica. «Me preocupan mucho las cosas que la gente dirá o hará o gritará».
Bennett tenía 20 años cuando se despertó ciega del ojo izquierdo. Le diagnosticaron EM recurrente-remitente, una enfermedad potencialmente incapacitante en la que el sistema inmunitario ataca las fibras nerviosas, lo que hace que el cerebro tenga problemas de comunicación con el resto del cuerpo.
«Había oído hablar de la esclerosis múltiple, pero no sabía mucho sobre ella. Me preocupaba estar en una silla de ruedas el resto de mi vida», dice Bennett, y añade que está «muy agradecida» por poder desenvolverse con un bastón.
Los medicamentos y la fisioterapia le han permitido a esta joven de 24 años controlar sus síntomas y mantener su independencia. Bennett obtuvo su permiso de estacionamiento un año después de recibir su diagnóstico.
Desde que aprendió a lidiar con la EM, Bennett quiere que los demás sepan que las personas discapacitadas no siempre muestran signos físicos evidentes. «Especialmente en el caso de la esclerosis múltiple, es muy importante para mí que la gente se dé cuenta que puede ser, literalmente, invisible», explicó. «[Puede ser] una persona perfectamente en forma, de aspecto perfectamente sano, una persona joven, pero que por dentro tiene mucho dolor».
Bennett comparte sus experiencias de vida con esta dolencia invisible en su página de Instagram, @rrmslife, donde ha acumulado un gran número de seguidores solidarios y con opiniones similares. Además se puso en contacto con la organización benéfica Kiss Goodbye To MS.
En mayo, Bennett se unirá a la carrera y caminata benéfica 50K, en la que los participantes se enfrentan al reto de recorrer 50 kilómetros (aproximadamente 31 millas) durante todo el mes para apoyar la investigación de la EM. Actualmente esta enfermedad no tiene cura.
Bennett pretende recaudar 2000 dólares australianos (aprox. 1530 dólares estadounidenses) caminando con su perro, Patch.
«Estoy dispuesta a superar esos 50 km durante el mes de mayo y dejar la esclerosis múltiple donde debe estar (…) ¡detrás de nosotros!», publicó.
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