Quienes conocen a la «Dama de la langosta» de Rockland, Maine, afirman que esta leyenda local de 101 años puede ser la persona más vieja del mundo que sigue pescando langostas, y no da señales de dejar de hacerlo.
Virginia «Ginny» Oliver ha vivido en la misma calle desde el día en que nació, el 6 de junio de 1920. Su difunto esposo, con el que pescó langostas durante décadas, era residente de esa calle cuando se casaron.
«Virginia empezó a pescar langostas con su hermano mayor cuando tenía 8 años», dijo Wayne Gray, de la Sociedad Histórica de Rockland, a The Epoch Times. «Ha estado pescando langostas de forma intermitente durante 93 años».
Virginia, una de tres hermanos, pasaba los veranos durante su infancia en una isla con su familia. Su padre dirigía un criadero de langostas y enviaba a Virginia, de 8 años, a timonear un barco langostero y a buscar ayuda provisional de las islas cercanas. Virginia también ayudaba a su padre a atender su negocio, vendiendo suministros y gasolina a los pescadores de langosta locales.
Hoy en día, Virginia tiene una hija y tres hijos que se dedican a la pesca de langosta, pero a sus 101 años no tiene previsto pasar el relevo. Ella y su hijo de 78 años, Max, han estado pescando langostas de junio a septiembre desde que el esposo de Virginia murió hace 15 años.
«Virginia tiene 200 trampas en el agua propias; Max tiene algunas más», dice Gray. «A los pescadores de langostas no les gusta decir cuántas langostas capturan en una temporada».
Después de levantarse a las 5 de la mañana, Virginia conduce su camioneta hasta Owl’s Head con Max tres veces a la semana para subir al barco de su difunto esposo, llamado «Virginia» en su honor. Al timón, impulsada por una fresca brisa marina frente a Andrews Island, Virginia está en su ambiente.
Madre e hijo forman un equipo eficiente: Max arrastra las redes y Virginia anilla las langostas.
A pesar de llevar más de nueve décadas en el mar, Virginia nunca se ha mareado y solo ha sufrido un accidente: una vez un cangrejo le mordió un dedo, tuvo que ir a urgencias y recibió varios puntos de sutura. Gray comentó: «Virginia bromeaba con eso, diciendo: ‘¡Ese cangrejo me habría arrancado el dedo si no tuviera un hueso!».
Virginia dijo a News Center Maine que dejó su trabajo en una imprenta de Rockland cuando se dio cuenta que la pesca de langostas era su pasión. Un día sorprendió a su esposo con la noticia.
«Tenía un patio lleno de ropa colgada», recordó. Y «Me dijo: ‘¿Cómo pudiste lavar la ropa? Creía que habías ido a trabajar’. Le dije: ‘¡Sí, pero acabo de dejarlo!’. (…) Voy a ir contigo'».
Virginia asegura que se jubilará cuando muera. Max elogió la determinación de su madre, diciendo: «Está bastante sana (…) está bien de todo».
La larga carrera de Virginia en la pesca de langostas incluso inspiró un documental, «Conversaciones con la Dama de la Langosta», filmado por Wayne Gray y Dale Schierholt de la Sociedad Histórica de Rockland. Al reflexionar sobre su historia, Virginia admite que, en un mundo cambiante, su vida es «totalmente diferente a la de la mayoría de la gente».
Además de dedicarse a la pesca de langostas, Virginia cocina comida casera para sus cuatro hijos todos los sábados por la noche, y es admirada por sus deliciosas donas y pasteles caseros. Su «secreto», dice, es mantenerse ocupada.
Virginia tiene previsto actuar como presidenta del desfile del Festival de la Langosta de Maine en 2022, momento en el que tendrá 102 años.
Cuando le preguntaron cuándo pensaba jubilarse, la mujer de 101 años respondió: «Cuando muera».
(Cortesía de Wayne Gray)
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