Una joven británica que viajó a Tanzania para trabajar como voluntaria en un orfanato rescató a 14 niños huérfanos, cambiando sus vidas para siempre.
Letty McMaster, de Tunbridge Wells, Kent, Londres, de 26 años, tenía solo 18 cuando decidió hacer un viaje por un mes a África, como voluntaria de un orfanato, pero termino quedándose tres años más para ayudar a los niños que había conocido , según Daily Mail.
Durante su estadía en Tanzania, McMaster se dio cuenta de que los niños estaban siendo abusados física y mentalmente por el personal, que solo los alimentaba una vez al día y se embolsaba el dinero en efectivo donado por los turistas.
Cuando el orfanato cerró en 2016, tomó la decisión de acoger a los nueve chicos que habrían quedado sin hogar. Sabía que debía darles un hogar, no iba a dejarlos solos a su suerte, contó al mismo medio.
“El abuso por el que estaban pasando los niños en el orfanato era horrible, vi el impacto que tuvo en los niños y supe de inmediato que algo tenía que cambiar”, dijo McMaster. «No podía dejarlos en esa situación, así que mi nuevo objetivo era conseguirles un hogar familiar», añadió.
La joven comenzó los trámites para a abrir su propio Hogar para niños en Iringa para los nueve chicos que quedaron sin hogar. Luego creo la Fundación Street Children Iringa, registrada en el Reino Unido, y ha acogido a otros cinco niños que conoció en las calles.
Tras siete años de lucha, se convirtió en la tutora legal de todos ellos, así como de los recientes cinco niños a los que ayudó.
“Soy como cualquier madre que cría adolescentes: me comprometí con ellos y me siento tan bendecida de tener dos familias», añadió.
McMaster sabe que es la figura materna en la casa, «algunos de los niños pequeños que nunca tuvieron una madre me ven como su mamá, pero la mayoría me ve más como una hermana mayor, ya que no soy mucho mayor que algunos de ellos”, dijo a Daily Mail.
La joven recordó que acababa de completar su bachillerato en 2013 cuando voló a Tanzania y tenía planeado ser voluntaria solo por un mes en el orfanato para después regresar a casa para asistir a la universidad.
«Elegí volar a Tanzania después de ver cifras que mostraban a cientos de miles de niños viviendo en las calles”, dijo. «Siempre había tenido en mente que quería ayudar a los niños de la calle”, pero que nunca esperó “terminar haciendo todo esto”.
Sin embargo, vivir la cruel realidad a la que los niños estaban sometidos y saber que el dinero que enviaban los occidentales para su educación no era utilizado para ese fin, fue suficiente motivo para cambiar sus planes.
“Muchos orfanatos son así: todo es solo un plan para hacer dinero y explotación de los niños», aseguró.
Cuando McMaster conoció a los niños ninguno asistía a la escuela, pero sus vidas cambiaron enormemente desde que se mudaron con ella. «Desde que tuvieron un lugar al que llamar hogar, todos se han destacado en educación y en todos los aspectos de sus vidas”, dijo.
Eliah, uno de los niños al que hallaron en las calles en pleno invierno con solo una camiseta, luego de que su madre falleció, ahora es uno de los 20 mejores alumnos de la escuela.
Fred, de 11 años, no había comido durante días cuando lo encontraron en un basurero. Se mudo al hogar en 2019 y luego fue aceptado en una prestigiosa academia de fútbol.
Iddy, perdió a sus padres a los 2 años y pasó la mayor parte de su vida en las calles, con las pandillas. Actualmente es un talentoso boxeador y músico, cuya música se escucha en las estaciones de radio locales.
Otro de los niños, Gosberth, «ahora está estudiando en una de las mejores escuelas privadas del país y es el alumno número uno de su año», dijo McMaster.
Eva, de 19 años. «es la presidenta de su año, en la universidad. Le está yendo muy bien y tiene una pasantía voluntaria en una ONG internacional».
Razarlo, por su parte, está estudiando para ser guía turístico en el parque nacional.
A pesar de todas estás historias de éxito, McMaster está consciente de que debido a las experiencias traumáticas de los chicos, «necesitan tiempo para adaptarse a la casa, a la vida familiar y a las rutinas» y eso puede llevar algo de tiempo «dejar atrás el comportamiento de la calle”, explicó.
Sin embargo, el esfuerzo no ha sido en vano: «Ver su impulso, determinación y éxito es lo que hace que valga la pena todo el equilibrio que tengo que hacer», dijo.
«Quería que tuvieran una vida familiar normal y la organización benéfica ha ayudado a pagar los gastos de la casa y los alimentos, así como las necesidades médicas y educativas».
La joven sabe que asegurar la financiación del hogar para mantenerlos no es facil. McMaster vive en Iringa con los niños nueve meses al año, y vuelve a Reino Unido el resto del año para recaudar fondos a través de eventos patrocinados y un baile benéfico anual.
Aunque trabaja jornadas de 12 horas, pudo graduarse con un título en Estudios del Desarrollo de la Universidad de SOAS, Londres, mientras cumplía su misión con los niños.
Actualmente McMaster, también tiene otro hogar para los niños de la calle que abre tres días a la semana. En él se les brinda alojamiento, alimentos y recursos.
Todas las noches, acompañada de los niños mayores de su casa, sale a la calle en busca de niños sin hogar. “Siempre hay más niños que necesitan ayuda aquí en Tanzania”, dijo McMaster.
La madre de 14 hijos, sabe que si los ayuda no “quedaran atrapados en pandillas, violencia, drogas y actividades delictivas, con el riesgo de ir a la cárcel o incluso morir”.
«Durante los próximos cinco años, mi plan es ayudar a tantos niños como sea posible a dejar las calles», dijo.
Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.
Descubre a continuación
Niño fue separado de su mamá a los 12 años pero nunca perdió la fe de volverla a ver
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.